Veraneantes del siglo III
A finales del siglo III, un maestro artesano llamado Hippolytus, habitante de la ciudad romana de Complutum, en la actual Alcal¨¢ de Henares, compuso un bello mosaico por orden de una familia importante de la ciudad. Hoy, 1.700 a?os m¨¢s tarde, Lorena y Sherezade pasan la escoba, divertidas pero concienzudas, sobre esas piedras multicolores que ahora vuelven a ver la luz.Las dos chicas, de 16 y 18 a?os,son alumnas del Taller Escuela de Arqueolog¨ªa y Rehabilitaci¨®n (TEAR) de Alcal¨¢ de Henares, que estos d¨ªas ofrece gratis un viaje al pasado cl¨¢sico a trav¨¦s del yacimiento de la casa de Hippolytus, el primero cubierto y visitable de la regi¨®n. Casi 60 personas, entre alumnos, t¨¦cnicos y universitarios en pr¨¢cticas, han decidido pasar sus vacaciones de verano en este paraje que rebosa polvo e historia.
"La apertura al p¨²blico de la casa de Hippolytus, un conjunto de termas romanas que, creemos, serv¨ªa de lugar de reuni¨®n a la ¨¦lite juvenil de la ciudad, es el primer gran logro de la escuela", afirma orgulloso Jos¨¦ Polo, arque¨®logo del TEAR, que lleva m¨¢s de nueve a?os trabajando en el yacimiento. Ahora, culminada la primera fase de su obra, supervisa la labor de los estudiantes en pr¨¢cticas que siguen excavando en Complutum durante el verano. "Los que estamos aqu¨ª lo hacemos por amor al arte, ni el calor ni la falta de presupuesto importan", asegura. Alfonso Vives, responsable de jardiner¨ªa de la escuela, asiente con una sonrisa, mientras vigila el buen hacer de M¨ªriam, una de sus pupilas, que riega con una gran manguera las petunias de la entrada al yacimiento.
Jos¨¦ y Alfonso, ambos en la treintena, tienen a su cargo a unos cuarenta alumnos, todos menores de 26 a?os, durante el invierno, aunque en la estaci¨®n estival ese n¨²mero se reduce a 10 o 15, repartidos en tareas de mantenimiento del yacimiento, jardiner¨ªa, gu¨ªas para los visitantes, canter¨ªa y carpinter¨ªa. El TEAR ha formado ya en este oficio a unos quinientos j¨®venes parados de Alcal¨¢ de Henares, enviados por el Inem para hacer cursos de uno o dos a?os y que salen de la escuela con un gusto por la arqueolog¨ªa que la mayor¨ªa de ellos nunca habr¨ªa imaginado tener.
Es el caso de Lorena y Sherezade, encargadas este verano del mantenimiento de la casa de Hippolytus y del servicio de gu¨ªa entre semana. Cuando las llam¨® el Inem, no sab¨ªan "de qu¨¦ iba eso de la arqueolog¨ªa". Hoy son casi veteranas canteras, han levantado columnas y tallado el letrero que da entrada al yacimiento. De ellas depende, adem¨¢s, que la estrella de la visita, el mosaico de ambiente tunecino en el que convergen todas las miradas, est¨¦ libre de polvo o grava. Tambi¨¦n deben mantener el yacimiento limpio y "ordenado", y atender a las visitas. "Les ponemos un v¨ªdeo informativo con las infograf¨ªas que hemos hecho en la escuela, y luego los acompa?amos en la visita y respondemos a sus preguntas", explica Sherezade, quien ya ha visto pasar por aqu¨ª a un mont¨®n de gente "de lo m¨¢s variado".
"Vienen expertos arque¨®logos de la Universidad, pero tambi¨¦n se?oras que aprovechan para darse una vuelta despu¨¦s de hacer sus compras en los centros comerciales cercanos, o chicos j¨®venes que vienen del polideportivo que hay aqu¨ª al lado; hacen gimnasia un rato, y luego, al yacimiento", cuentan entre risas.
Mientras, dos nuevos visitantes, padre e hija, contemplan extasiados los restos resucitados de la casa de Hippolytus. "Lo le¨ª en el peri¨®dico y me decid¨ª a venir. Es fenomenal, una maravilla. Llevamos un rato dando vueltas al itinerario porque queremos dejar el mosaico como postre", explica encantado el progenitor. "No somos expertos, s¨®lo aficionados", a?ade, "pero es que esto es cuesti¨®n de sensibilidad".
A unos cien metros de esta casa de Hippolytus, en la que, dicen los arque¨®logos, se reun¨ªa la "¨¦lite juvenil" de Complutum para preparar su ascenso al poder pol¨ªtico, otros j¨®venes, estudiantes de arqueolog¨ªa de la Universidad de Alcal¨¢, trabajan bajo un sol de justicia para sacar a la luz nuevas estancias de la ciudad enterrada. "Aqu¨ª todo el mundo hace de todo, es un trabajo en equipo", cuenta Arantxa, de 22 a?os, mientras Jos¨¦ Polo supervisa la labor de sus compa?eros. La inauguraci¨®n de Complutum como complejo arquitect¨®nico abierto al p¨²blico llevar¨¢ todav¨ªa unos cuantos a?os, pero el "logro" de la casa de Hippolytus es ya un primer paso del que todos se sienten orgullosos. Cientos de j¨®venes como Sherezade, Lorena, Miriam o Arantxa seguir¨¢n en los pr¨®ximos veranos escarbando en las profundidades de la tierra para descubrir la belleza de una cultura distinta pero que, como dice Arantxa, "es tambi¨¦n aquella de la que procedemos".
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