ABECEDARIO ANDALUZ L¨¦xico (II)
Arabismos andaluces. La impronta ar¨¢biga del andaluz ha sido cuesti¨®n muy controvertida y llena de asperezas. Se lleg¨® a pensar que tanto el seseo sevillano, como el ye¨ªsmo y las vocales abiertas de la parte oriental, se deb¨ªan a un substrato ¨¢rabe, o m¨¢s bien bereber. Hoy ning¨²n ling¨¹ista solvente mantiene esas tesis, aunque quedan flecos por investigar. Las peculiaridades de nuestra fon¨¦tica, o ya ven¨ªan en forma embrionaria con los colonos de Castilla, Le¨®n, etc¨¦tera, o aqu¨ª se gestaron y desarrollaron, se injertaron unas con otras, en un atareado juego de latencias, pr¨¦stamos e incluso voluntad de los habitantes por distinguirse de la Corte. Unas 4.000 palabras ¨¢rabes hay en el acervo del espa?ol (muchas de ellas top¨®nimos andaluces). Pero Fern¨¢ndez Sevilla s¨®lo considera 136 como propias del andaluz. En los minuciosos mapas del ALEA tampoco rebasan el 15%. Una proporci¨®n exigua, como se ve, que tambi¨¦n desmiente la pretendida arabizaci¨®n del castellano en estas tierras. Entre las que podemos considerar "propias" est¨¢n las muy comunes -y en retirada- aljofifa, (que ya aparece en Rinconete y Cortadillo, de Cervantes), alacena, alhucema, alberca, azuda, zacat¨ªn, coracha, alfajor, majar¨®n, albur, alcuza, anafe, almanaque, almocafre... Bell¨ªsimas palabras, atravesadas de emocionados recuerdos las m¨¢s. Cap¨ªtulo aparte merece la cuesti¨®n de los dobletes (una palabra ¨¢rabe y otra latina para la misma cosa), que es como un lujo del idioma que los andaluces administramos a placer: almanaque/calendario; array¨¢n/mirto; alhucema/espliego; almoraduj/mejorana; ajol¨ª/s¨¦samo; almud/celem¨ªn; arazuz/paloduz. Son como pares de zarcillos, a cual m¨¢s hermoso, por los que la mujer andaluza tuviera que sufrir en su elecci¨®n los d¨ªas de fiesta. Gitanismos. Ya algo dijimos de esta cuesti¨®n a prop¨®sito de Flamenco, incluido el insufrible desvar¨ªo del Diccionario oficial. A las voces del yunque y el comp¨¢s hemos de se?alar otras muchas que se han ido metiendo en nuestra habla casi de contrabando, en el roce de la fiesta, con los achares (celos), que provocan los se?oritos de post¨ªn, la chala¨²ra del cante, donde se inician los chavales; entre la priva (bebida), que est¨¢ chip¨¦n, aprendiendo a camelar, y a buscarse el parn¨¦, que te vi¨¢ d¨¢ un cate, no me hagas el parip¨¦, que la cosa est¨¢ chunga. Pero tambi¨¦n en los arrabales del argot, con tanto mangante que lo que no quiere es currar, vete najando y no pases m¨¢s duquitas. Con la curiosa aversi¨®n de los gitanos a pronunciar las s¨ªlabas dra, dre, dri... nos contagiaron el pare y mare, que muchas mujeres andaluzas se reservan para chillarle su desmedido amor a los hijos, en eso que en Iznajar, y en toda la subb¨¦tica, llaman un abrazo chillao. ?No tiene ange?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.