Sobre los jueces y el riesgo del s¨ªndrome 'Matrix'
Hace algunos d¨ªas se estren¨® en Espa?a la pel¨ªcula Matrix; la trama se localiza en un momento indefinido del futuro, en un mundo que est¨¢ dominado por m¨¢quinas que mantienen a la pr¨¢ctica totalidad de la humanidad en una situaci¨®n de semiletargo, cada individuo est¨¢ conectado a un gran ordenador central, Matrix, que suministra sensaciones que le hacen vivir una vida virtual interactiva. A la vista de los ¨²ltimos acontecimientos en materia judicial podr¨ªa afirmarse que algunos jueces est¨¢n dispuestos a desvincularse por completo de la realidad y disfrutar de un mundo virtual construido sobre un mal entendido concepto de independencia.
Un sector importante de la judicatura ha reaccionado de modo virulento contra la iniciativa del Consejo General del Poder Judicial de incorporar encuestas an¨®nimas de abogados y procuradores como instrumento complementario a las tareas de inspecci¨®n, diciendo que se trata de medidas que rozan lo esperp¨¦ntico. Se ha despreciado el esfuerzo del Consejo en materia de tramitaci¨®n de quejas de los ciudadanos. Se barrunta una reacci¨®n desatemperada de la asociaci¨®n de jueces mayoritaria porque la Escuela Judicial parece que ha decidido hacer repetir su periodo de selecci¨®n y formaci¨®n a varios jueces que no han superado esa fase de selecci¨®n, olvidando que los procesos rigurosos de selecci¨®n y formaci¨®n de profesionales son, sobre todo, una garant¨ªa para los ciudadanos. Se cuestionan tambi¨¦n los nombramientos efectuados por el Consejo, llegando a manifestarse p¨²blicamente qu¨¦ ¨®rgano de direcci¨®n de los jueces est¨¢ bajo la influencia de una minor¨ªa de corte radical, olvidando que la totalidad de los miembros del Consejo han sido elegidos por el Parlamento, y que gozan, por lo tanto, del respaldo de cerca de un 80% de los ciudadanos, circunstancia que hace que cada nombramiento que se efect¨²e -acertado o no- cuente con la legitimidad y las garant¨ªas de un Poder del Estado de Derecho.
La sensaci¨®n que se puede transmitir a la sociedad es que los jueces no quieren que su actuaci¨®n sea conocida y valorada desde el exterior.
En este contexto deben valorarse las recientes elecciones a miembros de Sala de Gobierno, votaci¨®n interna de la carrera judicial que ha contado con una participaci¨®n inferior al 40% y que ha supuesto que en algunos ¨®rganos jurisdiccionales los candidatos elegidos apenas contar¨¢n con el respaldo de un 25% del total del censo electoral.
Ser¨ªa absurdo que la asociaci¨®n de jueces minoritaria que hab¨ªa optado por no presentar candidatos quisiera capitalizar ahora la abstenci¨®n, ya que el abstencionismo ha sido la nota dominante en elecciones anteriores; pero sin duda alguien debe capitalizar el fracaso del llamamiento; fracaso de la asociaci¨®n judicial mayoritaria, que pese a su esfuerzo s¨®lo ha conseguido movilizar a duras penas a sus afiliados; fracaso del propio Consejo General del Poder Judicial, que opt¨® por convocar unas elecciones por un sistema pendiente de reforma por el propio Parlamento, en el que se est¨¢ tramitando un proyecto que sustituir¨¢ el modo de votaci¨®n mayoritario por el proporcional; fracaso del propio modelo de Sala de Gobierno, ya que se est¨¢ perdiendo la oportunidad hist¨®rica de convertir esas salas en un mecanismo de aproximaci¨®n de la Justicia a la sociedad. No se trata de deslegitimar a los jueces y magistrados elegidos, que lo han sido en buena aunque reducida lid democr¨¢tica, pero s¨ª reclamarles un esfuerzo hacia la mayor¨ªa sus propios compa?eros de profesi¨®n que han preferido no participar, y hacia la sociedad que lleva mucho tiempo esperando que la justicia deje de ser un problema y pase a ser una soluci¨®n.
La negativa valoraci¨®n que los ciudadanos hacen de la administraci¨®n de justicia, el cada vez mayor desprestigio social de la funci¨®n judicial, s¨®lo se corrige con grandes dosis de transparencia. Hay que hacer un esfuerzo para evitar que el poder judicial se desvincule de la gente; sin este esfuerzo, la mayor dotaci¨®n de medios, las mejoras econ¨®micas y las imprescindibles reformas legislativas har¨¢n que ese mundo de ficci¨®n sea m¨¢s confortable, pero no repercutir¨¢n en una justicia m¨¢s r¨¢pida y m¨¢s eficaz.
Mal asunto si contin¨²a esta huida hacia la realidad virtual, a concebir la independencia como aislamiento y la transparencia con posibles cazas de brujas; este s¨ªndrome Matrix que empieza a vivir un sector importante del Poder Judicial puede hacer realidad el reclamo publicitario de esta pel¨ªcula: Hacer cre¨ªble lo incre¨ªble.
Jos¨¦ Mar¨ªa Fern¨¢ndez Seijo es miembro del Secretariado de Jueces para la Democracia.
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