Ponce explot¨®

Este a?o hay suerte en Barcelona, porque los carteles sobre el papel m¨¢s fuertes responden luego a las expectativas. Y en ¨¦ste explot¨® Ponce. ?Por fin!, porque de su actuaci¨®n anterior y de la que tuvo en su primer toro parec¨ªa deducirse que est¨¢bamos ante un Ponce sin ambici¨®n, escesivamente conformista y muy en comparsa de El Juli. Su primero no acabo de romper, pero el torero tampoco. La vibrante actuaci¨®n de El Juli en el tercero pareci¨® actuar a modo de espoleta retardada y as¨ª Ponce explot¨® en el quinto, un noble y flojo ejemplar de Torrealta, al que hab¨ªa que hacer muy bien las cosas, para que acabase estreg¨¢ndose como lo hizo, ante la poderosa e inteligente muleta del valenciano, que hasta se enfad¨® y se rompi¨® en unas extraordinarias series con la diestra. Enrique Ponce supo tambi¨¦n que no siempre pod¨ªa obligarse mucho al estado, de ah¨ª la alternancia entre el poder¨ªo y la suavidad. Faena elegante, torera y sabia, finalizada con sus caracter¨ªsticos ayudados por bajo. Pinchazo y gran estocada y justo premio de dos orejas. C¨¦sar Rinc¨®n vino a dar la cara y a desmentir a quienes parecen querer enterrarlo prematuramente. Por lo visto ayer, hay rinc¨®n para rato. En el sobrero, muy bien picado por Antonio Pinilla, volvi¨® a citar de lejos y a aguantar sin pesta?ear y con mando la embestida del astado. Faena muy torera, muy de verdad, entendiendo muy bien al de Los Bayones, que se ven¨ªa de lejos, pero que recortaba la embestida al segundo muletazo. El cuarto tuvo problemas, porque era tardo y daba tornillazos. El colombiano no se cans¨® de estar en la cara del animal, al que hasta extrajo alg¨²n muletazo de mucho m¨¦rito y lo mat¨® de una gran estocada.

El Juli fue un cicl¨®n en el tercero, de salida, en un vistoso quite y en un vibrante tercio de banderillas. Mulete¨® con igual vibraci¨®n y tambi¨¦n con aguante y capacidad improvisadora, aunque casi nunca quedase colocado despu¨¦s de un muletazo para dar el siguiente. Estocada entera y dos orejas al esport¨®n. El sexto ten¨ªa problemas (no humillaba, era soso y punteaba los enga?os). El Juli ni entr¨® en quites ni puso banderillas. Parec¨ªa algo aturdido despu¨¦s de la anterior lecci¨®n de Ponce y con la muleta estuvo decidido, pero sin poder conseguir especial lucimiento.