EEUU busca apoyos a su plan de "ayuda" militar para Colombia
Los Gobiernos americanos son reticentes a una intervenci¨®n directa no solicitada por Bogot¨¢
Washington prendi¨® las se?ales de alarma ante un conflicto que dura d¨¦cadas, y autom¨¢ticamente surgieron las noticias o rumores de una intervenci¨®n militar en Colombia. "EEUU y otros amigos deben ayudar a Colombia", escribi¨® hace d¨ªas la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, y la frase son¨® a amenaza: si Bogot¨¢ es incapaz de frenar las violentas embestidas de narcotraficantes, guerrilla y paramilitares, EEUU y sus aliados acudir¨¢n en su ayuda.
Una primera misi¨®n estadounidense, encabezada por el subsecretario de Estado, Thomas Pickering, viaj¨® la semana pasada a Bogot¨¢ y Caracas para transmitir el mensaje. Ma?ana le toca el turno al director de Pol¨ªtica Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca, el general Barry McCaffrey, que inicia una gira de cinco d¨ªas por cuatro pa¨ªses. El conocido como zar antidrogas visitar¨¢ Brasil, Bolivia, Per¨² y Argentina, donde ser¨¢ recibido por los respectivos presidentes. Ninguno de estos pa¨ªses es ajeno al problema del narcotr¨¢fico, bien por ser destacados productores de hoja de coca (Bolivia y Per¨²), o por constituir un importante punto de tr¨¢nsito de la droga (Brasil y Argentina).Hay consenso entre los Gobiernos latinoamericanos sobre la gravedad de la situaci¨®n colombiana y de los riesgos que entra?a para toda la regi¨®n, pero las diferencias emergen a la hora de aplicar una receta. Brasil, el gigante latinoamericano cuyo apoyo es imprescindible para cualquier iniciativa regional, se opone a dar cualquier paso que pueda interpretarse como injerencia. "Colombia tiene que encontrar sus soluciones. No vemos que sea necesario ning¨²n tipo de intromisi¨®n, aunque sea pol¨ªtica, porque no hay ning¨²n planteamiento del Gobierno colombiano que pida esta intervenci¨®n", se?alan fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores (Canciller¨ªa) brasile?o. El Gobierno de Fernando Henrique Cardoso s¨ª parece dispuesto a reforzar la vigilancia fluvial y terrestre en la zona fronteriza del noroeste, de donde proceden los mayores riesgos para la seguridad brasile?a.
No sin Brasil
Sin la aquiescencia de Brasil, no se puede dar ning¨²n paso en Colombia, estiman en la Canciller¨ªa argentina, donde se han apresurado a desmentir la informaci¨®n seg¨²n la cual el presidente Carlos Menem, en su af¨¢n colaborador con la Casa Blanca, lleg¨® a ofrecer apoyo militar a Colombia. Las mismas fuentes admiten que a?os atr¨¢s, en los inicios de su mandato, Menem habr¨ªa sido un ferviente defensor del env¨ªo de tropas o asesores militares a Colombia.Los tiempos cambian, y hoy el Gobierno argentino, a pesar de lo publicado en la prensa de Buenos Aires, asegura que una intervenci¨®n militar en Colombia es indefendible desde ning¨²n punto de vista. Para empezar, porque el Gobierno del presidente Pastrana no ha pedido ayuda para combatir al narcotr¨¢fico, la guerrilla o los paramilitares. ?ste es el argumento de la mayor parte de canciller¨ªas latinoamericanas para apaciguar cualquier tentaci¨®n intervencionista. El presidente peruano, Alberto Fujimori, probablemente por razones de orden interno, es uno de los l¨ªderes que se han mostrado m¨¢s receptivos a los planes de EEUU para Colombia. Y ha ofrecido su colaboraci¨®n a Bogot¨¢ en labores de espionaje militar, terreno en el que Per¨² adquiri¨® experiencia en la lucha contra Sendero Luminoso y el Movimiento de los Tupac Amaru.
