Gibraltar
Cuando encaramos el siglo XXI, a¨²n contin¨²a desgraciadamente de actualidad la cuesti¨®n de Gibraltar, esa herida abierta en la integridad territorial de Espa?a por la fuerza de las armas hace ?casi 300 a?os! Si ning¨²n Gobierno espa?ol desde entonces ha dejado de reclamar su devoluci¨®n, l¨®gicamente los Gobiernos de la Espa?a actual, moderna, democr¨¢tica y pr¨®spera, miembro de la Uni¨®n Europea (UE) y de la Alianza Atl¨¢ntica, no pueden sino insistir en que se ponga fin a la pervivencia de esta ¨²ltima colonia en Europa. El Reino Unido (RU) se resiste a ello y no muestra s¨ªntomas de querer ceder los derechos que le otorga el Tratado de Utrecht. Gibraltar sigue suscitando vivos sentimientos nacionalistas en el Reino Unido como residuo rom¨¢ntico de su pasado colonial. Sea por ¨¦sta u otra raz¨®n, el RU desea continuar conservando la soberan¨ªa sobre el Pe?¨®n. Ahora bien, seguir manteniendo hoy, cuando el proceso de descolonizaci¨®n est¨¢ pr¨¢cticamente concluido, la colonia de Gibraltar tiene dif¨ªcil justificaci¨®n de cara a la opini¨®n p¨²blica internacional. Para ello, el RU utiliza como escudo los deseos de la poblaci¨®n gibraltare?a, compromiso, por lo dem¨¢s, no adquirido con Hong Kong, por ejemplo. A Espa?a le habla de que adopte medidas de cooperaci¨®n para ganarse la voluntad de los gibraltare?os, pero, paralelamente, ante ¨¦stos se presenta como el garante s¨®lido y seguro de sus privilegios.Todos los esfuerzos espa?oles se han estrellado contra este muro infranqueable. Con el advenimiento de la democracia, Espa?a crey¨® que podr¨ªa iniciar un di¨¢logo directo, lejos de las confrontaciones en la ONU. En 1985, el ministro Mor¨¢n present¨® una propuesta y de nuevo yo lo hice en 1997. En ambos casos no se trataba de ofertas cerradas, sino de puntos de partida, de marcos abiertos de negociaci¨®n. Nuestros esfuerzos para buscar una soluci¨®n a este anacronismo hist¨®rico en el que se ha convertido Gibraltar han resultado est¨¦riles.
Mientras no se ha registrado el m¨¢s m¨ªnimo progreso en las cuestiones de soberan¨ªa, Gibraltar busca consolidarse econ¨®mica y pol¨ªticamente, distanciando con ello a su poblaci¨®n de cualquier f¨®rmula integradora con Espa?a. Gibraltar es un problema de soberan¨ªa, sin duda, pero tambi¨¦n de vecindad, y aqu¨ª s¨ª podemos actuar e influir.
Desde algunos sectores se nos habla de que incrementemos la cooperaci¨®n con Gibraltar. Nada me gustar¨ªa m¨¢s, pero ello tendr¨ªa que venir acompa?ado del inicio de unas negociaciones serias para la soluci¨®n del contencioso. De lo contrario, tirar¨ªamos piedras contra nuestro tejado. Desde la concesi¨®n espa?ola de la apertura de la Verja, la situaci¨®n ha evolucionado, pero en la l¨ªnea de reforzar la autonom¨ªa pol¨ªtica y la posici¨®n de privilegio econ¨®mico de Gibraltar.
La econom¨ªa de Gibraltar, anta?o sustentada en la base militar brit¨¢nica y el contrabando, hoy est¨¢ basada en su situaci¨®n de excepcionalidad dentro de la Uni¨®n Europea al no serle de aplicaci¨®n, entre otros, el IVA y estar excluida de la Uni¨®n Aduanera. Llanamente: mientras desmantelamos los duty free de nuestros aeropuertos, tenemos en Gibraltar un gigantesco duty free orientado al mercado espa?ol. Por si ello no fuera m¨¢s que suficiente, Gibraltar, por no hablar de los tr¨¢ficos il¨ªcitos, tambi¨¦n ejerce sobre Espa?a un amplio dumping econ¨®mico y fiscal merced a la opacidad de su sistema financiero (m¨¢s de 75.000 sociedades para apenas 30.000 habitantes); opacidad que ha sido puesta de relieve la semana pasada por la Comisi¨®n de la UE al abrir al Reino Unido cuatro procedimientos de infracci¨®n por no transposici¨®n de directivas comunitarias en materia de sociedades.
En el ¨¢mbito pol¨ªtico, parecer¨ªa que el Reino Unido ha hecho dejaci¨®n de sus responsabilidades. Cara a Londres, Gibraltar se est¨¢ convirtiendo de hecho en una entidad independiente, como se encarg¨® de demostrarlo durante la crisis pesquera de enero su ministro principal, ignorando el acuerdo hispano-brit¨¢nico y haciendo y deshaciendo a su antojo.
