El primer contingente de tropas espa?olas llega a Kosovo e instala su cuartel general en Istok

Como hace siete a?os en Bosnia-Herzegovina, donde todav¨ªa siguen las tropas espa?olas, la Legi¨®n entr¨® ayer en Kosovo. A las dos de la tarde, el primer convoy, integrado por 17 Blindados Medios de Ruedas (BMR) y cuatro Nissan, con 120 militares, cruz¨® la frontera macedonia de Blace. A lo largo de la tarde, un total de 70 veh¨ªculos -30 de ellos BMR- y tres centenares de soldados, la mayor¨ªa legionarios, se incorporaron escalonadamente al nuevo cuartel espa?ol de Istok, al noroeste de una provincia que formalmente pertenece todav¨ªa a Serbia.

En comparaci¨®n con los contingentes de otros pa¨ªses, los efectivos espa?oles son pocos (1.200 en total) y llegan tarde. El saludo de algunos campesinos y ni?os desde las cunetas de las carreteras es todo lo que queda de la explosi¨®n de j¨²bilo con que los albanokosovares recibieron a los militares brit¨¢nicos, franceses, alemanes y estadounidenses hace ya dos semanas. Pero no por ello su incorporaci¨®n resulta menos oportuna. Ayer era una jornada especialmente se?alada. Se conmemoraba el 610? aniversario de la batalla de Kosovo Polje (1389), que Milosevic utiliz¨® hace una d¨¦cada como catalizador del m¨¢s exaltado patriotismo serbio, pero sobre todo era el d¨ªa K+7 del acuerdo de desmilitarizaci¨®n firmado hace una semana por los mandos de la guerrilla del ELK y los de la OTAN. Eso significa que, a partir de la pasada medianoche, ning¨²n miliciano albanokosovar (salvo los comandantes de alto nivel y tres escoltas) puede llevar armas, uniforme o insignias militares fuera de las denominadas "¨¢reas de reuni¨®n", una especie de reservas donde se deben concentrar los guerrilleros y cuyas dimensiones han sido objeto de correosa negociaci¨®n hasta ¨²ltima hora.

Una de dichas reservas estar¨¢ precisamente a las afueras de Istok, en cuya c¨¢rcel al menos 97 reclusos fueron presuntamente asesinados por los serbios tras el bombardeo de la OTAN, y se convertir¨¢ en el principal dep¨®sito de armamento del ELK de esta parte de Kosovo. Por tanto, desde hoy mismo, apenas deshecho el petate, los soldados espa?oles deber¨¢n empezar a comprobar si los milicianos albanokosovares est¨¢n cumpliendo su compromiso de no circular con armas ni uniformes por las calles y carreteras y preparar el almacenamiento de las armas, que quedar¨¢n sometidas a su inspecci¨®n y custodia.

El hecho de que un representante del ELK saliera a ayer a recibir al teniente coronel Pedro Garc¨ªa Val¨®n, cuando lleg¨® a Istok, al frente de la 7? bandera del Tercio Don Juan de Austria de la Legi¨®n, tras cinco horas de viaje a trav¨¦s de Kosovo, constituye un buen presagio. No lo es tanto que varias columnas de humo, procedentes de casas de serbios incendiadas, se elevaran al cielo mientras hac¨ªan su entrada en el pueblo los blindados espa?oles.

Para el general Mauro del Vecchio, jefe de la brigada de Kfor (Fuerza de la OTAN para Kosovo) en la que se integran los soldados espa?oles, su llegada constituye un alivio. Los militares a sus ¨®rdenes, que hasta ayer sumaban 2.800, menos de la mitad de los previstos, se han mostrado insuficientes para cubrir un ¨¢rea de responsabilidad que abarca la quinta parte de la provincia y, sobre todo, impotentes para frenar las amenazas y actos de violencia contra la minor¨ªa serbia que todav¨ªa no ha tomado el camino del exilio.

En Istok y su zona circundante, donde antes de la guerra viv¨ªan 65.000 personas, residen actualmente unos 500 vecinos, aunque el goteo de refugiados albanokosovares que regresan aumenta cada d¨ªa esta cifra.