Periodistas, verdugos y v¨ªctimas
Aunque en su art¨ªculo Periodistas, verdugos y v¨ªctimas en Kosovo (EL PA?S, 7 de julio), Xavier Vidal-Folch se refiere a Julio Anguita como "ese fiel amigo de los Ceausescu de toda ralea", este gabinete de prensa no dispone de fotograf¨ªas suyas junto al ominoso conducator rumano, ni junto a Sadam Husein, HassanII, Suharto, KimII Sung, Idi Am¨ªn o Slobodan Milosevic, por hablar s¨®lo de algunos aut¨®cratas vivos, dentro o fuera del poder. Y es una l¨¢stima, porque muchos otros, dentro y fuera de Espa?a, s¨ª las tienen (por buenas razones... de Estado, naturalmente). ?Habr¨¢ que decir nombres? ?Acaso los de quienes pactaron en Dayton en 1995 con el hoy denostado Milosevic?Convendr¨ªa, en todo caso, recordar al se?or Vidal-Folch, que si bien no est¨¢ obligado a aceptar la argumentaci¨®n de Robert Fisk (La discutible labor de los periodistas en Kosovo, EL PA?S, 30 de junio), no parece de recibo elaborar una monserga militante defensora de la intervenci¨®n ante un examen pormenorizado de naturaleza period¨ªstica, por cr¨ªtico que sea. El uso de las facultades de la raz¨®n emp¨ªrica -y no la "herencia victoriana"- nos parece a muchos uno de los legados m¨¢s valiosos de la cultura anglosajona.
Por desgracia, es un vicio muy extendido en nuestra cultura responder con argumentaciones ret¨®ricas salidas de tono sin encarar las cuestiones precisas abordadas por la parte a la que se replica. Por si acaso sirve de consuelo, forzoso es reconocer que en Espa?a este feo h¨¢bito no es exclusivo de los valedores de la ¨²ltima guerra.
Lo cierto es que buena parte de las preguntas de Fisk ya se hab¨ªan planteado de manera ejemplar en la investigaci¨®n titulada Esperando a que Jamie (Shea) nos diga la verdad, publicada por EL PA?S el domingo 18 de abril, y que son numerosos los testimonios de periodistas que convienen en que, como declar¨® Ignacio Ramonet a Diario16, ha habido "una guerra de propaganda en la que Milosevic y la OTAN mienten". Claro que tambi¨¦n puede adoptarse como periodista la posici¨®n de Marcus Pucnik, un colaborador balc¨¢nico de El Mundo represaliado por el r¨¦gimen serbio, y afirmar, por ejemplo (el martes 27 de abril), que "los periodistas de (la) televisi¨®n serbia -ajenos a toda ¨¦tica profesional- son c¨®mplices de un r¨¦gimen criminal. Seg¨²n todos los conceptos jur¨ªdicos, son ellos mismos criminales. (...) Una televisi¨®n que es un arma de guerra merece ser bombardeada". Lo pavoroso es que ese razonamiento es un espejo del de quienes incitaron al asesinato de opositores a Milosevic como Slavko Curuvija, director del Dnevni Telegraf (entre ellos, varios periodistas de la Radio Televisi¨®n Serbia, seg¨²n Pucnik). Preferimos acogernos al criterio de organismos como Amnist¨ªa Internacional, la Federaci¨®n Internacional de Periodistas, Reporteros sin Fronteras o la Uni¨®n Europea de Radio y Televisi¨®n, que condenan ambos cr¨ªmenes. Procuremos, al menos en nuestro privilegiado Occidente, seguir el antiguo consejo del oficio y no matar al mensajero, siquiera en efigie, pues de otra cosa se trata, en efecto: de ser periodistas, no verdugos ni v¨ªctimas.- Gabinete de Comunicaci¨®n Federal de Izquierda Unida.
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