Rebajas en agosto
Despu¨¦s del brillante julio taurino barcelon¨¦s, llegaron las rebajas de agosto. Y para que tal circunstancia fuera m¨¢s ostensible se lidieron reses de cuatro ganader¨ªas distintas, en lugar de la anunciada corrida de Sep¨²lveda. Pero lo peor del caso es que el juego de esta anticipada limpieza de corrales fue p¨¦simo: toros descastados, mansos, parados, sin humillar, tirando cornadas. Con todos los matices que se quiera, un aut¨¦ntico regalo. Previamente al festejo, no quedaban muy claras las razones por las que el portugu¨¦s Mario Coelho tomaba la alternativa en Barcelona, en cuyo ruedo no hab¨ªa actuado nunca de novillero. La razon ser¨ªa seguramente sentimental, ya que en este mismo coso, hace 50 a?os, hab¨ªa tomado la alternativa su abuelo, Diamantino Vizeu, el primer matador de toros portugu¨¦s de la historia. Al del doctorado, Coelho lo lance¨® discretamente, pero galle¨® con mucha torer¨ªa para llevarlo al caballo. El tercio de banderillas fue un tanto premioso, ya que la res no se prestaba, llegando a la muleta revolvi¨¦ndose, buscando y prodigando tarascadas. El muleteo con ambas manos fue meritorio y torero as¨ª como valeroso, y lo remat¨® con una tanda de molinetes de rodillas y con media estocada perpendicular. Tampoco se prestaba para banderillear el sexto, que hab¨ªa recibido una primera vara espectacular, y el tercio fue bastante deslucido. El astado ten¨ªa un gran trap¨ªo y dos buenas velas, pero a la muleta lleg¨® sin humillar, soso y con una corta embestida, por lo que Coelho s¨®lo pudo estar aseado con ¨¦l, aunque se empe?ase en prolongar excesivamente el trasteo. Como pinch¨® una vez, en el segundo intento y en un detalle de pundonor entr¨® con rectitud, consiguiendo una estocada entera y saliendo prendido aparatosamente, aunque sin consecuencias. El primero de El Tato, manso y huido, no permiti¨® pr¨¢cticamente ni un muletazo acabando por acostarse de puro manso. El cuarto fue otro mansurr¨®n, tambi¨¦n muy corto de arrancada, con m¨¢s problemas de los que algunos quisieron ver. El ma?o lo sob¨® y hasta le dio alg¨²n muletazo suelto y de cierto m¨¦rito, aunque dentro de una t¨®nica de aburrida insistencia. Lo mat¨® guapamente de una estocada, haciendo muy bien la suerte. Conviene decir tambi¨¦n que El Tato hab¨ªa reaparecido el d¨ªa antes en Santander, despu¨¦s de ciertos problemas de salud y en esta tarde se le vio un punto desmotivado, probablemente por tropezarse con ese saldo ganadero, cosa no del todo comprensible en una plaza que rigen sus propios apoderados. Alberto Ram¨ªrez, que sustitu¨ªa a Finito de C¨®rdoba, tuvo una buena tarde y pudo haber salido por la puerta grande si el presidente, dadivoso en el tercero, hubiese accedido a la nutrida petici¨®n de oreja despu¨¦s de la faena al quinto. En sus dos anteriores actuaciones en esta plaza -esta misma temporada- ya se le escap¨® la puerta grande, pero fue por sus fallos con el estoque. En esta ocasi¨®n fue por otras circunstancias, ya que a sus dos enemigos los liquid¨® con prontitud. Su primero fue otro mansurr¨®n, pero Ram¨ªrez estuvo inteligente con ¨¦l, con un original comienzo de faena por alto, siguiendo muy decidido por ambos pitones, acabando con hier¨¢ticas manoletinas y una estocada entera. El quinto, para variar, tambi¨¦n fue manso y adem¨¢s flojo. Ram¨ªrez lo entendi¨® muy bien, porque si le obligaba mucho el toro med¨ªa la arena por su escasez de fuerzas. El muleteo fue, pues, especialmente suave, muchas veces acompa?ando la embestida, aunque todo con temple y buenas maneras. Despu¨¦s de una estocada tendida, necesit¨® de dos descabellos, lo que seg¨²n el presidente fue motivo para no concederle el trofeo, actitud con la que no estuvo de acuerdo la mayor¨ªa del p¨²blico, que oblig¨® al diestro a dar dos vueltas al ruedo. Una tarde, en resumen, en que a pesar de lo poco propicio que fue el ganado lidiado, los diestros hicieron un esfuerzo para conectar con el p¨²blico, cuesti¨®n que no era precisamente f¨¢cil.
Varias / Tato, Ram¨ªrez, Coelho Seis toros de diversas ganader¨ªas: 1? y 2?, de Mar¨ªa Lourdes Mart¨ªn; 3?, de Los Bayones; 4?, de Sep¨²lveda, y 5? y 6?, de El Sierro, desiguales de presencia, pero muy parejos en el juego, mansos y muy deslucidos
El Tato, silencio y aplausos. Alberto Ram¨ªrez, oreja y dos vueltas al ruedo. Mario Coelho, nuevo en esta plaza y que tomaba la alternativa, oreja y aviso con ovaci¨®n. Plaza Monumental. Barcelona, 1 de agosto. Un tercio de entrada.
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