La batalla del Marengo
Y ahora, antes de la riada del fin de semana, un breve interludio confidencial. Porque, ?qu¨¦ puede hacer en Pamplona un cuarenta?ero que quiera delatarse como soltero, divorciado, viudo, desajuntado, suelto o disponible? Para eso han estado siempre los sanfermines. Fuera de los sanfermines, se puede ir al cine, c¨®mo no. Precisamente, en la cartelera local hay tres pel¨ªculas sobre el amor a los 40: Cuento de oto?o, donde Rohmer, como es habitual en ¨¦l, cuenta un milagro, el del flechazo a los 40; Flores de otro mundo, donde Iciar Bolla¨ªn mira el resultado de un recurso extremo, las caravanas de solteros, y Me llamo Sara, seg¨²n la que, a los 40, es tit¨¢nico sobrevivir como mujer, sosteniendo relaciones que enturbian el propio estado sentimental. En Pamplona, se puede ir al cine, pero como la cartelera es tan gris y tantas cosas no se estrenan, quedan las noches del Marengo. El marengo, con min¨²scula, es una tonalidad muy oscura del gris. La de Marengo, con may¨²scula, fue la batalla napole¨®nica que ech¨® columnas de humo m¨¢s abrumadoras. El Marengo es un bailongo de Pamplona, no apto para menores de 40 a?os, enclavado donde antes estaba el bingo del Osasuna. En Pamplona, antes, hab¨ªa casi m¨¢s bingos que en Logro?o. Casi toda Pamplona era antes un bingo. Ahora, el Caf¨¦ Iru?a, que hasta ayer fue un bingo, ha vuelto a ser un caf¨¦, y en el bingo del Osasuna est¨¢ el Marengo. En el Marengo hay color, sabor, salsa, flores de otro mundo y caravanas de solteros, viudos, desajuntados... Cuentan que en el Marengo se han producido milagros como los de Rohmer. Dicen que hay quien cree m¨¢s en el Marengo que en los milagros de F¨¢tima. Este a?o, a los sanfermines han vuelto las verbenas retro-camp del Larraina, y el D¨²o Din¨¢mico, y los bailongos de toda la vida. Pamplona es este a?o, toda ella, como por lo dem¨¢s siempre han sido los sanfermines, la batalla del Marengo.
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