Miedo al fr¨ªo en Sevilla
Un gran temor al aire acondicionado acompa?¨® a los mediofondistas espa?oles en las horas previas a la carrera
Cuatro horas antes de disputar la final de 1.500 metros, Ferm¨ªn Cacho dorm¨ªa en la habitaci¨®n de la novena planta de un hotel de Sevilla. En otra habitaci¨®n, Reyes Est¨¦vez aprovechaba a fondo la siesta. En el vest¨ªbulo, el ochocentista Roberto Parra no se extra?aba de la aparente tranquilidad de Cacho y de Est¨¦vez, protagonistas de una de las carreras m¨¢s esperadas de los Mundiales. Parra conoce bien a Cacho. Hace dos a?os se traslad¨® a Soria, donde tiene su base de entrenamiento junto a ¨¦l y Abel Ant¨®n. Tambi¨¦n sabe casi todo de Reyes Est¨¦vez. Han competido juntos desde la categor¨ªa infantil. ?Por qu¨¦ se iba a extra?ar del comportamiento normal de ambos? "Lo ¨²nico raro que he encontrado en Cacho ha sido que no me ha hablado de la final. No se ha referido a la carrera, ni a sus rivales. Por lo dem¨¢s, ha actuado como si la final fuera una reuni¨®n de verano".Parra ha convivido con Cacho desde el mi¨¦rcoles de la semana pasada. Compartieron habitaci¨®n y el temor al aire acondicionado, miedo que en Est¨¦vez casi resulta patol¨®gico. Durante todos estos d¨ªas ha circulado por las dependencias del hotel con un chaqueta de ch¨¢ndal. Manga larga y cuellos subidos. Por nada del mundo quer¨ªa que un catarro o una amigdalitis echara por tierra sus sue?os. En estos d¨ªas, Cacho ha sido menos radical que Est¨¦vez, pero tambi¨¦n huy¨® en la medida de lo posible de las corrientes de aire. En la v¨ªspera de la final, apag¨® el circuito de aire acondicionado y tard¨® un poco m¨¢s de lo normal en conciliar el sue?o. El calor de la habitaci¨®n le imped¨ªa dormir. No por mucho tiempo, porque el d¨ªa hab¨ªa sido ajetreado, con conferencias de prensa, algunas entrevistas, compromisos publicitarios.
"Es lo que m¨¢s cansa". De hecho, ayer martes no hizo su habitual siesta. "Mejor, as¨ª dormir¨¦ mejor esta noche", se dijo. Tanto Cacho como Est¨¦vez y Andr¨¦s D¨ªaz quer¨ªan dar el m¨¢ximo aire de normalidad a un d¨ªa muy poco normal. Antes de acostarse, Cacho rastre¨® alg¨²n partido de f¨²tbol por las cadenas de televisi¨®n. Apasionado del balompi¨¦, hincha irredento del Real Madrid, siempre busca el momento para ver partidos. Hay quienes le ven como un futbolista frustrado. Eso que gan¨® el atletismo.
Reyes Est¨¦vez, barcelon¨¦s, hijo de emigrantes gallegos, es del Bar?a, cuesti¨®n que motiva algunos piques menores con Cacho. La cosa no pasa a mayores porque los dos guardan buena relaci¨®n, aunque su car¨¢cter sea diferente. "Cacho es extrovertido hasta en los d¨ªas m¨¢s dif¨ªciles. Quiz¨¢ sea una manera de alejar la tensi¨®n", dice su agente Miguel ?ngel Mostaza, que tambi¨¦n se encarga de dirigir a Est¨¦vez. En alg¨²n sentido es una relaci¨®n m¨¢s estrecha, porque a Cacho le entrena Enrique Pascual. A Est¨¦vez le dirige en Barcelona el veterano Gregorio Rojo, el maestro de Jos¨¦ Manuel Abascal (el primer atleta espa?ol que consigui¨® una medalla, de bronce, en los Juegos Ol¨ªmpicos).
