Esperanza en Sarajevo
LA DECLARACI?N de intenciones desvelada en Sarajevo por los l¨ªderes mundiales para acabar con el ciclo de la guerra en los Balcanes es un desaf¨ªo formidable. La idea de llevar paz, democracia, seguridad y prosperidad a una de las regiones m¨¢s inestables del planeta, en el coraz¨®n de Europa, merece apoyo incondicional. Que Kosovo pueda haber sido la ¨²ltima tragedia balc¨¢nica, tras una d¨¦cada que ha convulsionado a una Europa m¨¢s bien inane, suena a m¨²sica celestial. Para que sea realidad, Occidente necesitar¨¢ mucha constancia, voluntad pol¨ªtica, monta?as de dinero y una prolongada presencia armada antes de que comiencen a cuajar los objetivos atisbados en esta suerte de Plan Marshall, del que s¨®lo la Serbia de Milosevic queda excluida mientras siga al frente su sanguinario caudillo.La idea vertebral de Sarajevo es que los pa¨ªses del sureste de Europa deben empezar por ayudarse a s¨ª mismos, cooperando m¨¢s estrechamente y acelerando sus reformas econ¨®micas y pol¨ªticas. El premio impl¨ªcito ser¨ªa su eventual incorporaci¨®n a las estructuras de la Uni¨®n Europea y la OTAN. Pero democracias estables, econom¨ªas abiertas y sociedades plurales -los valores liberales que han cimentado la paz y la prosperidad de EEUU y Europa occidental- son todav¨ªa t¨¦rminos de valor limitado en los Balcanes. En la antigua Yugoslavia, verdadero agujero negro regional y foco por antonomasia de los m¨¢s atroces conflictos, esos ideales no tienen posibilidad de arraigar sin la previa desaparici¨®n de casi todos los pol¨ªticos que han encabezado las sucesivas guerras. La zona necesita una nueva generaci¨®n de gobernantes que entienda definitivamente que Europa es una sociedad civil, no un concepto ¨¦tnico o tribal.
El reto y el momento son hist¨®ricos. El tiempo dar¨¢ su valor a la fulgurante cita de ayer en la capital bosnia, cuyos aspectos pr¨¢cticos no comenzar¨¢n a abordarse hasta octubre, cuando se pongan en marcha los grupos de trabajo que deben plasmar en acciones concretas los ambiciosos objetivos del denominado Pacto de Estabilidad. Y puesto que las pavesas de Yugoslavia son no s¨®lo el origen de la cumbre, sino tambi¨¦n su principal n¨²cleo de aplicaci¨®n, la Uni¨®n Europea y EE UU, los dos poderes decisivamente implicados, har¨ªan bien en mirar a Bosnia. Bosnia est¨¢ ah¨ª, cuatro a?os despu¨¦s, para se?alar las limitaciones del proyecto si no existe por parte de sus impulsores la voluntad firme de cambiar todo lo necesario en aras de la convivencia.
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