Contra el calor, s¨®lo sudor
Cuando Fabi¨¢n Roncero, uno de los espa?oles que hoy correr¨¢n el marat¨®n, habla de que tiene miedo al calor e incluso prev¨¦ que le ocurra alguna desgracia a alg¨²n corredor, la gente piensa "qu¨¦ exagerado". Sin embargo, la historia de esta carrera est¨¢ jalonada de circunstancias dram¨¢ticas, generadas por lo que com¨²nmente se denomina golpe de calor. El norteamericano Alberto Salazar a punto estuvo de morir tras una carrera de 12 kil¨®metros en Los ?ngeles en 1990. Tras el marat¨®n de Estocolmo, en los Juegos de 1912, muri¨® un corredor llamado L¨¢zaro, y el italiano Dorando Pietri estuvo dos d¨ªas en coma tras el marat¨®n de 1908. Las previsiones meteorol¨®gicas que se han pasado a los maratonianos apuntan que hoy en el centro de Sevilla, por la ribera del Guadalquivir, entre las 18.45 y las 21.00 horas, la temperatura oscilar¨¢ entre 35? y 32?, y que la humedad relativa andar¨¢ entre el 35% y el 50%. Y aunque la Asociaci¨®n Americana de M¨¦dicos del Deporte considera estas condiciones estresantes, pero no peligrosas, para los atletas de ¨¦lite, s¨ª cree que no son recomendables para maratones populares.Con calor, el atleta rinde menos porque las c¨¦lulas musculares y las cerebrales funcionan peor, gastan m¨¢s gluc¨®geno y m¨¢s deprisa. La temperatura de la piel humana es de 33? cent¨ªgrados, m¨¢s o menos la temperatura a la que se desarrollar¨¢ el marat¨®n sevillana. A ¨¦sa y a temperaturas superiores, la ¨²nica forma efectiva de perder calor es sudando, un arma defensiva del cuerpo que trae consigo el peligro de la deshidrataci¨®n, lo que obliga al atleta a beber agua. Si el exterior est¨¢ m¨¢s fresco que la piel, se puede producir un intercambio de calor. Eso se podr¨ªa lograr regando el asfalto o corriendo a la sombra de los ¨¢rboles. Entonces el cuerpo irradia el calor al exterior por medio de ondas electromagn¨¦ticas. El primer problema que plantea el calor al cuerpo de un deportista se resuelve en una falsa disyuntiva. El coraz¨®n quiere sangre para cumplir su trabajo y regar los m¨²sculos, que no hacen m¨¢s que exigir ox¨ªgeno para seguir trabajando sin cesar. Y al mismo tiempo la piel tambi¨¦n demanda sangre con insistencia para quitarse de encima el calor que la aplana. En esa rivalidad siempre sale ganando el coraz¨®n. Y llega el golpe de calor. La evoluci¨®n del ser humano, al parecer, no ha previsto que en el siglo XX se practicara la burrada de este tipo de carreras. En sus or¨ªgenes, seguramente, el hombre cuando ten¨ªa calor y se cansaba dejaba de correr para cazar. Por cuestiones hereditarias y gen¨¦ticas hay atletas que soportan mejor el calor, igual que se puede decir que lo soportan mucho peor los atletas de m¨¢s de 1,80 metros de altura, porque presentan a la atm¨®sfera mayor superficie corporal.
El cuerpo, de todas maneras, se puede aclimatar a temperaturas altas, y hay estudios que se?alan que con entre 7 y 10 d¨ªas de entrenamientos progresivos bajo el calor se pueden prevenir muchos problemas.
No est¨¢ tan claro, seg¨²n los estudios, que las esponjas que se suelen exprimir los atletas por encima del cuerpo ayuden a perder calor. Pueden ayudar a mejorar la circulaci¨®n y a bajar algo la temperatura, pero su beneficio es m¨¢s psicol¨®gico que fisiol¨®gico, al parecer.
No hay nada como beber agua y s¨®lo agua. Las bebidas con sales tienen un efecto m¨¢s beneficioso s¨®lo a partir de la segunda hora de ejercicio.
Si el sistema sangu¨ªneo se queda sin l¨ªquido se produce el colapso. Pero el excesivo beber tambi¨¦n plantea problemas. No pueden pasarse bebiendo, porque los atletas de ¨¦lite, dada su enorme frecuencia respiratoria, con una ventilaci¨®n de m¨¢s de 100 litros de aire por minuto, mueven tanto el diafragma que este m¨²sculo ejerce una gran y molesta presi¨®n sobre las v¨ªsceras abdominales, lo que da al atleta sensaci¨®n de molestias gastrointestinales. El l¨ªquido debe salir del est¨®mago r¨¢pidamente para que la sangre lo absorba desde el intestino; y para que se vac¨ªe m¨¢s r¨¢pidamente es necesario, curiosamente, que est¨¦ lleno hasta arriba. Es lo m¨¢s duro. Tan duro que muchos maratonianos de ¨¦lite prefieren acabar ligeramente deshidratados antes que con molestias intestinales debidas a la ingesti¨®n de agua. Y otros piensan tanto en sus compa?eros que cuando pasan por delante de la mesa con bidones de agua, cogen el suyo y arrastran al suelo los de los dem¨¢s, para que no beban. El beber, adem¨¢s, presenta otra dificultad de tipo pr¨¢ctico: prueben a agarrar un frasco y tragar l¨ªquido braceando y corriendo a un ritmo de tres minutos por kil¨®metro, de 20 kil¨®metros por hora.
La temperatura ideal para un marat¨®n es de 12? o 13?. A m¨¢s de 25?, se rinde entre un 7% y un 10% menos. Un corredor que cubra normalmente la distancia en 2h 10m bajar¨¢ su marca entonces a 2h 16m.
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