Gregorio Rojo no ha acudido a Sevilla. Hace algunos meses sufri¨® una grave dolencia coronaria. Este percance oblig¨® a Est¨¦vez a entrenarse junto a Cacho y Parra en Soria. Pero ha vuelto a Barcelona con su veterano mentor. En Sevilla, Mostaza act¨²a como extensi¨®n de Rojo. El agente tambi¨¦n ejerce de t¨¦cnico de Est¨¦vez en los Mundiales y en las principales reuniones europeas de verano. A media tarde, mientras Cacho y Est¨¦vez dorm¨ªan la siesta, Mostaza caminaba por una calle cercana al hotel donde se hospeda la delegaci¨®n espa?ola. Tel¨¦fono celular en mano, como es su costumbre. "No se trata de conseguir contratos para futuras reuniones. Tanto Cacho como Reyes ya tienen el calendario firmado".
Mostaza y Enrique Pascual hab¨ªan dado en la v¨ªspera algunas directrices a los mediofondistas espa?oles. Poca cosa: en el caso de Cacho, porque se las sabe todas; en el de Est¨¦vez, porque se le ve¨ªa extraordinariamente metido en lo que ten¨ªa que hacer. "Pocas veces le he visto tan enfocado en una cosa. Y mira que le conozco bien", dice Roberto Parra.
Si Cacho duerme a pierna suelta, Est¨¦vez le supera en la fama como dormil¨®n. Ayer se levant¨® a las 10.15, una hora m¨¢s tarde que Cacho. En el desayuno no hubo comparaci¨®n. Ferm¨ªn atac¨® la boller¨ªa como pocas veces. Un desayuno op¨ªparo para un atleta que anda por los 61 kilos. "Los libros de la federaci¨®n dicen que peso 65, pero estoy cuatro kilos por debajo de eso". Est¨¢ flaco, con la cara aguile?a de los atletas afinad¨ªsimos. Como Est¨¦vez. La ¨²nica decepci¨®n de Cacho fue la ausencia de peras en la cesta de frutas. Durante la ¨²ltima semana se hab¨ªa dado unos atracones espectaculares. Despu¨¦s de desayunar, se dirigieron al parque de Amate, donde trotaron durante veinte minutos junto a Parra y el fondista Enrique Molina. Hab¨ªa que soltar los m¨²sculos. No se vieron acompa?ados por casi nadie. Cuando regresaron, Reyes se reuni¨® con sus padres. La familia de Cacho tambi¨¦n hab¨ªa viajado a Sevilla, pero el atleta no estuvo con sus padres. En la comida, tomaron pasta. Luego, se dirigieron a sus habitaciones. Vieron los informativos y despu¨¦s se durmieron hasta las 17.30. "Seguro que han estado visualizando mentalmente la carrera", se?alaba Miguel ?ngel Mostaza.
Abajo, en el vest¨ªbulo, Enrique Pascual charlaba con la alcaldesa de Soria y dos concejales. Hab¨ªan acudido a Sevilla para ver la carrera de Cacho, el ¨ªdolo de la ciudad. Poco despu¨¦s bajaron los mediofondistas espa?oles. A las 18,30 se dirigieron en autob¨²s al estadio. Comenzaba la cuenta atr¨¢s, la hora de los consejos. "Detalles m¨¢s que consejos", dec¨ªa Mostaza. "Yo no s¨¦ lo que le dir¨¦ a Cacho. Surgir¨¢ en el ¨²ltimo momento y ser¨¢ lo que me salga del coraz¨®n", comentaba Enrique Pascual antes de la prueba. "Yo s¨®lo le dir¨¦ que tenga la m¨¢xima fe en s¨ª mismo. Que no tenga miedo de nadie. Porque si Reyes cree en s¨ª mismo, puede ganar". Ya no hubo tiempo para m¨¢s. Era la hora de correr.
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