Arranc¨® el coche
La t¨¦cnica del plusmarquista mundial se asemeja mucho al acto de empujar un autom¨®vil
La imponente progresi¨®n de Maurice Greene obedece a su aprendizaje t¨¦cnico, adquirido en los tres ¨²ltimos a?os en la escuela de John Smith, el entrenador que sucedi¨® a Bob Kersee al frente de los mejores velocistas estadounidenses. Hasta 1996, Greene era un especialista prometedor, pero sin demasiado cr¨¦dito. Acudi¨® a los Mundiales de Gotemburgo 95 y fue eliminado en los cuartos de final. En las pruebas de selecci¨®n para los Juegos de Atlanta tampoco pudo superar la segunda ronda. Le dijo entonces a su padre que no encontraba la manera de progresar en su ciudad, Kansas City, y que hab¨ªa o¨ªdo hablar de un tal John Smith, hacedor de buen n¨²mero de velocistas. Entre ellos figuraba Ato Boldon, un coet¨¢neo de Greene que le venc¨ªa sempre.Smith viv¨ªa en Los ?ngeles, y hacia all¨¢ se dirigieron padre e hijo. Un viaje de 3.000 kil¨®metros en coche. Smith vio al chico: relativamente bajo, fuerte pero no lo suficiente, sin t¨¦cnica. Le gustaron su mentalidad abierta y una cierta inconsciencia que mostraba. "Quiero ser el hombre m¨¢s r¨¢pido del mundo", le dijo. Greene entr¨® en la selecta cuadra del t¨¦cnico californiano y en apenas seis meses se convirti¨® en el mejor velocista del mundo. Dicen que John Smith, un gran cuatrocentista en los primeros a?os setenta, bebi¨® de las fuentes de la escuela del Este de Europa. Valent¨ªn Rocandio, responsable del ¨¢rea de velocidad de la Federaci¨®n Espa?ola de Atletismo, dice que Greene tiene una deuda mayor con el m¨¦todo europeo que con el americano. El nombre que surge es Valeri B¨®rzov, campe¨®n ol¨ªmpico de 100 y 200 metros en los Juegos de M¨²nich 72. La identificaci¨®n se advierte especialmente en la t¨¦cnica de salida, en lo que se denomina fase de aceleraci¨®n.
Uno de los rasgos que caracterizan a Greene es la l¨ªnea que adopta durante los 35 primeros metros de carrera. "Los americanos sol¨ªan mirar desde el principio a la l¨ªnea de llegada. Eso hac¨ªa que su aceleraci¨®n fuera menos eficaz", se?ala Rocandio. Este defecto les obligaba a comenzar muy pronto la curva de desaceleraci¨®n. Porque aunque los 100 metros es una prueba muy corta, el umbral de m¨¢xima velocidad se sit¨²a alrededor de los 70 metros, cuando a¨²n quedan 30. A partir de ese momento, la curva declina. En algunos casos de forma abrupta, en otros m¨¢s ligeramente, como suced¨ªa con Carl Lewis. O ahora con Greene, a pesar de que su t¨¦cnica es diametralmente opuesta a la de Lewis.
Si Greene lleva el tronco visiblemente flexionado hacia adelante durante la fase de aceleraci¨®n de la carrera y si la cabeza tambi¨¦n est¨¢ gacha, es para mantener una l¨ªnea recta de la cabeza a los pies. Y sobre todo para generar un efecto comparable al que se produce cuando se empuja un coche. "Cuando una persona erguida empuja un coche, su capacidad para trasladar la fuerza al veh¨ªculo es muy peque?a. Por eso para empujar es necesario mantener el tronco muy bajo, flexionarlo hacia adelante, con pasos primero muy peque?os y luego cada vez m¨¢s largos, hasta que el coche alcanza una velocidad que le hace separarse del cuerpo de quien le empuja", indica Rocandio. Es el mecanismo que utiliza Greene en la primera fase de la carrera, muy parecido a la t¨¦cnica que empleaba Borzov durante sus a?os de hegemon¨ªa.
