Eclipse
DE PASADAPor mucho que lo anuncien en la tele y hablen en los informativos del efecto 2000, o del cambio de siglo, o del fin del mundo de Paco Rabanne que, por cierto, cae en mi¨¦rcoles (?o ser¨ªa mejor decir mir-coles?), uno no se percata de que llega el Apocalipsis hasta leer un titular estremecedor en un peri¨®dico: "Alomartes, las ¨²ltimas fiestas del milenio". ?Glups! Alomartes es un peque?o y bell¨ªsimo pueblo granadino, cuyo lema reza: "Alomartes, con pocos, bastantes". Celebra sus fiestas en agosto. En agosto, todos los pueblos celebran sus fiestas. Pero las de Alomartes deben ser especiales. De lo contrario, al alcalde, Jos¨¦ Calvo, no se le habr¨ªa ocurrido ese titular como reclamo publicitario: "Las ¨²ltimas fiestas del milenio". Fue entonces cuando asaltaron las dudas. ?Ya no habr¨¢ m¨¢s fiestas en este milenio en Alomartes? ?En lugar de fuegos artificiales se ver¨¢ desde all¨ª el caos universal? ?Se abrir¨¢ la tierra? ?Suceder¨¢ como en otro pueblo granadino, B¨¦rchules, que celebra hoy la Nochevieja y entra en 1999 con ocho meses de retraso porque una vez se fue la luz el 31 de diciembre y se quedaron todos sin juerga? Nada m¨¢s que por el titular, merece la pena ir a Alomartes. A ver qu¨¦ fiestas son ¨¦sas. Con lo del milenio est¨¢ pasando como con lo del eclipse, que cae tambi¨¦n en mi¨¦rcoles y todo el mundo habla de ¨¦l. El ¨²ltimo baboser¨ªo discogr¨¢fico de los Backstreet Boys se llama Millenium. La cantante Rosana, para no ser menos, titular¨¢ Eclipse a su pr¨®ximo disco. Acaban de sacar las gafas Euroeclipse y los programas de grabaci¨®n de videos Live Eclipse y Kidseclipse. ?Alguien que tenga alg¨²n otro eclipse por ah¨ª? Que alce la mano. Lo de los fines del mundo es un mal rollo porque ya no se puede hablar ni de Gabriel D¨ªaz Berbel. Luego llega el d¨ªa D y es... como el patio de mi casa. Unos a?os antes del 92 de Sevilla, esa fecha era un imposible, una utop¨ªa, el buque insignia de los pol¨ªticos. Se les atragantaba la boca de noventaydoses. El a?o prometido. Un compa?ero de este diario, Alejandro V. Garc¨ªa, escribi¨® un art¨ªculo sobre eso, sobre la promesa futura e intangible, inalcanzable, del 92. Y en ¨¦sas andaba cuando de pronto le invadi¨® la angustia. Acababa de descubrir que 1992 no era ni un ideal ni un or¨¢culo, sino un a?o real, concreto: era la fecha de caducidad que aparec¨ªa en una lata de at¨²n. En un cart¨®n de leche debe venir tambi¨¦n el or¨¢culo del fin del mundo. JES?S ARIAS
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