Risa del pecado nefando

Dos sainetes desmesurados de Francisco Nieva, con toda la libertad de lenguaje y de situaci¨®n que le caracterizan y, naturalmente, con todo el brillo de su lenguaje. El primero es un di¨¢logo de dos frailes que van de camino: el mayor, que ense?a al ne¨®fito el placer que puede encontrarse en el falo y su manejo si se es h¨¢bil y es intenso, tanto en la soledad como en su introducci¨®n generosa, en¨¦rgica y palpitante en alg¨²n acogedor orificio que puedan tener otros hombres, aunque el dise?o original le atribuyese otras funciones. El t¨ªtulo Los viajes forman a la juventud explica su car¨¢cter did¨¢ctico. El segundo sainete es el de los monstruos, incluyendo el de Frankenstein: es Las aventuras menudillas de un hijillo de puta, y el hijillo tambi¨¦n sale a escena, con la mujer odiosa, y tambi¨¦n hay culto al falo.No s¨¦ por qu¨¦ me parecen estos dos repentes unos sainetes del castizo solaz del sexo. Los tres actores hacen muy bien sus papeles: ?ngeles Espinosa de los Monteros se encarga, adem¨¢s, del pr¨®logo y de un collage de poes¨ªas espirituales y aproximadas. No s¨¦, porque no se dice, si este poema c¨®mico, obsceno y sacr¨ªlego tan infantil es obra de Nieva, del director Sim¨®n -que ha resuelto bien la forma de narrar esas cosas- o de la singular actriz.

Levant¨® en el estreno alaridos de risa de los espectadores. Eran en su mayor¨ªa chicos y chicas muy j¨®venes, para quienes supongo que este espect¨¢culo es sano y tranquilizador, por lo que tiene de desmitificador del "pecado nefando", que se dec¨ªa en peores tiempos. Ya se sabe que la risa no es s¨®lo expresi¨®n de alegr¨ªa y comicidad, sino tambi¨¦n una actitud para asumir expresiones o situaciones sexuales o escatol¨®gicas