La cuarta parte de los medicamentos consumidos en Francia son ineficaces, seg¨²n un informe oficial
La cuarta parte de los medicamentos que consumen los franceses son completamente in¨²tiles o muy poco eficaces, seg¨²n acaba de descubrir la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria, despu¨¦s de analizar un total de 1.200 f¨¢rmacos recomendados espec¨ªficamente para las enfermedades cardiovasculares, de metabolismo, reumatismo y psiquiatr¨ªa. Resulta que algunos de esos f¨¢rmacos, entre los que abundan los placebos, figuran entre los grupos de medicamentos m¨¢s recetados o m¨¢s caros de la farmacopea francesa. Las autoridades sanitarias han dado un plazo de cinco semanas a las empresas fabricantes de esos 270 medicamentos de dudosa eficacia para que aporten pruebas convincentes del inter¨¦s m¨¦dico de sus productos. Si sus explicaciones no convencen a los cient¨ªficos oficiales, la Seguridad Social francesa anular¨¢ o reducir¨¢ dr¨¢sticamente la tasa de reembolso asignada a esos f¨¢rmacos.Los expertos de la agencia sanitaria se han puesto manos a la obra de analizar los medicamentos por indicaci¨®n expresa del Gobierno franc¨¦s, que lleva meses advirtiendo de la alarmante progresi¨®n de los gastos de la Seguridad Social.
"La ministra de Empleo y Solidaridad nos ha encargado hacer una gran limpieza, pero est¨¢ claro que nuestra iniciativa va dirigida fundamentalmente a limpiar la bodega y los bajos fondos, mucho m¨¢s que el sal¨®n", ha indicado Jean-Fran?ois Bergmann, uno de los responsables de la agencia. Aunque la ministra Martine Aubry proclama que su prop¨®sito no es tanto hacer econom¨ªas como mejorar el servicio farmac¨¦utico a los ciudadanos, parece evidente que el Gobierno cuenta con ahorrarse miles de millones al a?o.
En el informe de este primer estudio, que debe ser continuado con el an¨¢lisis de los antibi¨®ticos y los medicamentos contra la gastroenteritis y la neumon¨ªa, los expertos se escandalizan por el hecho de que los poderes p¨²blicos est¨¦n sufragando productos de tan dudosa eficacia, denuncia que da pie, a su vez, a interrogarse sobre la opacidad y tortuosidad de las relaciones entre la industria farmac¨¦utica y la Administraci¨®n.
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