Dos abogados ante un dictador impasible
Pinochet se limit¨® a exponer a sus letrados espa?oles lo mal que se siente arrestado en Londres
Era el pasado martes 10 de agosto. Los abogados espa?oles Fernando Escard¨® y Jos¨¦ Mar¨ªa Stampa, por separado, pasaban sus vacaciones un a?o m¨¢s en la ciudad balnearia de Biarritz, en el sur de Francia. Unos d¨ªas antes, el general del Ej¨¦rcito chileno Juan Carlos Salgado les llam¨® por tel¨¦fono para anunciarles que hab¨ªa llegado a Madrid y que antes de viajar a Londres, el mi¨¦rcoles 11, para reunirse con el general Pinochet, deseaba mantener un encuentro con ellos el martes 10. Los dos abogados viajaron a Madrid y celebraron una entrevista con Salgado y la abogada chilena Marisol Pe?a en la sede del agregado militar chileno, quien recibi¨® a los ocasionales hu¨¦spedes y se retir¨® inmediatamente.Antes de despedirse, el general Salgado solicit¨® a los dos abogados que se trasladaran a Londres antes del d¨ªa 20, para mantener un encuentro y una comida con el general Pinochet. Como Salgado viajaba la noche del 19 a Santiago de Chile desde Londres y deseaba estar presente, el encuentro se fij¨® para la ma?ana del 19 con una comida a continuaci¨®n. Fue Salgado quien recibi¨® a los dos abogados en el aeropuerto de Heathrow la noche del mi¨¦rcoles 18 de agosto. Seg¨²n les inform¨®, Pinochet hab¨ªa tenido ese d¨ªa una fuerte subida de tensi¨®n. El almuerzo del d¨ªa siguiente, posterior a la reuni¨®n prevista, quedaba pues cancelado. La cita tendr¨ªa lugar a las once menos cuarto, hora de Londres, (doce menos cuarto en la Pen¨ªnsula).
Fue Stampa quien habl¨® primero, tras ser presentados los abogados por el general Salgado, ¨²nica persona que estuvo presente durante toda la reuni¨®n. Stampa hizo un an¨¢lisis de lo que a su juicio es la falta de jurisdicci¨®n de Espa?a en los delitos que se imputan a Pinochet. Tambi¨¦n matiz¨® que estos delitos (torturas) ten¨ªan presuntamente un punto d¨¦bil porque, seg¨²n se dec¨ªa en los autos del juez Baltasar Garz¨®n, hab¨ªan sido practicados en centros clandestinos. De ah¨ª que era dif¨ªcil, explic¨® el letrado, imputar a Pinochet y/o al alto mando militar chileno con el conocimiento de tales hechos. Stampa explic¨® que la batalla de la personaci¨®n en el procedimiento espa?ol, seg¨²n ¨¦l, deber¨ªa llegar, si era el caso, hasta el Tribunal Constitucional.
Una vez terminada la exposici¨®n, su colega Escard¨® quiso precisar algunos puntos. Seg¨²n Escard¨®, la inexistencia de espa?oles como autores de la tortura o como v¨ªctimas de ella suponen el elemento de conexidad que se exige desde la Convenci¨®n contra la Tortura de Naciones Unidas para que Espa?a pueda ejercer la jurisdicci¨®n que se invoca. Frente a un Pinochet que segu¨ªa sus palabras sin comentario ni gesto alguno, pero siempre con la mirada atenta en su rostro, el abogado utiliz¨® los t¨¦rminos "torturante" y "torturado" para ser m¨¢s did¨¢ctico en su razonamiento. El general-senador no hizo ning¨²n intento de entrar en el fondo de las acusaciones. S¨®lo se limitaba a escuchar a sus abogados.
Tanto Stampa como Escard¨® recomendaron a un Pinochet hastiado por una perpetua llovizna, por su situaci¨®n de custodia policial y por sus achaques (diabetes, hipertensi¨®n, problemas de circulaci¨®n) que permaneciera en el Reino Unido todo lo que pudiera. El c¨¢lculo es m¨¢s o menos ¨¦ste: mientras en el Reino Unido un hombre de la edad de Pinochet, 84 a?os, no soporta la repulsa social m¨¢s que a cierta distancia (los manifestantes contra Pinochet que suelen reunirse en Virginia Water, est¨¢n autorizados a hacerlo detr¨¢s de unas vallas a no menos de 400 metros de la casa en la que reside), en Espa?a, los letrados no saben cu¨¢l ser¨¢ la situaci¨®n. En todo caso, creen que someterse al procedimiento judicial en Madrid ser¨¢ para Pinochet much¨ªsimo m¨¢s duro de sobrellevar que en Surrey. En realidad, despu¨¦s de verle frente a frente, piensan que ser¨¢ dif¨ªcil que pueda sobrevivir a la tensi¨®n psicol¨®gica a la que se ver¨¢ sometido en Espa?a.
