La tragedia del genio altivo

"Aguantar... yo puedo aguantar una temporada en el banquillo; pero... ?y mi futuro? Con Toshack no tengo futuro. Hemos hablado y ¨¦l no me ha dicho que no me quiere, pero con ¨¦l no voy a jugar. Me tendr¨ªa que ir a otro sitio... pero no lo s¨¦". Clarence Seedorf intenta no pensar en la derrota. Sonr¨ªe con las gafas de sol en el pelo; aunque se extiende el crep¨²sculo sobre la Ciudad Deportiva. Se monta en su Ferrari y desaparece.De origen humilde, su familia emigr¨® a Amsterdam desde la capital de Surinam, Paramaribo, al poco de nacer ¨¦l. A los 16 a?os su virtuosismo se destacaba entre los jugadores del Ajax. Manejaba las dos piernas, ten¨ªa disparo, regate, velocidad, y un f¨ªsico portentoso. En el campo daba ¨®rdenes a todo el mundo; incluyendo a los mayores. Encantados ante su genio adolescente, los directivos lo cuidaron como a un diamante.
Quiz¨¢ la tragedia de Seedorf haya sido desembocar en un equipo que reun¨ªa egos m¨¢s potentes que el suyo. En el Madrid, salvo Karembeu, no tiene amigos en la plantilla. Los pesos pesados le se?alan -junto a Roberto Carlos- como a un jugador suficiente, individualista y arrogante que no piensa en el equipo. "Es imposible convencerle de nada; tiene sus ideas y va para adelante con ellas", dicen. "Hay que darle el bal¨®n aunque tengas una mejor opci¨®n de pase, porque si no, se cabrea", bromean. Y en el fondo, piensan como Toshack; que eligi¨® su v¨ªctima el d¨ªa en que vi¨® c¨®mo el holand¨¦s se peleaba con Hierro en el Bernab¨¦u, hace tres meses. El gal¨¦s descubri¨® un blanco f¨¢cil, alejado del poder del vestuario y del afecto de la afici¨®n.
El ex t¨¦cnico madridista, Guus Hidddink, que le conoci¨® en la selecci¨®n holandesa, tampoco quer¨ªa a Seedorf en el equipo. Al llegar a Madrid, Hiddink pact¨® con el presidente, Lorenzo Sanz, el traspaso de Seedorf, al final de temporada. Pero Sanz prosigui¨® la tradici¨®n del Ajax, junto con Juan Onieva. Para ellos, Seedorf, de 23 a?os, era una apuesta de futuro. P¨¢lidos, con el rostro desencajado, Sanz y Onieva contemplaron el pasado jueves c¨®mo el jugador discut¨ªa con Toshack. "T¨² me ignoras, me faltas el respeto, no te atreves a decirme que no cuentas conmigo, para que me vaya", repet¨ªa ante la mirada fr¨ªa del entrenador. Al terminar la reuni¨®n, en el despacho de Sanz en el Bernab¨¦u, el padre y representante de Seedorf, Johan, se detuvo un momento en el lugar donde su hijo hab¨ªa firmado por el Madrid, en 1996. "Aqu¨ª comenz¨® todo", dijo. "Y parece que aqu¨ª se ha terminado".
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