Bochorno en Madrid
MUCHAS DEBEN ser, sin duda, las virtudes que adornan al alcalde de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano; pero la sensibilidad social, la sutileza y la est¨¦tica democr¨¢tica no se cuentan entre ellas. Fiel a esa desconfianza reaccionaria que identifica la pobreza con la vagancia y a los inmigrantes con par¨¢sitos aprovechados, al enterarse de que varias decenas de gitanos rumanos hab¨ªan viajado a la costa y regresaban a Madrid para su realojo en los campamentos madrile?os dej¨® esta frase para la historia: "Se han ido de vacaciones. Es tremendo". Los rumanos no estaban, por supuesto, de vacaciones, sino que se hab¨ªan desplazado a las localidades veraniegas para vender la publicaci¨®n La Farola, como suelen hacer en Madrid para ganar alg¨²n dinero.No es la primera vez que ?lvarez del Manzano averg¨¹enza a los madrile?os con sus paleol¨ªticas salidas de tono. El responsable de que la capital de Espa?a se haya convertido en un laberinto de zanjas, trampas para los viandantes y museo de horrores urbanos ha traicionado la hospitalidad de Madrid oponi¨¦ndose de forma indisimulada a la recogida de marginados sociales y a cualquier otra obligaci¨®n social admitida en los municipios civilizados. El alcalde de Madrid es parcialmente responsable del torpe desalojo de los gitanos rumanos de Malmea, en el barrio de Fuencarral, origen del conflicto actual. La sarc¨¢stica apelaci¨®n a las vacaciones de muchos de los expulsados entonces es una ofensa indigna de un gestor democr¨¢tico por la que debe disculparse. En lugar de zaherir a los inmigrantes, el se?or ?lvarez del Manzano cumplir¨ªa mejor con sus obligaciones esmer¨¢ndose en articular pol¨ªticas eficaces -con la colaboraci¨®n de otras instituciones- para que puedan adaptarse en la medida de lo posible a la sociedad madrile?a y dejen de constituir un problema para la comunidad. Pero para esto no parece tan dispuesto.
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