Cuando el catal¨¢n abre los brazos XAVIER MORET
Anik Lapointe ten¨ªa 27 a?os cuando lleg¨® a Barcelona por primera vez en el a?o m¨¢gico de 1992. Ven¨ªa en principio para una estancia corta, de tan s¨®lo tres meses, pero la ciudad la subyug¨® ("estaban pasando muchas cosas", dice) y ya lleva viviendo siete a?os en ella. Es editora en Edicions 62 y se maneja con fluidez tanto en catal¨¢n como en castellano, adem¨¢s de en ingl¨¦s y franc¨¦s. "Aqu¨ª he podido hacer un trabajo que me gusta", confiesa, "y con unas perspectivas muy amplias, ya que en mi pa¨ªs, en Quebec, el mundo de la edici¨®n est¨¢ sometido a la influencia de las importantes editoriales francesas. Barcelona, en cambio, es sin duda una capital de la edici¨®n". "Decid¨ª venir a Barcelona para profundizar mis estudios sobre literatura catalana", cuenta Anik. "Ten¨ªa una beca de tres meses para hacer un estudio comparativo entre las literaturas catalana y las de Quebec. En 1990 hab¨ªa le¨ªdo por primera vez a un autor catal¨¢n, Quim Monz¨®, en traducci¨®n inglesa, y lo encontr¨¦ muy interesante. Hab¨ªa buenas muestras de humor, una escritura de nivel... Por otra parte, en Quebec hab¨ªa conocido a algunos estudiantes catalanes que llegaban a trav¨¦s de intercambios culturales. Fue entonces cuando empec¨¦ a interesarme por la literatura catalana". Anik Lapointe, que hab¨ªa estudiado en su pa¨ªs Literatura Francesa y se hab¨ªa licenciado con una tesina sobre la literatura del siglo XIX, sab¨ªa poco de literatura catalana cuando lleg¨® a Barcelona. Adem¨¢s de a Quim Monz¨®, hab¨ªa le¨ªdo Vida Privada de Josep Maria de Sagarra en traducci¨®n francesa, y a Sergi P¨¤mies, tambi¨¦n en franc¨¦s. Nada m¨¢s, aunque es algo que cuesta de creer ahora, cuando en su despacho en Edicions 62 se amontonan numerosos originales de autores catalanes y cuando, a medida que avanza la entrevista, demuestra estar al corriente de casi todo lo que pasa en la literatura del pa¨ªs. "Con los a?os he ido conociendo cada vez m¨¢s la literatura catalana", comenta. "He ido estudiando la tradici¨®n y viendo como ¨¦sta encaja en la literatura del siglo XX. En mis tres primeros meses en Barcelona hice un reportaje sobre el mundo editorial catal¨¢n y me fue muy bien, porque habl¨¦ con muchos autores y editores que me mostraron lo que estaba pasando en Catalu?a". Uno de los editores con los que Anik Lapointe entabl¨® contacto fue Jaume Vallcorba, de Edicions Quaderns Crema. Cuando ella, tras los tres primeros meses, decidi¨® quedarse en Barcelona, Vallcorba le ofreci¨® trabajo en su editorial. Fue un primer paso. Dos a?os despu¨¦s pas¨® a Edicions 62, donde trabaja todav¨ªa como editora de ficci¨®n y de no ficci¨®n y donde dirige una colecci¨®n de viajes. "Me encanta viajar", dice. "De hecho, yo tambi¨¦n soy una viajera". Tras repasar con un poco de envidia la buena base de literatura de viajes que tienen los autores ingleses, cita algunas obras admirables de exploradores del XIX y pasa despu¨¦s a comentar ilusionada algunos t¨ªtulos de la colecci¨®n que dirige. Mientras lo hace, da la impresi¨®n de que salta de libro en libro con la misma familiaridad de quien pasea el ¨ªndice por un mapamundi. De Londres a Patagonia, de ?frica a Borneo, de Lhasa a Tayikist¨¢n... De Quebec a Barcelona. Anik Lapointe no ten¨ªa muy claro c¨®mo era Catalu?a cuando lleg¨® a Barcelona en 1992. "Ten¨ªa una cierta idea, pero no muy estructurada", afirma. "Fue una sorpresa encontrarme con un pa¨ªs tan vivo. Por otra parte, me gust¨® aprender catal¨¢n. Primero lo hice con los amigos y luego ya me matricul¨¦ en algunos cursillos". Y, viniendo de una lectora compulsiva, agrega algo que no sorprende en absoluto: "Sobre todo aprend¨ª el catal¨¢n leyendo libros. Al cabo de un mes de estar aqu¨ª ya le¨ªa en catal¨¢n. No me cost¨® demasiado, ya que es muy parecido al franc¨¦s". Prefiere pasar por alto las cuestiones pol¨ªticas, a pesar de que es consciente de que a menudo se comparan el Quebec y Catalu?a. "Viniendo del Quebec, yo era muy sensible en cuestiones de lengua", comenta, "y tambi¨¦n respecto a la problem¨¢tica catalana. En Quebec, sin embargo, el proceso es muy diferente, ya que all¨ª se est¨¢ trabajando en pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica desde hace mucho tiempo. La ley es m¨¢s dura y obliga a los comercios a poner sus carteles en franc¨¦s". "Es cierto que los dos pa¨ªses se parecen", a?ade, "ya que en ambos hay dos lenguas y reivindican la autonom¨ªa y la defensa cultural y ling¨¹¨ªstica, pero tambi¨¦n hay muchas diferencias, tanto en el aspecto social como en el hist¨®rico". Volviendo al mundo editorial, territorio en el que parece sentirse mucho m¨¢s a gusto, comenta: "El panorama de la edici¨®n en Catalu?a ha cambiado mucho desde que llegu¨¦". "Se ha profesionalizado mucho m¨¢s", apunta, "y ha pasado de un estado m¨¢s fr¨¢gil a tener en cuenta las leyes del mercado, en el caso catal¨¢n. Por otra parte, tanto en catal¨¢n como en castellano, hay un proceso de fusiones y de movilidad que es parecido a lo que est¨¢ pasando en todo el mundo". Frente a los t¨®picos que rodean a la sociedad catalana, se?ala Anik Lapointe: "Dicen que son muy cerrados, pero la verdad es que a m¨ª me han acogido con los brazos abiertos". "Adem¨¢s", insiste, "aqu¨ª puedo hacer un trabajo que me encanta, el de editora, un trabajo que en mi pa¨ªs no me habr¨ªa sido nada f¨¢cil". Admite conocer poco Catalu?a, pero por encima de todo se muestra una entusiasta de Barcelona. "Es una ciudad muy agradable, con rincones maravillosos, que puedes descubrir paseando tranquilamente", dice ilusionada. "Es una ciudad con una medida muy humana donde siempre est¨¢n pasando cosas". Cuando llegan sus amigos de Quebec, Anik Lapointe no los lleva a ver s¨®lo monumentos. Les ense?a Gaud¨ª y los edificios modernistas del Eixample, pero tambi¨¦n le gusta llevarles a Santa Mar¨ªa del Mar y a la Rambla. "O a pasear sencillamente por la parte antigua de la ciudad", termina. "La suerte de Barcelona es que es una ciudad muy diversa en la que siempre queda algo por descubrir...".
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