El responsable
Nada desasosiega m¨¢s al personal de las organizaciones que la incertidumbre sobre la residencia de la responsabilidad. Este fen¨®meno es todav¨ªa m¨¢s acusado cuando la organizaci¨®n de que se trata tiene estructura piramidal y el l¨ªder que acumula el poder en la c¨²spide queda al mismo tiempo exento de cualquier atribuci¨®n de errores. Un entorno f¨¦rreo de guardia pretoriana o de guardia mora, de asesores a¨²licos o de fontaneros improvisados con los cursos CCC, de periodistas de c¨¢mara o de aprovech¨¢teguis, garantiza que los aciertos son siempre del jefe y que a ¨¦l deben quedar referidos, cualquiera que sea el escalaf¨®n en el que se produzcan y sus protagonistas instrumentales.Est¨¢ bien averiguado que cuando el poder cristaliza en ese sistema, la luz del gran timonel acaba impregn¨¢ndolo todo. A sus directrices, a sus anticipaciones estrat¨¦gicas, acaban siendo atribuidos tantos los logros en el comportamiento de los ¨ªndices macroecon¨®micos, nuevo asombro de Europa, como las m¨¢s modestas labores de la recolecci¨®n de los cereales o del orde?o de una cabra. S¨®lo es cuesti¨®n de tiempo, basta esperar para que, enseguida, aflore el rid¨ªculo de semejante dial¨¦ctica porque la senda del poder indiscutido e indiscutible es tambi¨¦n la senda inevitable de la necedad. Propensi¨®n ¨¦sta, la del entontecimiento, sobre la que estamos advertidos por la acumulaci¨®n de una larga e invariable experiencia hist¨®rica a la que hace referencia Adam Michnik en su l¨²cido di¨¢logo con el presidente checo, V¨¢clav Havel, publicado en junio de 1992 por la revista Claves. Claro que el colega polaco, recientemente premiado con el "Francisco Cerecedo" de periodismo, se hab¨ªa anticipado a estos ejercicios cuando en 1961, siendo estudiante de secundaria, organiz¨® el Club de B¨²squeda de Contradicciones, que cuestionaba las divergencias existentes entre el comunismo te¨®rico y su realizaci¨®n pr¨¢ctica.
En breve, volviendo al asunto de partida, ahora en el Partido Popular se busca, urgente, un responsable de los desencuentros negociadores que han concluido a partir del 13-J en la p¨¦rdida del gobierno de la Comunidad Balear y de la de Arag¨®n as¨ª como de la alcald¨ªa de Sevilla y de las de tantos otros municipios. La impresi¨®n creciente para un observador neutral es que cualquier demora del secretario general, Javier Arenas, en dar un paso al frente para reclamar esa responsabilidad como algo intransferible ser¨¢ in¨²til porque de todas maneras acabar¨¢ recayendo sobre ¨¦l y, adem¨¢s, con agravantes recargos. Pienso que en la c¨²pula del PP considerar¨¢n insuficiente dar por hecha la vigencia de la ley de la gravedad. En el Diccionario de borger¨ªas a prop¨®sito de la voz camello se dice que en el Cor¨¢n no aparecen camellos porque como lo escribieron los ¨¢rabes, lo juzgaron innecesario. Pero en la sede del PP nadie puede encontrar refugio en las obviedades.
Luego, una vez designado por el Comit¨¦ Federal como candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno para las pr¨®ximas elecciones generales, viene Joaqu¨ªn Almunia y dice que "en el proceso de paz", iniciado con el cese de la violencia terrorista etarra el pasado septiembre, "falta liderazgo". Y se cumple el anuncio formulado por Juan Aranzadi en su ensayo de hace siete a?os La necro-l¨®gica etarra, seg¨²n el cual lo que, en definitiva, se halla en juego en el final del terrorismo es si, en el pasado, la violencia de ETA era s¨®lo un s¨ªntoma del problema vasco" o el problema vasco mismo. Porque desde luego, como dice un parlamentario vasco del PNV, Joseba Arregi, en su art¨ªculo Revolucionar el nacionalismo democr¨¢tico, publicado el domingo en El Correo, la paz no puede ser el resultado de satisfacer las demandas de la violencia y el nacionalismo debe esforzarse por separar anal¨ªticamente pacificaci¨®n y situaci¨®n institucional de Euskadi. Pero, ?qui¨¦n en el EBB tomar¨¢ a su cargo los errores de apreciaci¨®n de los ¨²ltimos a?os?
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