Sevilla quiere su lugar en el Olimpo
La Cartuja despliega el culto a los mitos, a la espera de ponerse junto a ellos en unos Juegos
El agua y las llamas, en el orden inverso al habitual, se sucedieron anoche en la ceremonia inaugural de los Campeonatos del Mundo de Atletismo que se disputar¨¢n hasta el 29 de agosto en Sevilla. El gran coliseo de La Cartuja (m¨¢s de 14.000 millones de pesetas en sus entra?as) acogi¨® un espect¨¢culo que dio culto a los mitos tal vez para que el estadio sevillano pueda ganarse un puesto junto a ellos en el Olimpo. Los carteles indicadores de Sevilla lo llaman desde hace tiempo "Estadio Ol¨ªmpico", pero a¨²n no se tiene noticia de que vaya a merecer un lugar en ese reino, seg¨²n se prev¨¦n las pr¨®ximas ediciones de los Juegos.Entretanto, este recinto deportivo se mostr¨® ayer ante 3.500 millones de espectadores (conforme al recuento habitual de estos casos a ojo de buen cubero) como un escenario hermoso y moderno. La cantaora Estrella Morente le llev¨® primero su Agua clara, y despu¨¦s el bailar¨ªn Joaqu¨ªn Cort¨¦s su Fuego intenso, afortunadamente cuando ya hab¨ªa anochecido.
La ceremonia dur¨® cerca de dos horas, y el pr¨ªncipe Felipe desde el palco y los 60.000 espectadores desde sus c¨®modos asientos de pl¨¢stico la siguieron admirados y participativos.
La responsabilidad de la mezcla entre el agua y el fuego correspondi¨® a la empresa Alquimia, y su montaje lo dirigi¨® Manuel Coronado al frente de 600 voluntarios, 40 bailarines, decenas de t¨¦cnicos y unos 300 millones de pesetas. La creaci¨®n art¨ªstica general tuvo como autor a Jos¨¦ Carlos Plaza, y los efectos especiales de sonido y luces fueron preparados por el especialista Reyes Abades.
La sucesi¨®n de acontecimientos que vivi¨® ayer el estadio de La Cartuja ten¨ªa como motivo el homenaje a H¨¦rcules (o a sus hijos, puesto que el conjunto de actuaciones se titul¨® Los hijos de H¨¦rcules) en calidad del supuesto fundador de Sevilla que siempre fue.
La primera sorpresa de la noche lleg¨® con la Patrulla Acrob¨¢tica de Paracaidismo del Ej¨¦rcito del Aire, cuyos integrantes se precipitaron hacia el estadio formando en el aire el no8do (no-madeja-do: no me ha dejado) que AlfonsoX otorg¨® a la ciudad como agradecimiento a su fidelidad. Repuesto del susto que siempre dan estas acrobacias en el vac¨ªo, el p¨²blico presenci¨® luego la actuaci¨®n del grupo sevillano Siempre As¨ª, que interpret¨® el himno de los campeonatos: El aire de Sevilla, que para s¨ª quisieran los atletas cuando empiecen las pruebas esta misma ma?ana.
El tradicional desfile de los deportistas dur¨® menos que en otras ocasiones, y no porque se haya reducido la participaci¨®n de pa¨ªses (al contrario, ha aumentado de 198 a 203 naciones), sino porque los organizadores de la velada consideraron que pod¨ªa convertirse en un espect¨¢culo monocorde, por muy multicolor que resultase. As¨ª que los atletas entraron en el estadio por cuatro rampas, y se sentaron poco despu¨¦s en el proscenio para seguir de cerca lo que acontecer¨ªa en la alargada plataforma inundada de luces. No desfil¨®, conforme a lo previsto, el ¨²nico atleta representante de Gibraltar, despu¨¦s de que las autoridades espa?olas as¨ª lo solicitaran.
Una vez concluida la procesi¨®n de los muchachos, los abanderados y los directivos, 40 bailarines y 600 voluntarios se constituyeron en r¨ªo Guadalquivir para que se posara sobre ¨¦l un H¨¦rcules ni?o con una luz destinada a simbolizar una gota de agua. La transformaci¨®n del escenario (de 500 toneladas, extendido a lo largo de una de las bandas del terreno de juego, junto a la recta de contrameta) dio a entender despu¨¦s que tal metamorfosis creciente guardaba relaci¨®n con las se?as de identidad que ha ido adquiriendo Sevilla: la herencia de los romanos, la sangre de los ¨¢rabes, el arte y la arquitectura del barroco y, finalmente, la "fusi¨®n", en este caso m¨¢s bien como punto de enlace con el siguiente espect¨¢culo, el que protagonizar¨ªa un poco m¨¢s tarde Joaqu¨ªn Cort¨¦s.
Las cl¨¢mides y los miri?aques de los figurantes de ¨¦poca, sus capas y zagalejos, se acompa?aron de la m¨²sica de Jos¨¦ Nieto Los hijos de H¨¦rcules, grabada para la ocasi¨®n por la Orquesta Sinf¨®nica de Radio y Televisi¨®n de Bratislava.
Esta parte dedicada al agua se cerr¨® con el cante de Estrella Morente; y su Agua clara se apag¨® con el Fuego de Cort¨¦s, quien represent¨® ya al H¨¦rcules adulto, acompa?ado de nueve m¨²sicos y quince bailarines.
H¨¦rcules Cort¨¦s lleg¨® corriendo al escenario (no por retraso, sino por exigirlo el gui¨®n) y asombr¨® a los telespectadores del resto del mundo con su torso desnudo y sus formidables giros sobre s¨ª mismo, tan de su gusto. Le iluminaban el sudor los 25 focos de la torreta situada a la izquierda y formada como un gigantesco mecano de color plata; los 95 de la que se coloc¨® al fondo de la escena, los 47 de la tercera torre y los 91 de la que se levantaba m¨¢s a la derecha. Chorros de luz y calor cambiantes y espectaculares que alumbraban desde arriba las manos del artista cuando se juntaban, con los dedos tensos hacia la Luna.
El flamenco de fusi¨®n, el flamenco actualizado, represent¨® el gui?o que la ciudad andaluza enviaba al mundo entero: el arte secular m¨¢s genuino de esta tierra del sur en el estadio m¨¢s moderno del planeta, preparado para albergar el mayor espect¨¢culo del siglo XXI: el deporte.
El aspecto de las gradas y la magia nacida de la uni¨®n del p¨²blico con los bailarines agrandaron la fiesta, abanicada por los espectadores con decenas de miles de colores al viento que formaban mosaicos como los azulejos de los Reales Alc¨¢zares.
?nicamente se puede reprochar en la previsi¨®n art¨ªstica que no se contara con los atletas, sentados ya en las sillas sobre el c¨¦sped tras haber desfilado, iban a lanzar todo tipo de destellos con sus c¨¢maras fotogr¨¢ficas, cuyos flashes rompieron la tenue luz que requr¨ªa la escena en algunos momentos.
A la izquierda del escenario, seg¨²n se le miraba de frente, permanec¨ªan firmes los pa?os de esas 203 banderas que han acudido a esta competici¨®n, apenas inquietas por la brisa.
A partir de esta ma?ana, el protagonismo ya quedar¨¢ en manos de los 2.000 atletas que esperan competir en paz por ocupar los escasos tronos que tienen destinados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.