El presidente peruano, que se dispon¨ªa a firmar un proyecto de ley para el servicio militar voluntario, ha dado marcha atr¨¢s porque, seg¨²n ha dicho, Per¨² enfrenta una amenaza a la seguridad nacional procedente de la guerrilla colombiana, lo que obligar¨ªa al Gobierno a hacer un llamamiento a filas extraordinario y obligatorio.
Con estos gestos, Fujimori trata de recuperar el terreno perdido a ojos de Estados Unidos en su pol¨ªtica antidroga. Tras una ¨¦poca de ¨¦xitos relativos con el derribo de varios aviones utilizados por narcotraficantes, ¨¦stos han encontrado nuevas rutas y el precio de la hoja de coca ha vuelto a subir, lo que dificulta la estrategia de erradicaci¨®n con cultivos alternativos. McCaffrey ha expresado en p¨²blico su malestar por este retroceso de Per¨² en la lucha contra el tr¨¢fico de drogas. El director de la Polic¨ªa Nacional peruana, general Fernando Dianderas, ha declarado que en lo que va de a?o se han erradicado m¨¢s de 8.000 hect¨¢reas de cultivo de hoja de coca. El emisario norteamericano tendr¨¢ ocasi¨®n de contrastar las cifras esta semana en Lima.
Bolivia tambi¨¦n siente los efectos de lo que ocurre en Colombia. Durante el tiempo que dur¨® la Administraci¨®n de Ernesto Samper en Bogot¨¢, numerosos narcotraficantes colombianos se trasladaron a la regi¨®n del Chapare y a puntos de dif¨ªcil acceso en la Amazonia boliviana, donde prosiguieron su trabajo en los laboratorios de refinaci¨®n de coca¨ªna. Los ajustes de cuentas y la criminalidad han aumentado considerablemente en Bolivia. El presidente Hugo B¨¢nzer, un dictador reconvertido en dem¨®crata, se ha fijado como objetivo prioritario la erradicaci¨®n de los cultivos de hoja de coca con la ayuda de 70 millones de d¨®lares (11.200 millones de pesetas) anuales que recibe de Estados Unidos. En dos a?os han disminuido unas 8.000 hect¨¢reas anuales y se han anulado los pagos a los campesinos que mantienen tales cultivos. Pero la producci¨®n de coca¨ªna contin¨²a. En su ¨²ltima visita, McCaffrey felicit¨® al Gobierno boliviano, aunque un reciente incidente que tuvo como protagonista a un sobrino pol¨ªtico de B¨¢nzer, instructor de tropas especiales e implicado en el narcotr¨¢fico, enoj¨® a Washington, que orden¨® la suspensi¨®n de un viaje a La Paz del jefe del Comando Sur.
Relaciones cercanas
Hasta ahora, las autoridades bolivianas han guardado silencio sobre una intervenci¨®n en Colombia. A La Paz no le interesa una pol¨ªtica abierta de injerencia, pero al mismo tiempo cultiva una excelente relaci¨®n con EEUU. Cada a?o, tropas norteamericanas participan en ejercicios en el sureste, aviones Galaxy realizan peri¨®dicos vuelos de reconocimiento y una cuarentena de agentes de la DEA (la agencia antinarc¨®ticos) trabajan en territorio boliviano.El presidente Pastrana ha advertido que no tolerar¨¢ intromisiones de pa¨ªses vecinos y niega que Colombia constituya una amenaza a la estabilidad regional. Prefiere hablar de responsabilidad compartida con la comunidad internacional cuando se refiere al narcotr¨¢fico. Parad¨®jicamente, la cruzada de Estados Unidos al frente de las fieles naciones de Am¨¦rica Latina en pos de una especie de cord¨®n sanitario en torno a Colombia se produce cuando se acaba el tiempo para la entrega del canal de Panam¨¢ (en diciembre de este a?o), pieza geoestrat¨¦gica de importancia hist¨®rica en el continente. ?Simple coincidencia en el tiempo? Puede ser. Pero no es menos cierto que narcotr¨¢fico y guerrilla coexisten desde hace tiempo y no han surgido de la noche a la ma?ana, como err¨®neamente podr¨ªa deducirse a partir del s¨²bito inter¨¦s de Washington por lograr una implicaci¨®n colectiva en Colombia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.