La capacidad para desarrollar la m¨¢xima fuerza en la posici¨®n flexionada se produce en la fase de menor amplitud de la zancada. Greene interpreta esa correspondencia con gran eficacia. "Hace como los ciclistas. Utiliza pi?ones muy peque?os para acelerar mejor. Pero eso requiere un enorme gasto de energ¨ªa y equilibrio en su cuerpo". A medida que la zancada adquiere una mayor amplitud se llega a la transici¨®n que separa la fase inicial de la carrera, aproximadamente 40 metros, de la segunda parte, en la que Greene se yergue para aprovechar al m¨¢ximo la aceleraci¨®n por medio de la zancada. En esa parte de la prueba, entre los 45 y los 100 metros, Greene tambi¨¦n recuerda a los atletas de la escuela europea, como la francesa Christine Arron, entrenada por Jacques Piasenta.
Uno de los detalles caracter¨ªsticos de Greene es la obsesi¨®n por lanzar el pie lo m¨¢s hacia adelante posible. "De esa forma se produce lo que se podr¨ªa denominar el efecto cepillo. Si llevas un cepillo contra el suelo y tiras con fuerza hacia atr¨¢s, las p¨²as se dirigen hacia adelante. Lo mismo ocurre con el pie de Greene: arrastra con tanta energ¨ªa que se proyecta como un resorte. Si no metieses el pie con fuerza y en esa posici¨®n, las p¨²as quedar¨ªan orientadas hacia atr¨¢s y se producir¨ªa un freno".
Todo eso ocurre en 80 mil¨¦simas de segundo, que es el tiempo de contacto de la planta del pie con la superficie de la pista. Greene apenas deja aire entre el tal¨®n y la superficie: pisa con casi toda la planta. Por esa raz¨®n sus zapatillas, a diferencia de las de otros velocistas como Michael Johnson o Carl Lewis, llevan un refuerzo muy r¨ªgido de nailon plastificado. El efecto rebote es tremendo. En la segunda fase de la carrera, Greene corre con el tronco muy vertical, ayudado por el movimiento de sus brazos que ayudan a equilibrar los movimientos de rotaci¨®n de la pelvis. "Se corre con todo el cuerpo, no a trocitos", agrega Rocandio. En el juego de equilibrios, nada representa un papel tan importante como la colocaci¨®n de la cadera; o lo que es igual, el centro de gravedad del velocista. En ese punto se produce un movimiento pendular que algunos atletas interpretan mal porque privilegian s¨®lo una parte de ¨¦l: la que mueve los musculos anteriores de sus muslos, los extensores. Greene utiliza los m¨²sculos posteriores, los isquiotibiales y los que se acumulan en los gl¨²teos, "raz¨®n que explica que los velocistas sean tan culones". Greene es especialmente cul¨®n. Ha trabajado esa zona de su cuerpo para conseguir que el movimiento pendular alrededor de su centro de gravedad sea completo.
La correcta posici¨®n de la carrera ayuda es otra circunstancia que se aprecia much¨ªsimo en Greene o Arron. En el momento en que la pierna contacta con el suelo, el f¨¦mur y la rodilla de la otra pierna deben estar por delante de la palanca de apoyo. Eso beneficia la aceleraci¨®n, que s¨®lo comienza a decrecer en el ¨²ltimo tercio de la carrera. Se dec¨ªa que Lewis ganaba porque era el que menos velocidad perd¨ªa en el tramo final de la prueba. Greene tambi¨¦n es refractario a la p¨¦rdida, o al menos no disminuye su velocidad de manera apreciable. En el momento ¨¢lgido de la carrera, sobre los 70 metros, alcanza una velocidad de 12 m/s, (43,2 kil¨®metros por hora), el c¨¦nit del hombre m¨¢s r¨¢pido del mundo.
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