Un trago para los "Angelitos negros"
POSTALESUna parte de la historia del cha-cha-ch¨¢ y del bolero descansa entre las tumbas de la familia Murillo y Carmen Garc¨ªa Garc¨ªa, en el cementerio de San Fernando, en Sevilla. El inmaculado m¨¢rmol negro recibi¨® ayer, un a?o m¨¢s, una lluvia de ron cubano y unos boleros. Poco despu¨¦s, Roberto N¨¢poles Castillo, el ¨²nico fundador de La Estudiantina Invasora que sigue desafiando al tiempo (tiene 88 a?os), rememoraba aquel d¨ªa en que su orquesta comparti¨® escenario con un cuarteto en Sagua la Grande. En el cuarteto tocaba Antonio Mach¨ªn. Y Sagua la Grande era el pueblo cubano donde naci¨® el 17 de enero de 1903. Antonio Mach¨ªn naci¨® cubano y muri¨® como caribe?o de Sevilla. Pidi¨® expresamente que le enterrasen en la capital andaluza. Y ah¨ª, entre la tumba blanca de Carmen Garc¨ªa y la gris de la familia Murillo, est¨¢ una l¨¢pida sobria sobre la que reluce su nombre. Una vez al a?o, desde que la Diputaci¨®n de Sevilla comenz¨® a organizar los ciclos de mestizaje entre el son y el flamenco, sus ra¨ªces le rinden tributo expreso con boleros y ron. "De las poquitas cosas que hacemos bien all¨¢", advert¨ªa Tito M¨¢rquez, coordinador de los grupos que participan en el ciclo. Inaudis Pais¨¢n Mallet, director de La Estudiantina Invasora, arranc¨® de su trompeta unos conmovedores Angelitos negros y emocion¨® a m¨¢s de un sevillano. "Perdone que le moleste amigo, pero usted es un jondo", le solt¨® el espont¨¢neo. El m¨²sico cubano de nombre extra?o -Inaudito- sonri¨®: "S¨¦ lo que es un jondo". Podr¨ªa haberse integrado en la compa?¨ªa de Antonio Mach¨ªn en 1957 para recorrer Espa?a: "Se hizo un grupo de mi color, pero yo ten¨ªa un hijo y no vine". M¨¢s de cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, sostiene que constituye "un orgullo haber llegado hasta la tumba de Mach¨ªn". Sobre ella, el trompetista roci¨® una botella de ron a?ejo que se evapor¨® casi al instante gracias a la can¨ªcula: "P¨¢ ti, sevillano cubano, y cubano sevillano. Y ¨¦ste es el m¨ªo". Inaudito Pais¨¢n apur¨® el ¨²ltimo trago, rodeado por el resto de la Estudiantina y Los Jubilados, y comenz¨® a sonar uno de los boleros m¨¢s inmortales -y reivindicativos- de Mach¨ªn. Se cumpl¨ªa as¨ª un rito santero, aunque con algunas variaciones. El ron a?ejo sustituy¨® al blanco, y la lluvia et¨ªlica resbal¨® sobre el m¨¢rmol negro, en el trago largo que Pais¨¢n sirvi¨® a su ¨ªdolo. Mar¨ªa Jos¨¦ Lugo Girondo asisti¨® al homenaje con una mezcla de emoci¨®n y resentimiento. La sobrina de Antonio Mach¨ªn (obvi¨® su primer apellido, Lugo, del nombre art¨ªstico) contaba con franqueza que es el ¨²nico tributo que le rinde Sevilla: "?Como para no venir!". Cada a?o, Mar¨ªa Jos¨¦ Lugo se lamenta del olvido en el que vive la memoria de su t¨ªo. Ni una sola menci¨®n en el callejero recuerda la relaci¨®n de Mach¨ªn con Sevilla, una ciudad aficionada a clavar azulejos y placas por todos los rincones para conservar trocitos de la vida, de sus protagonistas y de sus santos. De Antonio Mach¨ªn, que se empap¨® de la ciudad hasta hacerse cofrade de la hermandad de Los Negritos, se olvid¨®, tanto que a¨²n sorprende a muchos averiguar que la tumba del cantante cubano est¨¢ en el cementerio de San Fernando, flanqueada por la de Carmen Garc¨ªa y la de la familia Murillo.
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