Pristina se enfrenta a la reconstrucci¨®n en medio del caos y la inseguridad
La OSCE promete iniciar la formaci¨®n de la nueva fuerza de polic¨ªa a mediados de agosto
Pristina regresa con dificultad a la vida. Las calles de la capital kosovar se llenan cada d¨ªa de personas que pasean aprovechando el calor estival mientras piensan y conversan sobre c¨®mo rehacer sus casas y sus vidas. Algunos vuelven cada ma?ana a los puestos de trabajo de donde fueran expulsados en 1990 por decreto del hoy presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic. No tienen nada que hacer, pero ese s¨ªntoma de normalidad les da aliento y esperanza.
El 60% de los 200.000 habitantes que ten¨ªa Pristina antes de la guerra ya ha regresado, seg¨²n datos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Son vecinos que desean echar una mano en la reconstrucci¨®n de su ciudad, pero que tambi¨¦n representan un problema. Casi un mes despu¨¦s de la expulsi¨®n masiva de casi un mill¨®n de civiles hacia Albania y Macedonia, la ocupaci¨®n de Kosovo por la fuerza de estabilizaci¨®n de la OTAN (Kfor) ha invertido la riada humana. Ahora regresan de la misma forma en que se fueron: a pie, en tractor o autom¨®vil, y con escasas pertenencias. No son los ¨²nicos que quieren entrar en Kosovo. En la frontera con Macedonia, en Blace (donde llegaron a hacinarse hasta 60.000 personas que hu¨ªan de la persecuci¨®n de los paramilitares serbios), se forman hoy atascos kilom¨¦tricos. Decenas de camiones se alinean en la calzada con toda clase de mercanc¨ªas destinadas a la reconstrucci¨®n. Los materiales m¨¢s valorados son los ladrillos, las maderas y, especialmente, los cristales para reponer las lunas de ventanas y escaparates destrozados, bien durante la represi¨®n o por la onda expansiva de las bombas lanzadas por los aviones de la Alianza Atl¨¢ntica.
En los mercadillos de Pristina los tenderetes est¨¢n atestados de clavos, martillos, destornilladores, pomos para las puertas y cerraduras; casi todos los objetos proceden de Macedonia y vuelan de las manos de los comerciantes. Por las carreteras que conducen a la capital kosovar circulan cientos de tractores con volquetes cargados hasta arriba de fardos de heno. En los campos, los agricultores tratan de recuperar el tiempo y la tierra, y los comercios de la ruta renacen con parsimonia faltos de bienes y vituallas que vender. Incluso las gasolineras necesitan reparaci¨®n urgente.
"Las cosas no van tan r¨¢pido como deber¨ªan; la reconstrucci¨®n tendr¨ªa que acelerarse", dice Vaid A?ifi, un albanokosovar que viv¨ªa en Serbia "con menos problemas de los que la gente se cree" y se ha trasladado a Pristina al olor del negocio. Seg¨²n A?ifi, "la ONU se tiene que quedar en Kosovo y luego ya se ver¨¢".
Los habitantes de Pristina sostienen que ahora gozan de m¨¢s seguridad, pero, tras la euforia inicial por la liberaci¨®n, empiezan a echar en falta una fuerza profesional de polic¨ªa. "El tr¨¢fico es un caos. No hay alumbrado p¨²blico, y volver a casa en cuanto anochece ya no es seguro", relata Sabedin Berisha, un comerciante. No hay guardias y nadie se molesta en respetar los sem¨¢foros. Los soldados de la OTAN protegen, fuertemente armados, los accesos a los edificios de organizaciones internacionales, la televisi¨®n, la radio (ninguna emite) y los hoteles, impidiendo el paso a cualquiera que no posea una acreditaci¨®n. A pesar de que los brit¨¢nicos -que controlan Pristina- han tenido un relativo ¨¦xito en evitar el desorden, no se descarta que la Kfor imponga el toque de queda en la capital kosovar.
Cada semana llegan a Kosovo personas de diferentes nacionalidades que formar¨¢n parte de una fuerza de polic¨ªa provisional hasta que se constituya una polic¨ªa local capaz de imponer el orden. Su formaci¨®n es una de las principales preocupaciones del noruego Knut Vollebaek, presidente de turno de la Organizaci¨®n para la Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (OSCE). "Nos esforzamos en llenar el vac¨ªo de poder creado en Kosovo. Asumiremos la responsabilidad en el entrenamiento de los polic¨ªas y llevaremos a cabo la reconstrucci¨®n inmediata de la Academia de Polic¨ªa de Pristina, que probablemente entrar¨¢ en funcionamiento a mediados de agosto", promete.
Mientras la OSCE cumple sus promesas, los habitantes de Pristina prefieren recogerse en sus casas al anochecer.
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