Los 'botellones'
?Por fin!, exclam¨¦ el otro d¨ªa al leer el art¨ªculo de F¨¦lix de Az¨²a Diversi¨®n (EL PA?S del pasado 21 de julio). Por fin alguien menciona el problema de las francachelas callejeras, m¨¢s conocidas como botellones, que se perpetran noche tras noche, madrugada tras madrugada, en cualquier punto de Espa?a, y que sumen en el insomnio y la desesperaci¨®n a cuantos intentan conciliar el sue?o, ante la tolerancia de los padres (que sufragan la juerga, coche o moto incluidos), la sospechosa inhibici¨®n de las autoridades (a lo mejor les conviene una juventud adocenada y alcoh¨®lica) y la pasividad de los vecinos afectados, forzosos espectadores del trasiego motocicl¨ªstico, los aullidos ensordecedores y el crepitar de botellas rotas. Para acabar con una democracia no es necesario que ning¨²n militar entre a tiros en el Congreso. Basta con ir minando las normas m¨¢s elementales de convivencia y respeto para que todos los principios que rigen nuestras leyes no parezcan sino grandilocuencias vac¨ªas de contenido. ?De qu¨¦ sirve, por ejemplo, que la Constituci¨®n consagre el derecho a la salud si luego se permite que algo tan fundamental para ¨¦sta como es el descanso nocturno sea perturbado por una horda de adolescentes borrachos, a los que a su vez se permite adquirir alcohol sin tener la edad legal para hacerlo? ?De qu¨¦ sirven tantas instituciones estatales, auton¨®micas, provinciales, locales..., sufragadas con nuestro dinero, si luego el incivismo y la barbarie campan por sus respetos, sin que nadie sea capaz de hacer valer unos derechos cuya protecci¨®n deber¨ªa ser prioritaria? Es en la convivencia diaria donde realmente se aprecia si funciona una sociedad, no en los datos estad¨ªsticos ni en las declaraciones rimbombantes de los pol¨ªticos. Esos pol¨ªticos que cuando el salvapatrias fascistoide de turno arrasa en las elecciones se rasgan las vestiduras y pactan con cualquiera. Todo -dicen- para salvar la democracia y la libertad; esa libertad que los ciudadanos quiz¨¢ ya no apreciamos, acostumbrados a que nos la pisoteen tambi¨¦n cada s¨¢bado por la noche.- .
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