Accidentes y culpa

El otro d¨ªa, a punto de finalizar mi turno de guardia, he atendido a un accidentado, un "tr¨¢fico", como decimos entre nosotros. A diario atendemos accidentados. Es parte de nuestro trabajo. Casi siempre nos quedamos con el resultado: tal lesi¨®n, tipo de herida, politrauma, etc¨¦tera, y pocas veces, en mi caso, me he parado a pensar en el porqu¨¦. Ya es conocido el del alcohol; tambi¨¦n el de la velocidad inadecuada, el de los despistes...Por cierto, est¨¢ discretamente bien la campa?a de Tr¨¢fico de este verano. Pero la otra ma?ana, somnoliento y todo, y a pesar de que se hab¨ªa resuelto bien para el interesado an¨®nimo y sufriente, reflexion¨¦. Me explic¨® el accidente y, adem¨¢s de poner los pelos de punta (el cami¨®n que conduc¨ªa ha atravesado su carril, la mediana, el carril contrario y ha volcado, posteriormente, sin encontrarse ning¨²n otro autom¨®vil. Kil¨®metro 91 de la N-V), su preocupacion mayor era c¨®mo esa noche iba a trabajar y si su empresa tendr¨ªa en cuenta la situaci¨®n. Proced¨ªa de Lisboa, de donde sali¨® a las doce de la noche para llegar a Madrid a las ocho de la ma?ana. Se hab¨ªa dormido. Y esa noche deb¨ªa regresar por la misma ruta y con el mismo horario. ?Y usted cu¨¢ndo duerme? Cuando puedo. Desde mi trabajo, seguro, no entiendo la "explotaci¨®n", pero a su familia quiz¨¢ le apetezca ir de vacaciones, como a la m¨ªa. Si no viaja en las condiciones que se le impongan, puede que la pr¨®xima guardia atienda a otro compa?ero que accedi¨® a conducir hasta Lisboa en el puesto de mi an¨®nimo accidentado y que tambi¨¦n tuvo sue?o. ?Dios no lo quiera! ?De qui¨¦n es la culpa?-