La coincidencia de Uslar Pietri consigo mismo
"La pol¨ªtica -nos ense?¨® Manuel Garc¨ªa Pelayo- es siempre conflicto, lucha, entre el poder y la convivencia, entre la voluntad y la raz¨®n, entre la justicia y el orden, entre la permanencia y el cambio". Una actitud claramente opuesta a la intelectual, la cual contrapone la verdad a la apariencia, la sorpresa al aburrimiento, el misterio a la revelaci¨®n. Cuando un pol¨ªtico practica, a la vez, la acci¨®n y la contemplaci¨®n est¨¢ dibujando el perfil del pol¨ªtico ideal que, con su inteligencia y su intuici¨®n, es capaz de lograr la unidad de los contrarios.Paradigma de una persona as¨ª -ins¨®lita y poco frecuente en todos los pa¨ªses del mundo- es Arturo Uslar Pietri, ese venezolano universal, creador -con Miguel ?ngel Asturias y Alejo Carpentier- del realismo m¨¢gico hispanoamericano, el cual "no crea una sobrerrealidad desconocida y gratuita sino refleja una realidad que, siendo verdadera, es sorprendente para el resto del mundo". Ministro de antiguos gobiernos venezolanos, aunque fracasara en su aspiraci¨®n a la Presidencia de la Rep¨²blica, a ¨¦l se deben muchas creaciones culturales de su pa¨ªs, como la primera Reforma de Educaci¨®n, los Grupos Escolares, la Ciudad Universitaria, etc¨¦tera, organismos casi todos a¨²n en plena actividad.
Pero si como novelista de Las lanzas coloradas adquiri¨® r¨¢pidamente fama y prestigio, pronto comprendi¨® que en los pa¨ªses de nuestra lengua el escritor debe ser asimismo asiduo paseante de "la plazuela intelectual que es el peri¨®dico" si quiere influir y convencer al ciudadano.
Sus cr¨®nicas, sus famosos pizarrones semanales en el diario
El Nacional -del que ser¨ªa unos a?os tambi¨¦n su director- y sus peque?os art¨ªculos distribuidos en la prensa solvente de nuestra lengua, hicieron de ¨¦l un autor escuchado cuya opini¨®n, en los grandes trances de su pa¨ªs, se esperaba siempre con atenci¨®n. Fue adem¨¢s el primero en dominar el arma de la televisi¨®n con sus charlas culturales que titul¨® Valores humanos, ejemplo eminente de saber divulgar las humanidades y cuya emisi¨®n en las pantallas espa?olas no ser¨ªa ninguna tonter¨ªa.
No es hombre que se doblegue ni se calle. Cuando a sus ochenta a?os, en 1986, recibi¨® el homenaje de su gobierno y de la sociedad venezolana no se limit¨® a dar las gracias protocolarias sino -como relat¨¦ en aquella saz¨®n- no se mordi¨® la lengua para decir que "la ocasi¨®n y la forma en que se contrajo gran parte de la deuda obtenida en la euforia del boom petrolero, con bancos extranjeros y agencias internacionales, podr¨ªa formar parte de la cr¨®nica de una locura colectiva en la que proliferaron todas las formas de corrupci¨®n, desde las m¨¢s elementales y descaradas hasta las m¨¢s refinadas y astutas, y es de esperar que un d¨ªa pr¨®ximo entren a formar parte de la historia penal del pa¨ªs".
Pero cuando cumpli¨® noventa a?os, perdida casi totalmente la vista, se despidi¨® de su labor p¨²blica y period¨ªstica. Tiene ahora 93 a?os y pod¨ªa haber permanecido callado y silencioso en el retiro de su quinta de La Florida en medio de sus libros que ya s¨®lo puede leer por lector interpuesto y s¨®lo los acaricia y recuerda. Pero hombre fiel a s¨ª mismo ha empleado la ¨²nica arma que le quedaba, la voz, en una conversaci¨®n con un notable redactor del diario caraque?o El Universal, para analizar ferozmente la coyuntura actual de Venezuela y los designios de su nuevo Presidente Ch¨¢vez.
"La situaci¨®n de Venezuela -dice a su entrevistador- yo la veo muy grave y preocupante... Ha sido ¨¦ste un pa¨ªs peculiar, distinto a la mayor¨ªa de los pa¨ªses del mundo. Mientras en todos ellos el Estado vive de la naci¨®n, en Venezuela la naci¨®n vive del Estado...; un pa¨ªs de pensionados y de subvencionados y no un pa¨ªs de productores: hemos repartido una riqueza que los venezolanos no produc¨ªamos". Por eso para Uslar lo primero es reducir el tama?o del Estado, a cuyo fin no cree que sirva para nada la nueva Constituci¨®n que propugna el Presidente Ch¨¢vez... "Venezuela -afirma- ha hecho 25 cambios de constituciones y no veo que hayamos mejorado en nada y no se han creado las instituciones necesarias a toda democracia". Es m¨¢s, para Uslar, en Venezuela, "no se ha vivido en democracia sino en un r¨¦gimen de libertades", las cuales, sin aquellas que las respalden pueden siempre periclitar. No duda Uslar en decir del nuevo Presidente que "es un hombre con una gran ambici¨®n de poder que no sabe muy bien para qu¨¦ lo quiere, fuera de la posibilidad de ejercerlo personalmente... Y el ascenso de los 24 oficiales, no autorizado por el Congreso, equivale a un golpe de Estado... Creo que Ch¨¢vez, b¨¢sicamente, encarna el caudillismo cl¨¢sico porque ¨¦l no es hombre de muchas complicaciones intelectuales". Y sin embargo yo estoy convencido que Uslar cree posible y necesario lograr por amplio consenso una nueva Constituci¨®n, la cual debe de ser, utilizando un s¨ªmil matem¨¢tico, la envolvente de todas las diferencias de los varios estamentos que componen un pa¨ªs y el repertorio de todos los derechos y todos los deberes de cada ciudadano. Y que ser¨ªa Arturo Uslar Pietri, a pesar de su edad provecta, quien mejor podr¨ªa explicar a los j¨®venes venezolanos de que no consideren la democracia como algo dado y natural cuando ciertamente requiere esfuerzo y riesgo para no desvanecerse en la indiferencia o en la corrupci¨®n, en la injusticia o en la falsificaci¨®n de s¨ª misma. Porque adem¨¢s, podr¨ªa recordarles -como escribi¨® hace unos a?os- que "el problema fundamental que ha atormentado por siglos el alma criolla es su identidad. Era algo que Bol¨ªvar pensaba, en Angostura, en 1819, cuando dec¨ªa: no somos espa?oles, no somos indios... constituimos una especie de peque?o g¨¦nero humano"...
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