Bebeto regresa convertido en Makaay

Hace ya tres a?os que Bebeto dej¨® el Deportivo, y todav¨ªa hoy la afici¨®n blanquiazul protesta las derrotas m¨¢s dolorosas del equipo - la m¨¢s reciente, frente al Celta en el Teresa Herrera - coreando el nombre del goleador brasile?o. Hasta ahora, el Deportivo nunca fue capaz de superar el trauma de la ausencia de Bebeto, pero la nueva Liga llev¨® a Riazor noticias esperanzadoras. El tr¨¢fago de fichajes se trajo a A Coru?a a Makaay, quien ayer se estren¨® con el estr¨¦pito de las grandes tardes. Sus tres goles fueron la expresi¨®n de una contundencia desconocida desde hace tiempo en el Deportivo, que acab¨® deshaci¨¦ndose f¨¢cilmente de un rival que plante¨® m¨¢s dificultades de lo que induce a pensar el marcador. Pero el Alav¨¦s desminti¨® las previsiones: fue peligroso en ataque y blandengue en defensa.El recuerdo de Bebeto ha sembrado Riazor de cad¨¢veres de delanteros. Algunos, de ominoso recuerdo para la afici¨®n, como los estrafalarios Abreu y Manteca Mart¨ªnez, y otros, que todav¨ªa siguen en la casa, como Pauleta. Desde que el pasado a?o se convirtiera en el l¨ªder indiscutible de la clasificaci¨®n de pifias inveros¨ªmiles, el portugu¨¦s se ha ganado la animadversi¨®n de la grada. Y, con la nueva Liga, no tard¨® ni quince en minutos en recibir la primera bronca, despu¨¦s de quedarse solo delante del portero y rematar por el ¨²nico sitio que ¨¦ste tapaba.

El p¨²blico fue demasiado cruel y pronto tuvo que tragarse su mala leche. Porque Pauleta no marc¨®, pero demostr¨® una intuici¨®n inesperada para las asistencias dentro del ¨¢rea: dio dos goles a Makaay, con quien parece conectar muy bien. La productividad de la asociaci¨®n entre Pauleta y Makaay - junto a los consabidos malabarismos de Djalminha, tan celebrados en la grada como de dudoso beneficio para el equipo-fue lo mejor que pudo presentar el Deportivo en el inicio del campeonato. El portugu¨¦s recogi¨® el afectuoso reconocimiento de sus compa?eros y del propio entrenador, Javier Irureta, quien incluso se gan¨® una tarjeta amarilla por salir del banquillo y correr medio campo para felicitar a Pauleta tras una asistencia de gol a Makaay.

La generosidad del portugu¨¦s permiti¨® a Makaay convertirse en el hombre de la tarde. Pero al holand¨¦s tampoco hay que ningunearle, porque mostr¨® una eficacia aplastante. Y, adem¨¢s, en toda clase de suertes: su primer gol fue un ejemplo de oportunismo; el segundo, un magn¨ªfico cabezazo, y el tercero, una fulgurante galopada al contragolpe - tal vez su cualidad m¨¢s destacada - que inici¨® en el medio campo y resolvi¨® con serenidad ante las mismas narices del portero. Irureta tambi¨¦n le premi¨® sustituy¨¦ndole al final para que el estadio pudiese rendirse ante su exhibici¨®n goleadora.

Hasta que Pauleta y Makaay establecieron su sociedad, el Deportivo hab¨ªa iniciado la Liga bajo el signo del sufrimiento. La afici¨®n ya se lo tem¨ªa, porque el Alav¨¦s llegaba con aureola de gafe, tras haber eliminado a los coru?eses de la Copa hace dos temporadas, empatado en Riazor en la ¨²ltima Liga y ganado despu¨¦s en Mendizorroza. Los m¨¢s fatalistas se cargaron de razones en el minuto 12, cuando Morales enganch¨® un espeluznante zapatazo desde el lado izquierdo de la frontal del ¨¢rea y el ob¨²s entr¨® por el ¨¢ngulo de la porter¨ªa de Songo'o.

El gol fue producto de una de las mejores armas del Alav¨¦s, su disciplina y tenacidad para presionar al contrario. Los vascos persiguieron con insistencia un bal¨®n que el Deportivo trataba de sacar de su propio campo, acabaron rob¨¢ndolo y se lo dejaron al ejecutor Morales. El Alav¨¦s mostr¨® parte de las armas que ya se le supon¨ªan - mucho sudor y mucha aplicaci¨®n - aderezadas con ciertas novedades. Los fichajes le han aportado calidad y el equipo maneja la pelota con m¨¢s competencia. Tal vez por eso, su entrenador, Man¨¦, se ha vuelto m¨¢s atrevido y ayer sali¨® con dos delanteros. El Alav¨¦s no frecuent¨® en exceso el ¨¢rea de Songo"o, pero cuando lleg¨® arriba, siempre cre¨® confusi¨®n en la defensa deportivista, a la que pareci¨® que a¨²n le falta acoplamiento.

Pero el equipo de Man¨¦ se descompuso por atr¨¢s. El primer gol naci¨® de un grueso error de Berruet, que dej¨® que Pauleta le robase un bal¨®n de cabeza. Y la fortuna tampoco fue muy generosa con el Alav¨¦s: el segundo gol, que lleg¨® s¨®lo cuatro minutos despu¨¦s del primero y que le tumb¨® definitivamente, nunca hubiese entrado si el manso remate de Djalminha no rebota en un defensa.