Kosovo, la utop¨ªa de un Estado multi¨¦tnico
Las limitaciones en sus posibilidades de actuaci¨®n de la fuerza internacional de paz (Kfor) y la estrategia de la guerrilla independentista del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n (ELK) sientan en Kosovo las bases para un Estado alban¨¦s, donde otras etnias parecen condenadas a desaparecer o quedar reducidas en el futuro a una presencia marginal. Cuando se cumple un mes de la entrada de las tropas de la Kfor en Kosovo, se aleja hacia el terreno de la utop¨ªa el proyecto de un futuro Estado multi¨¦tnico en la, al menos en el ¨¢mbito jur¨ªdico formal, todav¨ªa provincia serbia. La entrada de la Kfor en Kosovo ha logrado sin duda el cumplimiento de uno de los objetivos prioritarios de la guerra de la OTAN contra Yugoslavia: el retorno de los refugiados albanokosovares, expulsados de su pa¨ªs como consecuencia de la pol¨ªtica de limpieza ¨¦tnica aplicada por Belgrado. Pero, al mismo tiempo, se puede constatar hoy sobre el terreno el fracaso de la Kfor en el intento de lograr la convivencia entre las diferentes naciones para crear un estado multi¨¦tnico en Kosovo.
Los serbokosovares han abandonado ya, en su mayor¨ªa, la regi¨®n que consideraban como cuna de la naci¨®n serbia. Aterrorizados por el temor a la venganza de los albanokosovares y ante la presencia armada, apabullante durante los primeros d¨ªas, de los efectivos del ELK, los serbios de Kosovo optaron por huir en desbandada, sin que la presencia de las tropas de la Kfor sirviese de garant¨ªa para su seguridad. Los hechos les han dado la raz¨®n en forma de asesinatos, secuestros, incendios, saqueos y ocupaciones de casas de serbios, que la Kfor no pudo, supo o quiso impedir.
Al entrar hace un mes en Kosovo, los militares de la Kfor tropezaron con una situaci¨®n para la que los ej¨¦rcitos no est¨¢n preparados. Los soldados se vieron obligados, ante el desmoronamiento total de la administraci¨®n p¨²blica, hasta entonces en poder de los serbios, a ejercer funciones que abarcaban desde el servicio de bomberos al de polic¨ªa y hacer de jueces y carceleros. Durante varios d¨ªas, amplias zonas de Kosovo eran una regi¨®n sin ley. Se produjo el temido vac¨ªo de poder, que en un primer momento trat¨® de ocupar el ELK.
Los guerrilleros independentistas empezaron un tira y afloja con la Kfor en un intento de lograr el m¨¢ximo de poder, mientras los administradores civiles de la ONU brillaban por su ausencia. Esto trajo como consecuencia que los guerrilleros independentistas se constituyesen en muchos lugares en jueces, polic¨ªas y verdugos de quienes consideraban autores de cr¨ªmenes o culpables de colaboracionismo con los serbios como la minor¨ªa gitana o los goranci (musulmanes de religi¨®n y serbios de idioma). Los albaneses de Kosovo tienen una frase equivalente al salir de Guatemala para entrar en Guatepeor, cuando dicen "echamos al perro, pero trajimos al lobo". Ni por lo m¨¢s remoto se puede aplicar el dicho a la nueva situaci¨®n. Los cr¨ªmenes y las venganzas de los albanokosovares de estos d¨ªas no resisten la menor comparaci¨®n, ni cualitativa ni cuantitativa, con los cometidos en los tres meses por las hordas serbias. No obstante, las cifras de serbios fugitivos de Kosovo se corresponden en porcentaje, dado el volumen de poblaci¨®n, con las de los albanokosovares que huyeron a Macedonia y Albania.
La firma de un compromiso con la Kfor obliga al ELK a entregar las armas, quitarse los uniformes y mantenerse dentro de unas zonas fijadas. Este compromiso no impide al ELK introducirse en todos los ¨¢mbitos del tejido social que se reconstruye estos d¨ªas poco a poco. Elementos del ELK, ahora desarmados y de paisano, se han convertido en una especie de ojos y o¨ªdos, que se extienden por doquier y amenazan a las minor¨ªas que todav¨ªa siguen en Kosovo o a quienes no se pliegan a sus ¨®rdenes, con este argumento: "La Kfor no basta para imponer el orden y nosotros tenemos que hacerlo para defender a nuestro pueblo". La ignorancia del idioma y de la cultura kosovar deja a las fuerzas de la Kfor inermes, ante un pueblo alban¨¦s y una guerrilla que han demostrado durante la ¨²ltima d¨¦cada su maestr¨ªa en establecer un Estado alban¨¦s paralelo, sin que toda la energ¨ªa represora de los serbios consiguiera doblegarlos. Algunos ejemplos recientes de actuaciones de la Kfor resultan as¨ª de pat¨¦ticos. El asesinato de varios gitanos bajo la protecci¨®n de las tropas espa?olas se explic¨® con el argumento de que hab¨ªan quedado bajo la responsabilidad de la polic¨ªa local del ELK, que hab¨ªa prometido cuidar de ellos. Semejante protecci¨®n equivale a poner al conde Dr¨¢cula al cuidado del banco de sangre de la Cruz Roja.
Oficiales alemanes de la Kfor, encargados de proteger a minor¨ªas maltratadas por el ELK, se presentan en el lugar de los hechos, lanzan un en¨¦rgico discurso de advertencia a los mandos guerrilleros para fijar los l¨ªmites que no pueden pasar y animan a denunciar cualquier tropel¨ªa. Se retiran satisfechos los militares, pero ignoran que el int¨¦rprete alban¨¦s suaviz¨® de forma notable el mensaje a la hora de traducir por convicci¨®n o por miedo a la presencia de elementos del ELK de paisano. El despiste de los militares alemanes lo expresaba de forma gr¨¢fica un suboficial alem¨¢n cuando dec¨ªa: "No sabemos si nos alaban o nos insultan". Resulta dif¨ªcil encontrar una expresi¨®n m¨¢s palpable de la impotencia de la Kfor ante una estrategia de los albanokosovares que tiende a la creaci¨®n de un Estado independiente y con una sola etnia.
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