El sonido espa?ol de los noventa
Con el cartel de no hay billetes, el cuarteto de Majadahonda volvi¨® a encontrarse con su numerosa familia de seguidores en la ciudad que les vio lanzarse al estrellato del para¨ªso multiventas en la presente d¨¦cada. ?Cu¨¢l es el secreto de Dover? Quiz¨¢ estribe en el modo en el que las hermanas Llanos han sabido recrear el sonido caracter¨ªstico de los noventa; ¨¦se que el tr¨ªo Nirvana hizo estallar en los agujeros de Seattle a principios de la d¨¦cada y cuya onda expansiva sacudi¨® a una juventud sedienta de nuevos h¨¦roes musicales. Esa onda lleg¨® tambi¨¦n, desde luego, a Majadahonda, y as¨ª, los jovenes espa?oles -una cifra que ronda el medio mill¨®n de compradores- han podido disfrutar de una banda nacional de alguna manera equiparable a los mitos for¨¢neos. Tal vez la est¨¢tica entrega de la vocalista, Cristina, en el escenario haya tenido tambi¨¦n mucho que ver. El rock espa?ol anda escaso de int¨¦rpretes que alcancen tal paroxismo. Abri¨® la noche un grupo llamado Sperm, y que tambi¨¦n son practicantes del mismo culto. Tal vez por ello su estreno discogr¨¢fico ha tenido lugar en la compa?¨ªa creada por Dover, as¨ª que su directo era de alg¨²n modo previsible. Es posible que tengan que revisar un tanto sus planteamientos musicales y ponerlos al d¨ªa, porque otros sonidos aceleran ahora el desarrollo de la m¨²sica joven. De momento, su directo es correcto, teniendo en cuenta su condici¨®n de poco experimentados.
Dover y Sperm
Sala La Riviera. 1.800 y 2.000 pts. Madrid, jueves 8 dejulio.
Sonido atronador
A eso de las diez y cuarto, y desafiando al mar de brazos que saludaban su irrupci¨®n en el escenario, Dover atacaba los acordes de uno de los temas pertenecientes a su tercer y reciente elep¨¦, Late at night, y la sala se llen¨® de un sonido francamente atronador. As¨ª debe ser para potenciar la capacidad expresiva de la banda, ¨¦sa que tienen cuando extraen de sus instrumentos aut¨¦nticos bramidos de rock. Porque bien t¨ªmida se muestra Cristina a la hora de decir cosas entre canci¨®n y canci¨®n: el nombre del tema que viene a continuaci¨®n, alguna t¨®pica referencia al impresionante calor veraniego... El concierto combin¨® temas del citado elep¨¦ con el grueso de su anterior disco, el archiconocido Devil came to me, que les elev¨® a la categor¨ªa que ahora gozan. Eso hizo m¨¢s notoria la diferencia que hay entre canciones como Loli Jackson, la que da t¨ªtulo al ¨¢lbum, o la mel¨®dica Serenade y las nuevas composiciones: Four graves -que contiene una de las mejores frases que la banda ha escrito: "I pissed on their graves and I bet it still smells" ("Yo me¨¦ sobre sus tumbas y apuesto a que todav¨ªa huele")- , el single DJ o quiz¨¢ la mejor acabada, Late at night. Mientras que las primeras sorprendieron por su frescura y su nivel de conexi¨®n con toda una generaci¨®n que estaba buscando precisamente eso, las ¨²ltimas suenan irremediablemente a m¨¢s de lo mismo. La monoton¨ªa inherente a su estilo no ayuda, adem¨¢s, a que el espect¨¢culo coja vuelo u ofrezca partes distintas en color o intensidad. Todo es muy parecido y suena muy alto.
El nivel de pericia instrumental ha mejorado de modo considerable y es rese?able la naturalidad con la que el grupo aborda su repertorio y se desenvuelve sobre el escenario. Eso s¨ª, nada hay sorprendente o pensado para que el escenario ofrezca otros atractivos que los estrictamente musicales. Por otro lado, las luces y la puesta en escena son ya las de un grupo serio que podr¨ªa hacer buen papel junto a los de fuera. Pero, y esto tambi¨¦n es importante, falta algo. Es posible que una historia coherente de principio a fin, contada y cantada en alguna canci¨®n, con la que sentirse absolutamente identificado. Nirvana la tuvo y concluy¨® de modo l¨®gico con un disparo de rifle. No es que se le pida al grupo algo similar, ni mucho menos, pero para que un sonido est¨¦ tan al borde deber¨ªa existir un motivo m¨¢s intenso que el de, solamente, hacer m¨²sica.
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