?Esto es el Giro!
Ni una sola de las etapas llanas de lo que fue el ¨²ltimo Giro termin¨® en otra cosa que no fuera un sprint masivo. Nunca, se dec¨ªa hace un solo mes, una carrera hab¨ªa sido tan regular y dentro de la norma establecida. Ganaba quien ten¨ªa que ganar: etapa llana, sprinter; etapa de monta?a, Pantani; etapa de media monta?a, ¨²nica fuga consentida por la banda del Pirata y triunfo de Virenque. Se elaboraron diversas tesis que conflu¨ªan en dos: hab¨ªa miedo a lo que pod¨ªa pasar la tercera semana debido a que sobre la mente de los corredores pesaba el efecto psicol¨®gico de lo que se llama eufem¨ªsticamente "nuevos h¨¢bitos", y los equipos con sprinters hab¨ªan alcanzado tal perfecci¨®n en el funcionamiento de sus mecanismos que se hab¨ªan convertido en m¨¢quinas sin coraz¨®n e infalibles. Resultado: 10 llegadas al sprint y cuatro victorias para Cipollini. Llega el Tour. Desde que la memoria recuerda una de las etapas de la primera semana estaba siempre reservada para un fuguista lejano y modesto, llamado Saugrain o Vasseur o Heulot o Desbiens o Paco Cabello. Y las dem¨¢s se las repart¨ªan como buenos hermanos los sprinters, que adem¨¢s practicaban la elegancia social del regalo y la cortes¨ªa: el maillot amarillo, suprema pieza de caza, pasaba amigablemente de torso a torso, gracia ofrecida por las bonificaciones. 1999 e imitaci¨®n al Giro. Siete etapas llanas y siete sprints. Ni una fuga consentida. Es m¨¢s. M¨¢s rutina: hay que remontarse a los a?os 70, los de la sed tremenda de Freddy Maertens, para dar con un caso como el del pen¨²ltimo Tour del siglo XX: un solo sprinter, el estonio Jaan Kirsipuu en la ocurrencia, ha vestido toda la semana el maillot amarillo y s¨®lo lo ceder¨¢ hoy, en la contrarreloj. Ni las dos victorias de Steels, ni las cuatro de Cipollini (otra vez, como en el Giro), le han privado del trofeo. Las medias en el Giro fueron lentas, con alg¨²n d¨ªa llano de 35 por hora y dos o tres de 37, lo que abundaba en la tesis de los "nuevos h¨¢bitos" (desmentidos luego por las exhibiciones monta?eras de Pantani), pero en el Tour no ha habido d¨ªa que se haya bajado de 41 por hora, y hasta uno se lleg¨® a la velocidad r¨¦cord de m¨¢s de 50 (despu¨¦s de siete etapas y un pr¨®logo, la media es de 43,5 kil¨®metros por hora). "Eso es porque el viento ha ayudado", explica un analista. "Cuando vea c¨®mo se sube el Galibier podr¨¦ hablar de los nuevos h¨¢bitos, aunque por ahora me creo todo".
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