El despliegue de la televisi¨®n digital terrestre en Espa?a
La pr¨®xima llegada de la televisi¨®n digital terrestre -su puesta en marcha ser¨¢ en noviembre- representa una gran oportunidad para Espa?a en varios y muy significativos ¨¢mbitos.Esta nueva forma de televisi¨®n permitir¨¢ en breve que todos los receptores de televisi¨®n actuales, con un simple descodificador -los receptores digitales de televisi¨®n del futuro lo tendr¨¢n incorporado-, reciban un amplio n¨²mero de nuevos canales que, adem¨¢s de enriquecer la oferta de informaci¨®n y entretenimiento, dinamizar¨¢ necesariamente la industria de contenidos y servicios asociados como Internet y comercio electr¨®nico.
Espa?a, junto con el Reino Unido y Suecia, ser¨¢ un pa¨ªs pionero en esta forma de difusi¨®n de televisi¨®n, que terminar¨¢ imponi¨¦ndose en todos los lugares. La digitalizaci¨®n de la se?al televisiva, adem¨¢s de mejorar notablemente la calidad de la imagen y multiplicar la oferta de contenidos, proporcionar¨¢ nuevos servicios al consumidor.
Pero ser pioneros contiene serias obligaciones industriales que es preciso abordar.
La iniciativa gubernamental que ha dado pie a esta nueva forma de televisi¨®n naci¨® con el empe?o de propiciar el desarrollo tecnol¨®gico de una industria que, habiendo sido sumamente competitiva, tiene ahora una doble oportunidad de acreditar su liderazgo internacional.
Por una parte, en el despliegue de la red que soportar¨¢ las nuevas emisiones; y por otra, en la descodificaci¨®n y acceso condicionado de los nuevos programas. En ambos casos, la industria espa?ola, adem¨¢s de disponer de una acreditada capacidad de respuesta, puede y debe servirse de este nuevo proyecto para renovar su capacidad hist¨®rica y salir reforzada en su competitividad internacional.
En el ¨¢mbito de la nueva red de difusi¨®n de las se?ales digitales, Espa?a posee tecnolog¨ªa y capacidad industrial para afrontar con garant¨ªas no s¨®lo su despliegue, sino, y sobre todo, las oportunidades que brindar¨¢n los mercados que sigan la estela espa?ola. Ser pioneros conlleva, en los pa¨ªses maduros, liderazgos tecnol¨®gicos e industriales que refuerzan su competitividad. La riqueza de las naciones avanzadas se forja precisamente en la combinaci¨®n de avances en el frente de los servicios y en la producci¨®n de los equipos que los soportan. La pol¨ªtica industrial de este fin de siglo debe orientarse al m¨¢ximo aprovechamiento de las demandas tecnol¨®gicas de la sociedad de la informaci¨®n, porque las nuevas formas de riqueza y prosperidad que determinar¨¢n el progreso de las naciones no s¨®lo estar¨¢n asociadas al consumo de las nuevas tecnolog¨ªas sino, y sobre todo, a su producci¨®n.
En el ¨¢mbito de la descodificaci¨®n de las se?ales digitales de televisi¨®n, la nueva plataforma ofrece la singular oportunidad de introducir un descodificador est¨¢ndar que, con seguridad, terminar¨¢ imponi¨¦ndose en todos los mercados.
Los mercados emergentes en televisi¨®n digital, como el Reino Unido, Holanda y Espa?a, tienen la alta responsabilidad de impulsar est¨¢ndares abiertos que faciliten la competencia entre los suministradores de equipos y la diferenciaci¨®n de servicios entre los operadores, en base a los servicios ofrecidos en vez de a la tecnolog¨ªa usada.
ANIEL, especialmente sensible en esta materia, viene propugnando en Espa?a (con apoyo un¨¢nime de todos los interesados) y tambi¨¦n en la Uni¨®n Europea, de acuerdo con los pa¨ªses pioneros, la implantaci¨®n de un descodificador est¨¢ndar -en tanto aparato electr¨®nico- que pueda ser utilizado para recibir todas las se?ales de televisi¨®n digital con un acceso a la informaci¨®n de pago mediante tarjetas chip proporcionadas por cada operador, y un sistema de acceso condicional elegido. Aunque todav¨ªa dominan los descodificadores propietarios de cada operador, en un futuro pr¨®ximo, cuando los receptores de televisi¨®n sean digitales, es absurdo que puedan ser fabricados de manera personalizada para cada servicio digital. Las econom¨ªas de escala que habr¨¢n de permitir su paulatina introducci¨®n en el mercado a precios cada vez m¨¢s baratos exigen la estandarizaci¨®n de los aparatos, como ya sucede con los tel¨¦fonos m¨®viles.
El hecho de que la televisi¨®n digital terrestre se comience a ofrecer en Espa?a mediante un descodificador est¨¢ndar no s¨®lo es una apuesta de futuro en el ¨¢mbito de los servicios; tambi¨¦n es una oportunidad de dar pie en nuestro pa¨ªs a una nueva industria. Espa?a exporta receptores de televisi¨®n en color por valor de 200 millardos de pesetas anuales, lo que nos sit¨²a en primer nivel europeo, liderazgo que puede y debe reeditarse con los nuevos receptores digitales.
Las buenas intenciones iniciales del Gobierno en este ¨¢mbito, con las que siempre hemos coincidido y apoyado p¨²blicamente, deben, ahora que es tiempo, convertirse en realidad.
Si la televisi¨®n digital terrestre no sirve para potenciar la competitividad de la industria electr¨®nica espa?ola y la consecuente creaci¨®n de riqueza tecnol¨®gica y empleo, se habr¨¢ perdido una oportunidad hist¨®rica que ahora, para beneficio de todos -operadores, industria y consumidores-, estamos en condiciones de abordar con ¨¦xito.
La liberalizaci¨®n de las telecomunicaciones se est¨¢ llevando a cabo en Espa?a, en tiempo y forma, de manera ejemplar. Pero no basta con una legislaci¨®n bien intencionada si las consecuencias derivadas de su aplicaci¨®n no son las que justificaron el programa legislativo.
Es hora (despu¨¦s ser¨ªa tarde) de plantearse seriamente si las potencialidades y sus consecuencias industriales, tecnol¨®gicas y de creaci¨®n de empleo -especialmente cualificado- se est¨¢n realizando o no, y obrar en consecuencia.
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