Si un estatuto especial pol¨ªtico y econ¨®mico para Gibraltar, respetuoso de la normativa comunitaria, podr¨ªa ser tolerable en un marco de retrocesi¨®n de la soberan¨ªa negociado con Espa?a, no podemos permitir en contra nuestra el mantenimiento de la actual situaci¨®n, que es perjudicial para la regi¨®n, entre otras cosas, porque es un caso flagrante de competencia desleal; de consentirla, adem¨¢s, alejar¨ªamos la soluci¨®n del contencioso. De ah¨ª, la decidida voluntad de firmeza de este Gobierno para poner fin a anteriores periodos de permisividad e inacci¨®n. Sin perjuicio de una continuidad de nuestra pol¨ªtica con el Reino Unido, nuestra actuaci¨®n se est¨¢ centrando en tres frentes principales:
Primero: en el Campo de Gibraltar, donde es nuestra intenci¨®n impulsar el desarrollo sostenible de la comarca. Hemos de terminar con la dependencia secular del ciudadano campogibraltare?o respecto a la colonia. En 1997 establecimos la Comisi¨®n Tripartita para coadyuvar a las necesidades financieras de La L¨ªnea y este a?o hemos creado la Comisi¨®n Interministerial que ha puesto a trabajar al conjunto de los diferentes departamentos ministeriales en beneficio del Campo y de la calidad de vida de sus habitantes. Muy pronto se empezar¨¢n a sentir los efectos, empezando por los equipamientos y las infraestructuras. Segundo: extremando el rigor en la lucha contra las actividades il¨ªcitas y fraudulentas. Esa lucha discurre por dos caminos simult¨¢neamente. En primer lugar, reforzando los controles en la Verja, que no hay, por cierto, que magnificar ni dramatizar, pues nos limitamos a cumplir con las obligaciones que nos impone nuestra pertenencia a la Uni¨®n Aduanera y al espacio Schengen, de los que Gibraltar no forma parte. Y en segundo, aumentando la labor fiscalizadora de las autoridades de Hacienda y de Aduanas espa?olas sobre las posibles conexiones entre las entidades financieras opacas gibraltare?as y los capitales fruto de la evasi¨®n fiscal o cualquier otra dudosa procedencia en Espa?a.
Tercero: en el seno de la Uni¨®n Europea, donde Gibraltar pretende adquirir un protagonismo internacional que como colonia no le corresponde. Nos seguiremos oponiendo dentro de la UE, en cada una de sus instituciones y grupos de trabajo, a que Gibraltar se convierta, para lo que cuenta con el apoyo del Reino Unido, en interlocutor v¨¢lido de nuestros socios comunitarios, en violaci¨®n de lo estipulado en los tratados comunitarios.
Por duro e inc¨®modo que nos resulte, proseguiremos por esta v¨ªa mientras, como ya he se?alado, no empecemos a hablar, de verdad, de todas las cuestiones, incluida, por supuesto, la de soberan¨ªa. Pretender aparcar o congelar esta cuesti¨®n -nueva forma de evocar la vieja tesis de la fruta madura- es un ejercicio de hipocres¨ªa o un intento de enga?ar a nuestras opiniones p¨²blicas. Hay que tener la valent¨ªa de afrontar los problemas y, evidentemente, la cuesti¨®n de soberan¨ªa es el fundamental para Espa?a. Hay que tener imaginaci¨®n y generosidad para encontrar soluciones y ¨¦stas s¨®lo pueden alcanzarse en el marco del di¨¢logo.
Los gibraltare?os nada tienen que temer de este di¨¢logo. Sus intereses me merecen un profundo respeto. Ahora bien, una cosa es la defensa y protecci¨®n, con las garant¨ªas que sean precisas, de estos intereses leg¨ªtimos y otra muy distinta convertir a Gibraltar en una naci¨®n soberana. No alcanzo a comprender que los gibraltare?os puedan concebir su futuro de espaldas a Espa?a. La actitud de sus dirigentes a ninguna parte les conduce, a menos que piensen transmitir a sus hijos este legado de confrontaci¨®n.
Creo que el acomodo es posible, pero no est¨¢ ¨²nicamente en nuestra mano la soluci¨®n del contencioso. Por nuestra parte, no desfalleceremos en nuestros esfuerzos ni cejaremos en nuestros prop¨®sitos, entre otras cosas, porque los acontecimientos de los ¨²ltimos meses nos est¨¢n dando 1a raz¨®n. Los pescadores contin¨²an faenando en los caladeros pr¨®ximos a Gibraltar. Mientras, el reforzamiento de los controles nos est¨¢ permitiendo, aparte de un m¨¢s cabal cumplimiento de nuestras obligaciones hacia nuestros socios comunitarios y de Schengen, una lucha m¨¢s eficaz contra el contrabando y los tr¨¢ficos il¨ªcitos provenientes de Gibraltar.
Por su parte, la pretensi¨®n gibraltare?a de convertirse de facto en el 16? Estado de la Uni¨®n Europea est¨¢ siendo contrarrestada con eficacia en las distintas instituciones y organismos comunitarios. Asimismo, el entramado log¨ªstico-financiero de Gibraltar se encuentra con problemas cada vez mayores para actuar al margen de la normativa comunitaria. El procedimiento de infracci¨®n, antes mencionado, abierto recientemente por la Comisi¨®n contra el Reino Unido es un buen ejemplo de ello.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.