Costas
DE PASADAHay costas y costas. Las playas andaluzas no hacen pandilla. Se dec¨ªa antes que hab¨ªa costas ricas y costas pobres. Eso ya no es verdad: como mucho quedan costas m¨¢s pijas y costas m¨¢s hippies, a¨²n a riesgo de dejar sin playa a la mayor¨ªa de los usuarios, que no se dejan poner c¨®digo de barras en la piel. Est¨¢n las costas del papel cuch¨¦, que son infinitas. Otras que permanecen en gozoso anonimato, sin sucumbir a la globalizaci¨®n del famoseo. Y en el litoral de La Janda, en C¨¢diz, se abre un mar de calas que desde siempre han estado ocupadas por la misma gente. Son los que se han hecho fuertes, adapt¨¢ndose al levante y despreciando la foto robada o pactada, pero que ahora se piensan m¨¢s de un top less al saber que el teleobjetivo tambi¨¦n anida en estos acantilados sociales. A Javier Krahe no es que le haya dado por este sitio, es que vive aqu¨ª desde poco despu¨¦s de grabar La Mandr¨¢gora, aquel corte de mangas en forma de vinilo que firm¨® con Alberto P¨¦rez y Joaqu¨ªn Sabina, otro habitual de Conil, cr¨¢pula de la cuesta del Pe?¨®n, donde Kiko Veneno, viejo cliente de La Janda, tuvo negocio propio para inspirarse cant¨¢ndole a Joselito el de Conil. Y est¨¢n los habituales en Zahara de los Atunes. Imanol Arias y Pastora Vega comparten noches en el chiringuito La Gata junto a Aitana S¨¢nchez Gij¨®n, hermana de Eloy, due?o del chiringuito de mayor abolengo nocturno, fabricado sobre las piezas de madera del decorado de La gata sobre el tejado de zinc que protagoniz¨® su hermana. M¨¢s familiar imposible: la m¨²sica en vivo corre a cargo de Pablo Carbonell, primo de ambos. Este verano tambi¨¦n triunfan por la noche El buitre y La Luna, casas de noct¨ªvagos. Por all¨ª se ha visto a Ana Rosa Quintana, prueba irrefutable de que el cuch¨¦ va descarado a por Zahara y Los Ca?os de Meca. M¨¢s al noroeste, en las playas de Chiclana, estuvo la pasada semana el director de Las aventuras de P. Tinto, Javier Fesser, dirigiendo el ¨²ltimo anuncio de Coca Cola para el verano espa?ol. Una cinta con humor, con chispa, sin dioxinas. Y en C¨¢diz el panorama tambi¨¦n est¨¢ cambiando. Las playas gaditanas tuvieron hasta bien avanzada la d¨¦cada de los 80 su destacamento propio de llanteros (los ni?os que jugaban con ruedas). Hoy se han extinguido, como los camellos, los guardias con salacot de la Victoria. Pero queda el Gran Wyoming, que va a pregonar este a?o el verano en Zahara. Venga quien venga. ANTONIO HERN?NDEZ-RODICIO
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