El pueblo sin Estado del "turco de las monta?as"
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Para el Estado fundado por Mustaf¨¢ Kemal, Atat¨¹rk s¨®lo son los "turcos de las monta?as". Pero los m¨¢s de 20 millones de kurdos diseminados en la encrucijada del este de Anatolia con Oriente Pr¨®ximo y el C¨¢ucaso constituyen el mayor pueblo sin Estado de todo el planeta. Pastores, guerreros de clanes enfrentados entre s¨ª, fundan su moderno nacionalismo en el mito hist¨®rico de los reinos medas y en el culto religioso a Zoroastro. Los kurdos se han alzado en armas repetidas veces a lo largo de este siglo contra las fronteras impuestas por los vencedores que se repartieron los restos del el imperio Otomano tras la IGuerra Mundial. Las mismas potencias que les prometieron en 1921, en el tratado de S¨¨vres, un Estado independiente, para desdecirse de su palabra dos a?os m¨¢s tarde en Lausana.
?ste ha sido desde entonces el sino de los kurdos, m¨¢s de 10 millones de los cuales viven en Turqu¨ªa. S¨®lo una carambola de la historia, la derrota de Sadam Husein en la guerra del Golfo, permiti¨® hace siete a?os el nacimiento de un territorio aut¨®nomo kurdo en el norte de Irak, donde, por cierto, las facciones tribales se enfrentan a tiros entre s¨ª.
La cuesti¨®n kurda, sin embargo, sigue siendo una pesadilla para las canciller¨ªas occidentales, y el principal obst¨¢culo para el acercamiento de Turqu¨ªa a Europa.
Millones de ciudadanos turcos se ven privados del derecho a recibir educaci¨®n en su lengua materna, a disponer de medios de comunicaci¨®n en su propio idioma, a alcanzar, en fin, una m¨ªnima autonom¨ªa pol¨ªtica.
La rebeli¨®n del Partido de los Trabajadores del Kurdist¨¢n (PKK), lanzada por Abdal¨¢ Ocalan hace 15 a?os, s¨®lo ha servido para exacerbar el centralismo de Ankara y para desencadenar un despliegue militar que ha convertido el Kurdist¨¢n turco en una tierra quemada, con m¨¢s de 2.000 aldeas calcinadas.
Muchos turcos celebraron ayer la condena a muerte de Ocalan, presentado invariablemente por la prensa como el "asesino de ni?os". Pero en un pa¨ªs marcado por el ascenso electoral del islamismo y la ultraderecha, por las violaciones de los derechos humanos, la ejecuci¨®n de un solo hombre no impedir¨¢ que los "turcos de las monta?as" sigan hablando en kurdo.
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