Fan¨¢ticos de otras tierras
En lo que va de d¨¦cada seis norteamericanos y un franc¨¦s han testado una ¨²ltima voluntad com¨²n: que sus cenizas sean esparcidas en las calles de Pamplona durante los sanfermines. El ¨²ltimo fue Jim Corbett, cuyos restos sembraron el 10 de julio del a?o pasado uno de los puntos neur¨¢lgicos de la fiesta. Muchos pamploneses se preguntan qu¨¦ puede llevar a una persona a semejante ¨²ltimo deseo. ?C¨®mo puede afectar la experiencia de San Ferm¨ªn? Y la respuesta no es f¨¢cil. Los extranjeros son cada d¨ªa una parte m¨¢s consustancial de la fiesta. Llegan de todo el mundo. Unos viven deprisa y apenas gastan cuatro duros en c¨¢mpings y mal vino. Otros se alojan en las mejores suites y hacen gala de un refinado sentido de la diversi¨®n. Es el caso del editor sueco Alf T?nnesson, que se aloja en la deseada habitaci¨®n 217 del hotel La Perla, en la Plaza del Castillo, a 42.000 pesetas por noche. T?nnesson tiene reservada la pieza, que sigue exactamente igual a como la usara Hemingway, hasta el a?o 2040. Ya que ¨¦l naci¨® en 1940, este escandinavo piensa mantenerse en forma hasta los cien a?os. Es s¨®lo un ejemplo de s¨ªndrome sanferminero. Precisamente ayer, el hotel Maisonnave, uno de los establecimientos emblem¨¢ticos de la ciudad y el presidente de la Casa de Misericordia de Pamplona, Ignacio C¨ªa, homenajearon a los suecos en la persona del presidente de su propia pe?a festiva, Christer Oleby, en un acto al que asistieron varias decenas de ciudadanos de ese pa¨ªs. Los suecos fueron los primeros en crear su propia agrupaci¨®n festiva, hace 38 a?os. En los sesenta eran cincuenta j¨®venes amigos que llegaban a Pamplona en autob¨²s. Hoy son visitantes maduritos que no faltan un a?o en su visita a Pamplona. "Tenemos ya una segunda generaci¨®n de admiradores suecos de las fiestas, que son nuestros hijos", asegura Oleby. Los suecos no descubrieron Pamplona por Hemingway, sino gracias al boca a oreja de algunos pioneros. "La masificaci¨®n es consecuencia de la mundializaci¨®n informativa, no del escritor", dice Oleby, quien hace dos d¨¦cadas decidi¨® establecerse en Navarra. "Yo he llegado a ver los encierros por televisi¨®n en ?frica, con nativos que preguntaban d¨®nde se celebraba semejante cosa", comentaba ayer tras recibir el premio. Los suecos son s¨®lo un ejemplo de elegancia festiva. El investigador pamplon¨¦s Fernando Hualde ha recogido en su libro Hemingway, cien a?os y una huella, otras muestras de loca admiraci¨®n sanferminera. Europeos que usan el escudo de Pamplona y el perfil del santo en sus tarjetas de visita; un sudafricano que dividi¨® el sal¨®n de estar de su casa en dos partes con un trozo del vallado del encierro; un matrimonio estadounidense que acudi¨® antes de su boda a un notario y dej¨® escrito que no tendr¨ªan validez jur¨ªdica las hipot¨¦ticas desavenencias conyugales que surgieran del 6 al 14 de julio o el alem¨¢n Alex Urban, que ha perdido dos veces su empleo por abandonarlo para acurdir a Pamplona en San Ferm¨ªn.
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