Sor Beatriz cumple 100 a?os

Puede que el secreto de la eterna juventud no se encuentre en una rec¨®ndita fuente milagrosa, sino en un simple plato de sopas de ajo. La afici¨®n por los maimones, bien aderezados con piment¨®n, parece ser uno de los pilares con los que se ha apuntalado la longevidad de sor Beatriz Atienza, una monja adoratriz que ayer cumpli¨® en Granada cien a?os de vida. La frugalidad en el comer de esta religiosa no se alter¨® ni en fecha tan se?alada, a pesar de que la celebraci¨®n de su edad result¨® proclive al exceso. Fue abundante el n¨²mero de periodistas y sustancioso el de pol¨ªticos, incluso con cartera ministerial, que ayer visitaron a la monja para desearle felicidad. "?La que se ha armado!", exclamaba la superiora de la congregaci¨®n, Milagros S¨¢nchez, ante tal revuelo. El alcalde de la ciudad, el socialista Jos¨¦ Moratalla, acudi¨® en persona al convento de las Madres Adoratrices. Regal¨® a sor Beatriz un ramo de flores que la religiosa puso a los pies de la Virgen y, en nombre de la ciudad, la obsequi¨® con una Granada de plata. Como contrapartida, Moratalla no pudo evitar rogarle un peque?o favor a la monja: "Le he pedido que se acuerde del nuevo gobierno de Granada. Que rece por nosotros, porque lo vamos a necesitar". Junto a sor Beatriz, que conserva unas mejillas tan tersas y p¨¢lidas como las de un beb¨¦, tambi¨¦n estuvo ayer otro miembro del PSOE. El ex ministro de Agricultura y Pesca Luis Atienza es sobrino de la monja y la visit¨® en compa?¨ªa de otros familiares. Atienza asegura guardar gratos recuerdos de la hermana de su padre, en la que advirti¨® ayer "la misma vitalidad, fe, optimismo e ilusi¨®n por vivir que siempre ha demostrado". El ex ministro reconoci¨®, incluso, que su t¨ªa volvi¨® a someterle a las habituales indagaciones sobre su calidad de vida terrenal y espiritual. La terna de pol¨ªticos que felicitaron a sor Beatriz la complet¨® el mism¨ªsimo presidente de la Junta de Andaluc¨ªa. Manuel Chaves no pudo estar presente en el acto, pero mand¨® una carta agradeciendo a la religiosa la labor de rehabilitaci¨®n social de mujeres ejercida durante 65 a?os. Porque Beatriz Atienza, a su manera, ha sido una fervorosa feminista. Naci¨® el siglo pasado en Burgos, donde estudi¨® Magisterio -un aut¨¦ntico logro para una mujer en aquellos tiempos- antes de ingresar en la orden de las Adoratrices. Su primer destino fue Almer¨ªa. All¨ª pas¨® la mayor parte de su vida. Por la ma?ana ense?aba a ni?as en los peque?os colegios de la orden. Y durante la tarde educaba a mujeres atrapadas en la prostituci¨®n, drogodependientes o desamparadas. "Es un ejemplo para todas las hermanas", asegura la superiora. La voz de sor Beatriz, gastada por las lecciones impartidas en voz alta, es hoy apenas un tenue y agudo murmullo. Se mud¨® al convento de Granada cuando su salud, a¨²n envidiable, se debilit¨®. No toma apenas medicamentos, se levanta todos los d¨ªas a las siete de la ma?ana, reza varias horas y dedica la mayor parte de la jornada a la lectura con ayuda de una lupa. "Es una mujer de mentalidad abierta al pr¨®ximo siglo. No se escandaliza por nada. Ni porque las monjas m¨¢s j¨®venes vistan pantalones", explica la superiora. Sin embargo, a sus cien a?os, sor Beatriz no est¨¢ dispuesta a cambiar de h¨¢bitos. Ni tan siquiera el de comer sopas de ajo.