'Reparaci¨®n' en la bas¨ªlica de San Pedro por un suicidio ante el altar
Las medidas de seguridad se revisar¨¢n antes del Jubileo del 2000
El director de prensa del Vaticano, el espa?ol Joaqu¨ªn Navarro Valls, consider¨® ayer innecesaria una nueva consagraci¨®n de la bas¨ªlica de San Pedro tras el suicidio de un hombre en su interior, el pasado jueves. Pero por la tarde, a las 17 horas, un cardenal celebr¨® el rito de reparaci¨®n previsto por el C¨®digo de Derecho Can¨®nico. El Vaticano expres¨® su preocupaci¨®n por las medidas de seguridad.
En la tarde del jueves, un hombre de 63 a?os, Benedetto Minnini, de la ciudad de Bari, en el sur de Italia, se dispar¨® un tiro en la boca a pocos metros del altar principal, bajo la c¨²pula, que s¨®lo usa el Papa. Inmediatamente despu¨¦s la zona fue aislada con una cuerda y se impidi¨® el acceso a los visitantes de la principal bas¨ªlica del catolicismo. El suicidio de Minnini fue filmado por una turista australiana, residente en Argentina, que tuvo que entregar el testimonio a la polic¨ªa romana, llamada al lugar de los hechos por la autoridad vaticana. El recinto s¨®lo permaneci¨® cerrado durante 20 minutos y los oficios religiosos continuaron con normalidad, aunque la zona donde tuvo lugar el suicidio sigue acordonada. "Contrariamente a cuanto han referido algunas voces, no hay ninguna necesidad de reconsagrar la bas¨ªlica de San Pedro. En la habitual misa vespertina de las 17.00 horas habr¨¢ un rito de reparaci¨®n, como prev¨¦ el Coerimoniale Episcoporum", explic¨® el portavoz de la Santa Sede, Navarro Valls. El ordinario de la bas¨ªlica y arcipreste de San Pedro, el cardenal Virgilio No¨¦, fue el encargado de llevar a cabo poco m¨¢s tarde ese rito con el que se repara la injuria perpetrada en un lugar de culto, tal como prev¨¦ el C¨®digo de Derecho Can¨®nico.Una iglesia se consagra cuando se abre por primera vez y se desconsagra antes de dedicarla a otros usos que no sean de culto. El canon 1.212 del C¨®digo de Derecho Can¨®nico dice que los lugares sagrados son violados cuando se realizan "acciones muy da?inas", autorizando a sus responsables a no permitir el culto en el recinto profanado hasta que no se realice un "rito penitenciario". En el caso del suicidio de Minnini a pocos metros del altar principal de la bas¨ªlica, las autoridades del Vaticano decidieron que era suficiente con pedir el perd¨®n divino para el suicida durante una misa que ya estaba programada para la 17.00 horas de ayer.
La Iglesia cat¨®lica considera el suicidio un pecado, que priva al fallecido de un entierro religioso, pero en los ¨²ltimos a?os ha suavizado esa condena diciendo que puede haber "graves perturbaciones psicol¨®gicas" que disminuyen la culpa del suicida.
Armado con un pistola
?ste ha sido el primer suicidio dentro de la bas¨ªlica construida sobre la tumba de San Pedro, el ap¨®stol que inaugur¨® en Roma la dinast¨ªa de los papas antes de morir martirizado en el circo de Ner¨®n en el a?o 67. Pero no es el ¨²nico episodio tr¨¢gico registrado en el interior de unas instalaciones visitadas cada d¨ªa por miles de personas y que recibir¨¢n a 30 millones de cat¨®licos durante el pr¨®ximo a?o jubilar, el primero del milenio, que comienza a partir del 24 de diciembre del 2000 y termina el 6 de enero del 2001.El hecho de que una persona pueda entrar en la bas¨ªlica armada con una pistola, como hizo el jueves Minnini sin problema alguno, llen¨® de consternaci¨®n a las autoridades del Vaticano encargadas de la organizaci¨®n del jubileo. Este suceso se produjo en el coraz¨®n de la bas¨ªlica, a unos pasos del altar mayor, pero en 1984 una mujer se lanz¨® desde la terraza del templo y un hombre se dispar¨® en un patio dentro de la Ciudad del Vaticano. Adem¨¢s, en enero de 1998, otro hombre se suicid¨® d¨¢ndose fuego en la plaza de San Pedro para protestar por la actitud de la Iglesia ante los homosexuales.
El caso de mayor resonancia tuvo lugar en mayo de 1998, cuando Cedric Tornay, un vicecabo de la Guardia Suiza, la reducida fuerza militar de la Ciudad del Vaticano, se quit¨® la vida despu¨¦s de asesinar al comandante Alois Estermann y a su esposa en el apartamento del matrimonio en la Santa Sede. El joven soldado hab¨ªa sido castigado por Estermann y estaba furioso porque hab¨ªa sido excluido de la lista de los guardias que iban a ser recibidos por el Papa.
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