Pinochet no hizo durante la hora y 25 minutos que dur¨® la reuni¨®n comentarios de car¨¢cter pol¨ªtico, m¨¢s bien se limit¨® a exponer su situaci¨®n de malestar personal en el Reino Unido tras 10 meses en r¨¦gimen de arresto.
El general, seg¨²n dedujeron los interlocutores, piensa que si regresa a Chile, estar¨¢ cubierto jur¨ªdicamente por la ley de amnist¨ªa que ¨¦l mismo hizo aprobar antes de retirarse, en 1990, y pol¨ªticamente, el general cree que el 40% de la poblaci¨®n le apoya. Tanto la decisi¨®n de apelar o no, ante un eventual fallo favorable a su extradici¨®n en el juicio que tendr¨¢ lugar el pr¨®ximo 27 de septiembre en Londres fueron temas abordados sin que Pinochet explicara cu¨¢l es su posici¨®n.
Casi ocho meses han pasado entre la primera y ¨²nica comparecencia de Pinochet ante el magistrado de Londres, Graham Parkinson, el pasado 11 de diciembre de 1998, y el encuentro de Virginia Water del pasado jueves 19. Ante el magistrado, Pinochet denunci¨® "los embustes de los se?ores de Espa?a" y anunci¨® "que no reconoc¨ªa m¨¢s que a los tribunales de su pa¨ªs" para juzgarle; ahora ha querido tener noticias de los se?ores de Espa?a sobre sus posibilidades de defensa en el procedimiento espa?ol. El encuentro, pues, de Virginia Water, es, como lo fue su decisi¨®n de personarse en Espa?a, una expresi¨®n simb¨®lica m¨¢s de que el general se siente, despu¨¦s de estos meses, m¨¢s cerca de Espa?a.
Fue un encuentro, en el que, durante una parte del mismo, tambi¨¦n particip¨® Luc¨ªa Pinochet, hija del general, que se hallaba en Londres. Despu¨¦s de la reuni¨®n, el general Salgado acompa?¨® a los letrados espa?oles, que esa misma tarde del 19 de agosto deb¨ªan regresar a Biarritz, v¨ªa Bilbao. Salgado, que act¨²a como enlace del Ej¨¦rcito chileno y Pinochet, les explic¨® que al fin y al cabo en Chile hab¨ªan muerto, en todo caso, tomando las cifras manejadas en Chile por el Gobierno que sigui¨® a la dictadura, unas 3.000 personas. Salgado dijo que no quer¨ªa disimular la importancia, pero que ¨¦se hab¨ªa sido el precio para evitar lo que ¨¦l defini¨® como una guerra civil. Los abogados compraron la teor¨ªa sin peste?ear y as¨ª la han repetido d¨ªas despu¨¦s. Tambi¨¦n explic¨®, en relaci¨®n al "arbitraje amistoso" en el caso Pinochet que el canciller chileno Gabriel Vald¨¦s sigue una pol¨ªtica de mayor inter¨¦s y mayor dureza que su antecesor, Jos¨¦ Miguel Insulza. Con todo, tambi¨¦n reconoci¨® que Insulza ha hecho bastante por la causa de Pinochet, habida cuenta de que fue miembro activo de la oposici¨®n a la dictadura.
Dice Goethe que la manifestaci¨®n m¨¢s terrible de lo dem¨®nico es cuando predomina en alguna persona. Contaba que observ¨® a varias de ellas. "No siempre son las personas m¨¢s sobresalientes; no destacan por su esp¨ªritu ni por su talento, y raramente por su bondad. Sin embargo, su ser desprende una fuerza monstruosa y son capaces de ejercer un dominio incre¨ªble sobre todas las criaturas e incluso sobre los elementos". Goethe dec¨ªa que el personaje que mejor encarnaba lo "dem¨®nico" era sin duda Napole¨®n, a quien conoci¨® en 1808, y que le caus¨® una enorme impresi¨®n. Pinochet, con su voz atiplada y sus 84 a?os, caus¨® en sus letrados la impresi¨®n de un hombre, no de un personaje, en una situaci¨®n de gran adversidad. Pinochet, tambi¨¦n, se interesa por Napole¨®n, y estos d¨ªas lee Memorial de santa Elena. Qui¨¦n sabe por qu¨¦.
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