Nuevos ayuntamientos
El mapa municipal que qued¨® dibujado ayer, tras la constituci¨®n en toda Espa?a de los nuevos ayuntamientos surgidos de las elecciones del 13-J, no significa un terremoto pol¨ªtico respecto al mapa anterior, pero aparece moteado por cambios muy significativos. Es evidente en determinadas regiones, como Andaluc¨ªa o Galicia, donde el PP ha sufrido un duro retroceso. Por todas partes se observan cambios m¨¢s o menos profundos que refuerzan esa percepci¨®n de un mapa municipal m¨¢s plural y portador de expectativas de cambio. El caso de la alcald¨ªa de Vitoria, finalmente en manos del PP, que acaba con 20 a?os de gesti¨®n del PNV en la capital vasca, es un ejemplo significativo. El dato fundamental es que el PP ha ganado las elecciones municipales del 13-J. Pero a partir de ah¨ª hay que explicar por qu¨¦ ha perdido 11 de las 41 capitales de provincia conseguidas en mayo de 1995. Y es que, si bien ha ganado las elecciones, ha sido con una diferencia de apenas dos d¨¦cimas por encima del PSOE. El 34,4% de los votos, para el PP, y el 34,2%, para el PSOE. Es decir, un empate t¨¦cnico. L¨®gicamente, ese porcentaje ha debilitado la posici¨®n del PP, le ha hecho perder algunas mayor¨ªas absolutas y retroceder como fuerza m¨¢s votada en seis de las 44 capitales de provincia en que lo fue en las elecciones de 1995. Por el contrario, al PSOE su porcentaje de votos, unos 450.000 m¨¢s, le ha servido para recuperar posiciones en numerosos municipios y, sobre todo, para situarle en disposici¨®n de formar alianza con Izquierda Unida o con otras formaciones nacionalistas o regionalistas en aquellos municipios donde el PP no ha obtenido mayor¨ªa absoluta. La renovaci¨®n del pacto de izquierdas de Barcelona, en el que ha entrado Esquerra Republicana, prefigura adem¨¢s la posibilidad de una futura mayor¨ªa alternativa a los 19 a?os de gobierno de Pujol en Catalu?a.
?sta es la segunda clave del mapa municipal dibujado ayer: la mayor capacidad del PSOE o su mejor situaci¨®n para negociar con fuerzas pol¨ªticas afines mayor¨ªas de gobierno. Sin mayor¨ªa absoluta y s¨®lo relativa, el PP corre el riesgo de que otras fuerzas pol¨ªticas configuren mayor¨ªas que lo dejen en la oposici¨®n. El aislamiento pol¨ªtico del PP se ha hecho patente en el fren¨¦tico proceso de negociaci¨®n habido a lo largo de los ¨²ltimos 20 d¨ªas para conformar los gobiernos municipales. Y esto se ha hecho evidente sobre todo en Galicia y Andaluc¨ªa, donde el PP ha sido desplazado del poder municipal en importantes ciudades por los acuerdos alcanzados entre el PSOE y el Bloque Nacionalista Galego (BNG) en la primera comunidad, y entre el PSOE, Izquierda Unida y el Partido Andalucista en la segunda. Es el caso de Sevilla, Granada, C¨®rdoba y Almer¨ªa en Andaluc¨ªa, y de Lugo, Pontevedra, Vigo y Ferrol en Galicia.
El ser la fuerza m¨¢s votada y, sin embargo, no poder gobernar ha llevado al PP a descalificar con diversos argumentos las mayor¨ªas de gobierno logradas por otras fuerzas pol¨ªticas. Incluso se ha hecho eco de ciertas propuestas de reforma legislativa para que sea la fuerza m¨¢s votada la que gobierne en los ayuntamientos. Pero, aparte de que el PP ha hecho siempre que le ha convenido lo que ahora critica, la posibilidad de conformar mayor¨ªas mediante el pacto cuando ninguna fuerza pol¨ªtica por s¨ª sola lo ha alcanzado con los votos es un procedimiento democr¨¢tico intachable. No procede, pues, tratar un problema propio como si lo fuera del sistema. La intervenci¨®n del presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar desautorizando las sugerencias de cambiar la Ley Electoral lanzadas irresponsablemente, como una rabieta de perdedor, por el portavoz del Gobierno, Josep Piqu¨¦, es una muestra de sensatez.
El PP y el PSOE han tenido el suficiente sentido com¨²n para organizar acuerdos de gobernabilidad para evitar que el gilismo (el GIL) gobierne en Ceuta y en otras poblaciones de la Costa del Sol. Con la chirriante excepci¨®n de Melilla, donde un acuerdo espont¨¢neo y pintoresco, en el que ha participado el PSOE local, ha llevado a la presidencia de la corporaci¨®n municipal a un representante de Coalici¨®n por Melilla, y a la vicepresidencia, a un edil del partido de Jes¨²s Gil. El PSOE ha rechazado tal acuerdo y ha anunciado que expedientar¨¢ a sus impulsores. En el Pa¨ªs Vasco ha funcionado tambi¨¦n un pacto de no agresi¨®n entre el PSOE y el PP que ha permitido gobernar a la lista m¨¢s votada (por ejemplo, en Vitoria). Cuando existen razones de fondo como son las de impedir que intereses econ¨®micos de origen dudoso se adue?en de las instituciones en una zona estrat¨¦gica del Estado (el tri¨¢ngulo entre Ceuta, La L¨ªnea y la Costa del Sol), o evitar la pol¨ªtica de "frentes" en el Pa¨ªs Vasco, es leg¨ªtimo y deseable que fuerzas pol¨ªticas tan alejadas entre s¨ª pacten y gobiernen en coalici¨®n.
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