Una noche inolvidable

Puede calificarse, sin lugar a dudas, de gran sorpresa y noche inolvidable de buen ballet la Giselle que tan generosamente bailaron todos los componentes del Universal Ballet. Una producci¨®n lujosa, muy entonada en lo est¨¦tico, apoy¨® la sobria versi¨®n que ha hecho Vinogradov de este cl¨¢sico rom¨¢ntico, donde la esencia coreogr¨¢fica decimon¨®nica aparece limpiada y pulida. Giselle fue asumido por Julia H. Moon, con una particular y personal interpretaci¨®n de la obra, am¨¦n de una correct¨ªsima t¨¦cnica y musicalidad. Su sentido del virtuosismo parte de una cierta contenci¨®n dram¨¢tica que poco a poco progresa y transmite la esencia tr¨¢gica de la obra. Moon hace gala de unos largos brazos que despiden poes¨ªa y que parecen ser los di¨¢logos de muerte y amor; en ella se nota el refinamiento que le aport¨® en su camino al estrellato la gran maestra Marika Bessobrasova, y es as¨ª que todo su trabajo de allong¨¦ le da el punto de brillantez et¨¦rea capaz de redondear un segundo acto lleno de lirismo. Maximiliano Guerra, por su parte, estuvo francamente brillante desde la nobleza haciendo que su baile tambi¨¦n creciera en el proceso argumental, y dando finalmente un recital de bell¨ªsimos saltos. Es obligatorio mencionar la calidad de algunos de los otros int¨¦rpretes, como Eun-Sun Jeon como solista principal del Paso de los vendimiadores, y la fuerza y arrojo dominante de Ioana Vasilescu en el papel de Myrtha, reina de las willis. Y apuntaremos de qu¨¦ manera el core¨®grafo reflexiona en la propia lectura acad¨¦mica sobre la adecuaci¨®n de la tradici¨®n a los tiempos actuales, una conjunci¨®n donde tiene que convivir el virtuosismo con la huella del estilo; volviendo a Julia H. Moon y a prop¨®sito del estilo, hay que decir que su escena de la locura posee una intensidad convincente, y que en su salida de la tumba, en el segundo acto, sus facultades vuelven a ponerse en evidencia para conseguir el efecto deseado: un esp¨ªritu que toca levemente una tierra nocturna. El cuerpo de baile mereci¨® y arranc¨® del p¨²blico varias veces un¨¢nimes aplausos con sus perfectas formaciones de l¨ªneas y la manera org¨¢nica de entrar en el estilo rom¨¢ntico, y hay que destacar c¨®mo Vinogradov trae hasta nuestros d¨ªas dentro de su recreaci¨®n cor¨¦utica toda la tradici¨®n del Marinskii. Al final, el p¨²blico en pie vitore¨® a la diva y a todo el conjunto.