Los verdaderos privatizadores
Coincidiendo con el vig¨¦simo aniversario de la fundaci¨®n del Insalud proliferan en los medios de informaci¨®n los ataques a las fundaciones p¨²blicas sanitarias, a las que, en evidente contradicci¨®n con su propio nombre, se acusa de buscar la privatizaci¨®n de nuestra red hospitalaria. No hay argumentos serios, desde luego, pero se utilizan expresiones veladas, como "podr¨ªan suponer" o "son un primer paso hacia", que sueltan el veneno y no comprometen a sus autores: humos de pajas. No es l¨ªcito jugar con la salud de la gente: la sanidad afecta especialmente a los sectores menos favorecidos de nuestra sociedad y es l¨®gico su temor a la palabra privatizaci¨®n. ?Alguien puede decir qu¨¦ se ha privatizado o qu¨¦ pasos se han dado hacia una pr¨®xima privatizaci¨®n? Porque el proceso en marcha es cualquier cosa menos eso: no pasa de una estricta descentralizaci¨®n. Cada centro hospitalario quedar¨¢ convertido en una entidad p¨²blica empresarial, que en el ¨¢mbito sanitario se llama fundaci¨®n p¨²blica sanitaria, para alejarlo de la jerga mercantilista de las citadas entidades. O sea, son organizaciones como Correos y Tel¨¦grafos o la F¨¢brica de la Moneda y Timbre, a las que nadie acusa de estar privatizadas. Hemos buscado un doble objetivo: mejorar el servicio y ser m¨¢s eficientes. El servicio es lo primero, naturalmente, pero la eficiencia es una responsabilidad de todo gestor, y m¨¢s si es p¨²blico. Dotar a cada centro hospitalario de presupuesto, tesorer¨ªa propia, capacidad de organizarse con autonom¨ªa y de incentivar a su personal les permite tan s¨®lo un m¨ªnimo respiro de actuaci¨®n a los centros; tambi¨¦n podr¨¢n llevar una gesti¨®n continua de sus recursos, reinvertir los excedentes en a?os sucesivos, aplicar gastos seg¨²n necesidades, elegir sistemas de adquisici¨®n seg¨²n criterios de coste-eficacia, planificar pagos y acuerdos con los proveedores.
El PSOE asegura que esto es privatizar la red hospitalaria. Pero ?de qu¨¦ PSOE hablamos? Porque en Andaluc¨ªa, donde gobierna, se han transformado en empresas p¨²blicas los hospitales de la Costa del Sol, en Marbella, y de Poniente, en Almer¨ªa, y tan s¨®lo hace unas semanas, el de And¨²jar, en la provincia de Ja¨¦n, adem¨¢s de haber creado la Empresa P¨²blica de Emergencias Sanitarias. Parece, pues, que es rechazable en Madrid lo que en Andaluc¨ªa venden como un logro. En Catalu?a son empresas p¨²blicas varios hospitales, pero son m¨¢s numerosos los consorcios y las sociedades municipales, con la participaci¨®n de numerosos ayuntamientos socialistas.
La izquierda habla mucho del Estado del bienestar y nos atribuye la intenci¨®n de desmantelarlo. Falso: en los ¨²ltimos tres a?os, casi hemos duplicado nuestro presupuesto dedicado a inversiones y hemos mejorado, con cifras contrastables, la atenci¨®n a los enfermos. La velocidad de cambio se acelera cada d¨ªa en nuestra sociedad, pero algunas personas permanecen ancladas en un pasado que ya resulta remoto. Centralizar la administraci¨®n de una organizaci¨®n como el Insalud, con 137.000 trabajadores, es un anacronismo que s¨®lo pueden defender quienes temen el cambio, la cesi¨®n de poder, la autonomia; quienes, en definitiva, consideran que los centros hospitalarios deben seguir siendo menores de edad.
Queremos demostrar que lo p¨²blico tambi¨¦n puede ser eficiente. Nosotros creemos que este proceso acercar¨¢ el ¨¢mbito de decisi¨®n a los ciudadanos, cubriendo as¨ª parte de esa tierra de nadie que separaba Administraci¨®n y administrados, al tiempo que dar¨¢ mayor participaci¨®n a los trabajadores en las decisiones de cada centro.
Hagamos nuestra la inmortal frase de Lampedusa: "Es preciso que todo cambie para que todo siga igual". Nuestro Insalud necesita esta renovaci¨®n para mantener su car¨¢cter p¨²blico: quienes se obstinan en mantener un servicio p¨²blico ineficiente son los verdaderos privatizadores.
Alberto N¨²?ez Feijoo es presidente del Insalud.
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