Alcaldes
ADOLF BELTRAN La casu¨ªstica es de una amenidad indudable. Hay combinaciones PSPV/BNV-EV/UV/EU; las hay EU/ PP/UV; o tambi¨¦n BNV-EV/PP, y hasta PP/BNV-EV/UV/EU. La constituci¨®n de los ayuntamientos hace aflorar la singularidad de la vida local a lo largo y ancho de nuestra geograf¨ªa. En algunos casos, se intuye que la mel¨¦ de siglas se aglutina en torno a la emergencia de desalojar a un alcalde cuyo rechazo une a gente dispar. En otros casos, detr¨¢s de la curiosidad hay simple oportunismo. Y en otros, en fin, laten las heridas abiertas de una convivencia municipal deteriorada por fricciones antiguas. Pese a las excepciones (algunas tan notables como Ontinyent, Bu?ol o Sueca), dicen sus responsables que ha funcionado razonablemente el pacto de progreso entre los socialistas, Esquerra Unida y el Bloc Nacionalista Valenci¨¤-Els Verds. Un pacto cuyo objetivo era impedir que el Partido Popular de Eduardo Zaplana conquistara, a¨²n, m¨¢s cuotas de poder institucional. La partida ten¨ªa, con todo, un inter¨¦s menor. Ninguna de las alcald¨ªas de las tres capitales depend¨ªa de nadie. La tripleta de primeros alcaldes populares vuelve a repetir con mayor¨ªa absoluta. Y esa, mira por d¨®nde, es otra singularidad valenciana. Si exceptuamos Murcia, Madrid, La Rioja y Cantabria, autonom¨ªas uniprovinciales, no hay otra comunidad donde el partido del presidente del gobierno aut¨®nomo controle todas las capitales. Los hay, como el socialista Rodr¨ªguez Ibarra, en Extremadura, que tienen en manos de la oposici¨®n todas las grandes ciudades. A Fraga, en Galicia, y a Pujol, en Catalu?a, casi les ocurre lo mismo. Sin embargo, Zaplana lo controla todo. El juego de contrapesos, por tanto, resulta imposible. No parece que Elche, Alcoy, Alzira, Gandia y Torrent puedan trenzar una baza de suficiente peso en manos de la izquierda, que tambi¨¦n carece de margen en las diputaciones, para equilibrar el juego. Hay razones m¨¢s que suficientes para que los socialistas est¨¦n preocupados por la perspectiva de pasar otra legislatura bajo una losa de ese calibre. De momento, se ara?an en medio de un gran esc¨¢ndalo, aunque dice Ciscar que dentro de cuatro a?os Zaplana perder¨¢ todo lo que ellos ganen. ?Pues vale!
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