"Gallico" a La Pamplonesa
Su bautismo sanferminero no pudo ser peor. Lleg¨® a Pamplona contra su voluntad para dirigir la banda de la Divisi¨®n de Monta?a del Ej¨¦rcito. Era el a?o 1978. Una mano negra le hurt¨® la direcci¨®n de la Banda de Alabarderos en el Palacio de Oriente. En Madrid se le qued¨® grabada la despedida de su superior, un coronel: "Va usted a Navarra; le deseo suerte". Las mismas palabras que a un torero cuando sale al ruedo un gigantesco miura. Pocos d¨ªas despu¨¦s de aterrizar en la ciudad, Ricardo Garc¨ªa Cerd¨¢ ten¨ªa que abandonar la Plaza de Toros junto a sus m¨²sicos, escondidos en un cami¨®n frigor¨ªfico de carne. Era un 8 de julio. Hubo un muerto por disparos de la Polic¨ªa, numerosos heridos de bala y unas fiestas destrozadas. A pesar de todo, este valenciano de 73 a?os nacido en la localidad de Sumarc¨¢rcel, aguant¨® el chaparr¨®n. Pocos meses despu¨¦s pidi¨® al Ayuntamiento que le dejaran dirigir la banda de m¨²sica de la ciudad, La Pamplonesa. Le contrataron para cinco meses, en pruebas. Cuando acab¨® el contrato, el entonces concejal del ramo, P¨¦rez Balda le dijo: "Usted dimitir¨¢ cuando a nosotros nos d¨¦ la gana". Dirigi¨® durante quince a?os a plena satisfacci¨®n de la corporaci¨®n y entendidos. Ayer, Garc¨ªa Cerd¨¢ recibi¨® la distinci¨®n pamplonesa m¨¢s entra?able, el Gallico de Oro, que otorga desde hace quince a?os la sociedad gastron¨®mica Napardi. El m¨²sico metido a militar por necesidad, que oposit¨® a trompeta del Ej¨¦rcito para librarse de la mili y sigui¨® despu¨¦s "porque no ten¨ªa donde caerme muerto", cambi¨® finalmente la milicia por La Pamplonesa y la dirigi¨® durante 18 a?os. El destierro forzoso a la capital navarra y la p¨¦sima impresi¨®n inicial de la ciudad se trocaron a?o a a?o en c¨¢lidos aplausos y el un¨¢nime reconocimiento popular "al director de La Pamplonesa", cuya diminuta figura lleg¨® a representar por s¨ª sola a toda la banda. La Pamplonesa cumple ahora ochenta a?os y ha alcanzado un excelente nivel de profesionalidad. Sus 53 miembros desarrollan una extensa programaci¨®n de conciertos durante el a?o, que tienen en San Ferm¨ªn su recompensa popular en las calles, aunque la concienzuda profesionalidad de sus j¨®venes m¨²sicos, dirigidos ahora por el alicantino Jos¨¦ Vicent Egea, se haga patente en ambientes menos jaraneros. La banda atesora muchos recuerdos. Quiz¨¢ entre los m¨¢s amargos, seg¨²n coment¨® ayer Garc¨ªa Cerd¨¢, est¨¦n los relativos a las suspensiones dram¨¢ticas del Riau-Riau, convertidos en los ¨²ltimos tiempos en escenario de multitudinarias peleas que desvirtuaron su naturaleza y obligaron al Ayuntamiento a prescindir del propio acto. "Si el Riau-Riau vuelve a salir, lo ¨²nico que pido es poder codirigir la banda un d¨ªa", se?al¨® el maestro Garc¨ªa Cerd¨¢. El m¨²sico valenciano, al que una angina de pecho le oblig¨® a dejar la batuta en 1995, reiter¨® ayer que el Riau-Riau es su "espinita" y que su deseo m¨¢s anhelado ser¨ªa poder dirigir de nuevo a La Pamplonesa delante del Ayuntamiento y de miles de personas que bailan en la calle al son del Vals de Astr¨¢in, repetido machaconamente durante horas. "No cambio lo vivido ni por los mil millones de la ONCE que han ca¨ªdo estas fiestas", aseguraba ayer el homenajeado.
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