Un miembro del CSIC cree imposible la recuperaci¨®n total del Guadiamar
Utilizar plantas "hiperacumuladoras" para absorber los restos de metales pesados que a¨²n quedan en el r¨ªo Guadiamar y su ribera no es suficiente. As¨ª lo cree Francisco Cabrera Capit¨¢n, investigador del Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas. Esa t¨¦cnica "no est¨¢ suficientemente desarrollada" y, en su estado actual, har¨ªan falta "entre 1.400 y 3.000 a?os" para absorber todos los restos del vertido que la mina de Boliden caus¨® en Aznalc¨®llar (Sevilla) en Abril de 1998. "El valle nunca volver¨¢ a ser el mismo", dijo Cabrera.
El panorama que Francisco Cabrera Capit¨¢n dibuja para el futuro del r¨ªo Guadiamar y su entorno no es muy halag¨¹e?o. No s¨®lo considera insuficiente la utilizaci¨®n de plantas especiales como absorbentes de metales pesados (dado su escaso desarrollo biotecnol¨®gico hasta la fecha). Otras medidas adoptadas por las instituciones p¨²blicas para la regeneraci¨®n del r¨ªo han sido tambi¨¦n puestas en tela de juicio por el cient¨ªfico. Cabrera, que es vicedirector del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiolog¨ªa de Sevilla, cree que la recogida de lodos t¨®xicos no fue completa y calcula que siguen existiendo entre un 2% y un 3% de lodos residuales en los suelos que ya son considerados limpios. Dichos lodos han penetrado en el terreno a mucha profundidad y "el da?o ya est¨¢ hecho, ya que el metal que entra en el suelo dif¨ªcilmente sale". Tambi¨¦n se quej¨® de los errores cometidos por los poderes p¨²blicos en la coordinaci¨®n de la limpieza del cauce del Guadiamar. Asimismo considera desordenada la actividad cient¨ªfica destinada, tras la cat¨¢strofe, a valorar los da?os producidos y el nivel de contaminaci¨®n generado. Cree que han sido muchos los estudios realizados, pero poca la informaci¨®n que ha fluido, incluso entre cient¨ªficos, lo que dificulta la posibilidad de tener una imagen global de la situaci¨®n. S¨ª alab¨® Cabrera el buen hacer de Javier Cobos, director del Parque Natural de Do?ana, que impidi¨® que la ola contaminante del r¨ªo, que alcanz¨® los tres metros de altura, llegase a entrar en los l¨ªmites del parque. Para ¨¦l, fueron grandes aciertos la presa construida en Entremuros o el proceso posterior de depuraci¨®n de las aguas all¨ª embalsadas, antes de su vertido al Guadalquivir. En cualquier caso, es el futuro lo que m¨¢s preocupa a este investigador. Dedicado al estudio de metales pesados en el r¨ªo Guadiamar desde hace m¨¢s de 20 a?os opina que el desastre del pasado a?o era previsible y alerta ante la posibilidad de que pudiera llegar a repetirse. Durante su intervenci¨®n en la clausura de unos cursos de la Universidad de Sevilla, mostr¨® unas fotos comparativas de las riberas del Guadiamar en 1978 y en el pasado a?o. En ambas se distingu¨ªan con claridad grandes manchas de contaminaci¨®n por metales pesados tanto en el interior del r¨ªo como en sus orillas. Bomba de relojer¨ªa Lo que entonces, seg¨²n ¨¦l, fue desinter¨¦s por parte de administraci¨®n p¨²blica y periodistas, espera que ahora evite nuevos accidentes. A¨²n as¨ª, advierte: "la mina de Aznalc¨®llar era una bomba qu¨ªmica de relojer¨ªa antes y lo sigue siendo ahora. Todav¨ªa quedan m¨¢s de 25 hect¨®metros c¨²bicos de residuos minerales embalsados al norte del Guadiamar". La gran soluci¨®n propuesta para recuperar los terrenos afectados por la riada t¨®xica no termina de convencer a Cabrera. El recurso de las plantas hiperacumuladoras esta "poco desarrollado cient¨ªficamente". Con el nivel de absorci¨®n que dichos vegetales tienen en la actualidad s¨ª podr¨ªan recuperarse hasta niveles aceptables la concentraci¨®n de alguno de los metales, como el zinc, que podr¨ªa tener unos registros tolerados por la Junta de Andaluc¨ªa en unos 15 o 18 a?os. Otros contaminantes, como el ars¨¦nico, tardar¨ªan entre 1400 y 3000 a?os en descender a los niveles deseables. ?Qu¨¦ hacer entonces? La propuesta del cient¨ªfico es un plan combinado denominado "Remediaci¨®n del suelo" que implicar¨ªa t¨¦cnicas f¨ªsicas (limpieza de tierras por medios mec¨¢nicos), qu¨ªmicas (aplicaci¨®n de compuestos qu¨ªmicos para reaccionar con los contaminantes), o biol¨®gicos (utilizaci¨®n de las consabidas plantas). "El valle nunca volver¨¢ a ser el mismo", seg¨²n Cabrera, que cree que aunque los suelos se recuperen para alg¨²n uso (pasillo verde o cultivo agr¨ªcola) nunca dejar¨¢n de estar contaminados. Tras la limpieza de los terrenos, la media de metales pesados es todav¨ªa entre dos y cuatro veces m¨¢s que antes del vertido.
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