Enganchados al escenario
"Estoy que me salgo del pellejo", asegura Laura Ma¨ªz, de 28 a?os, antes de partir de gira en una furgoneta repleta de focos. Y no es para menos. El grupo municipal de teatro al que pertenece, el de San Pedro de Alc¨¢ntara (Marbella), ha sido seleccionado por la Consejer¨ªa de Cultura y el Instituto de la Juventud, junto a otros tres del resto de la comunidad, para llevar a cabo una complicada misi¨®n: abrir el apetito por las artes esc¨¦nicas en los pueblos m¨¢s rec¨®nditos de Andaluc¨ªa. Hasta el 22 de agosto, 36 plazas de toda la regi¨®n se llenar¨¢n de personajes de ficci¨®n recreados por estas compa?¨ªas no profesionales. Pondr¨¢n es escena obras de autores tan lejanos en el tiempo y el espacio como Cervantes y Lope de Rueda, de un lado, y Dario Fo y Franca Rame, en el otro extremo. "La gira les va a servir para que vean lo que es esto de verdad". As¨ª de convencida est¨¢ Auxi Tapial, la profesora del taller de San Pedro, enteramente rodeada de disfraces y pelucas justo antes de iniciar el ¨²ltimo ensayo en su local. Y lo corrobora el director del Centro Andaluz de Teatro, Emilio Hern¨¢ndez: "Con la campa?a La Barraca, adem¨¢s de llevar el teatro a los pueblos igual que hizo la compa?¨ªa de Federico Garc¨ªa Lorca, pretendemos dar una oportunidad de formaci¨®n a los grupos no profesionales". El taller de Moguer, de Huelva, el de la comedia de Ubrique, de C¨¢diz, y el de Cazorla, en la provincia de Ja¨¦n, tambi¨¦n sabr¨¢n aprovechar la ocasi¨®n de hacerse ver y o¨ªr en lugares desconocidos. "Yo creo que me va a servir de mucho, y no s¨®lo por lo que me vaya a quedar a nivel personal. Esto me va a dar un mont¨®n de tablas", asegura Eugenia L¨®pez, de 26 a?os, que se dedica al teatro como hobby, como la mayor parte de los integrantes del grupo, y que es administrativa de profesi¨®n. Eugenia lleva tres temporadas en el taller y ha participado ya en dos montajes. "Pero siempre aqu¨ª, en mi pueblo y con mi gente", puntualiza. Por eso le cuesta trabajo imaginarse lo que va a encontrarse detr¨¢s del tel¨®n cuando salga de gira. "Sabiendo que se trata de pueblos peque?os, habr¨¢ un poco de cada cosa: m¨¢s que nada viejitos y ni?os que se cuelgan por todas partes", opina, mientras Tapia termina de pintar de negro la estructura que va a hacer las funciones de escenario. Casi un contrato El presupuesto para la segunda edici¨®n de la campa?a La Barraca ha sido de 23 millones de pesetas, pero cada taller contar¨¢ con un presupuesto adicional de dos millones m¨¢s para vestuario, gasolina, focos y otros gastos. "No se les contrata como a grupos profesionales", explica el director del CAT. Y es que ninguno lo es, aunque hayan ido enganch¨¢ndose poco a poco al escenario. Adem¨¢s, tienen la suerte de que en los pueblos por donde pasan les invitan a comer y a dormir. Pero para ellos es casi un contrato, con unas cl¨¢usulas muy claras: "El que nos hayan elegido nos obliga a tom¨¢rnoslo m¨¢s en serio; tenemos m¨¢s responsabilidad", asegura L¨®pez. Que su fuente de ingresos no sea el teatro no significa que le pongan menos devoci¨®n. Y se nota, porque la palabra m¨¢s pronunciada antes del ensayo es precisamente "ilusi¨®n". "A m¨ª la interpretaci¨®n me ha gustado desde siempre. Luego te vas metiendo poco a poco, apenas sin darte cuenta", comenta Francisco Morales, de 29 a?os. Lo mismo le pas¨® a Laura Ma¨ªz. "A m¨ª esta vena me cogi¨® muy tarde. Y para dedicarte a ello de forma profesional hace falta mucha preparaci¨®n". Hasta ahora se hab¨ªa dedicado a algo de naturaleza similar, aunque diferente: a la animaci¨®n y al cabaret. El taller de San Pedro tiene por delante muchos kil¨®metros que recorrer. La obra que han elegido, Bufoner¨ªas, de Alfonso Zurro, recrea la situaci¨®n que les va a tocar vivir durante las pr¨®ximas semanas: son historias peque?as y divertidas basadas en el teatro popular, aquel que, como La Barraca, se representaba en la plaza de los pueblos ante la sorpresa general. Ellos se consideran preparados para abrir el hambre por el escenario y lograr, como pretende Hern¨¢ndez, que la gente que no tenga una sala en su localidad se desplace a otra para so?ar.
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