RINCONES Las Menas o la nostalgia rescatada
Emilio Herrero P¨¦rez a¨²n recuerda c¨®mo se llamaban todas las bocas de criaderos de hierro que hab¨ªa en Las Menas, un pr¨®spero poblado de mineros que se levantaba por encima del municipio almeriense de Ser¨®n. Y es capaz, incluso, de recitar de corrido los nombres de todos los directores de la Sociedad Minera Cabalga San Miguel, a los que conoci¨® a lo largo de los 23 a?os que pas¨® trabajando en Las Menas. Hasta que, en 1968, se agot¨® el sue?o. El dinero manda. Y extraer hierro ya no era rentable. El cierre de Las Menas de Ser¨®n dirigi¨® los pasos de los 500 trabajadores que hab¨ªa entonces en el poblado hacia la emigraci¨®n. Unos partieron en direcci¨®n al Levante, otros para Catalu?a... Pero ninguno pudo sacudirse el recuerdo de la que fue, durante decenas de a?os, la zona m¨¢s pujante del norte almeriense. De hecho, mucho antes del declive de Las Menas, antes incluso de la contienda civil que ensangrent¨® a la piel de toro, en el poblado llegaron a convivir hasta 5.000 personas, ejemplo vivo del auge econ¨®mico que brindaba la sacrificada extracci¨®n de hierro. Cuando Las Menas se cerr¨®, la di¨¢spora de quienes se hab¨ªan dejado en ellas el pellejo no fue, con todo, lo peor. Lo m¨¢s doloroso fue comprobar c¨®mo, con el paso de los a?os, el polvo del olvido y el desinter¨¦s enterraban el esplendor de tiempos pasados. El pillaje y el expolio alcanzaron en la zona su mejor definici¨®n. Los directivos de la empresa holandesa abandonaron sus se?oriales casas tal y como estaban mientras habitaron en ellas. Se quedaron los pianos, los muebles caros, los cuadros... Y hasta las cola?as fueron hurtadas cuando el abandono del poblado propici¨® un vandalismo sin riesgos ni l¨ªmites. Emilio Herrero P¨¦rez tiene hoy 68 a?os. Aterriz¨® en Granada despu¨¦s del cierre de las minas de hierro de Ser¨®n. Hab¨ªa que comer. Ahora ha regresado a Las Menas y no puede evitar la emoci¨®n: "Podemos volver aqu¨ª y recordar tiempos pasados. Esto no es lo que era porque ahora tiene otra finalidad. Pero no se ha perdido y eso es bueno". La Junta de Andaluc¨ªa se ha encargado de invertir en la zona para reconvertir el abandonado poblado en un prometedor centro hostelero. Y lo han conseguido. Las Menas -"mineral metal¨ªfero, principalmente el de hierro, tal como se extrae del criadero y antes de limpiarlo", seg¨²n una de las cuatro acepciones que de la palabra recoge el diccionario- se han convertido en una atractiva villa tur¨ªstica con capacidad para unas 80 personas. Francisco L¨®pez es el director de la Villa Tur¨ªstica de Las Menas, que el pasado jueves inaugur¨® el consejero de Turismo, Jos¨¦ N¨²?ez. "Esperamos que, adem¨¢s de lo que ya se oferta, podamos construir una piscina climatizada y distintas pistas deportivas. Adem¨¢s ofrecemos multitud de actividades como talleres de esparto, de plantas medicinales, senderismo o rutas a caballo. Tenemos igualmente en proyecto talleres de astronom¨ªa ya que ¨¦sta es una zona excepcional para observar el cielo", explica L¨®pez. La rehabilitaci¨®n de Las Menas -que ha pasado por m¨²ltiples fases- se inici¨® en 1984. La arquitecta Maris¨¦ Lasaosa ha cumplido con un reto que ella misma se marc¨®: "Siempre tuve claro que, si no se notaba que por aqu¨ª hab¨ªa pasado un arquitecto, entonces habr¨ªamos tenido ¨¦xito". Lasaosa lo ha logrado, con el m¨¦rito a?adido de respetar la arquitectura original y la memoria viva del poblado. En Las Menas hay 19 apartamentos, de los cuales, 11 son de un dormitorio, pero pueden acoger entre tres y cuatro personas. Los otros ocho apartamentos tienen capacidad para seis personas. Y los precios, dependiendo de la temporada y ocupaci¨®n, oscilan entre las 8.900 y 20.700 pesetas por noche. Un coqueto lugar concebido como hotel y dos espacios distintos de comedor conforman la oferta. Por 1.500 pesetas se puede alegrar el est¨®mago, sin enga?ar en modo alguno a las papilas gustativas. Pero, sin echar cuenta al espacio privilegiado que ocupa esta villa, sin pensar en la gracia natural del entorno, sin ocuparse siquiera del empe?o de gentes como Paco Borja, lo mejor de la villa tur¨ªstica es la oportunidad de disfrutar de un refresco bajo el cielo m¨¢s aut¨¦ntico mientras alg¨²n antiguo minero -que de seguro rondar¨¢ por la zona- rememora lo que fueron Las Menas y disfruta con el visitante de lo que hoy son.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Turismo nacional
- Turismo rural
- Pueblos abandonados
- Miner¨ªa
- Ayuntamientos
- Despoblaci¨®n
- Comunidades aut¨®nomas
- Problemas demogr¨¢ficos
- Provincia Almer¨ªa
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Administraci¨®n local
- Destinos tur¨ªsticos
- Andaluc¨ªa
- Espa?a
- Urbanismo
- Administraci¨®n p¨²blica
- Turismo
- Materias primas
- Industria
- Medio rural
- Demograf¨ªa
- Sociedad