El juego de las ocho diferencias
- La ciudad de los prolijos. Mart¨ªnez. Barcelona. Barcelona tiene, para un marciano, dos rarezas: a) es la mayor ciudad de izquierdas de la Pen¨ªnsula, y b) es la ¨²nica ciudad del mundo mundial que habla fluidamente dos lenguas y nadie se da para el pelo por ello. Barcelona es lo contrario que Bruselas y Montreal, dos ciudades biling¨¹es que gastan tan mal caf¨¦ con el tema ling¨¹¨ªstico que lo m¨¢s aconsejable es pedir el caf¨¦ por se?as. En su informe anual sobre el estado del Planeta Tierra, a los marcianos tambi¨¦n les llama la atenci¨®n que Catalu?a sea, a lo bruto y en general, una sociedad ex¨®tica en la Pen¨ªnsula. La raz¨®n: es una sociedad culturalmente protestante en pleno enclave culturalmente cat¨®lico. Aqu¨ª, ganar dinero no es pecado, aunque s¨ª que lo sea exhibirlo. M¨¢s protestantismos: cierta tendencia a defender la intimidad de la vida privada a toda costa. En ese sentido, la met¨¢fora de Catalu?a no es una sardana o una butifarra. Yo creo que es ¨¦sta: un d¨ªa estaba en el aeropuerto de Barcelona y coincid¨ª con Roci¨ªto, que avanzaba desesperada por los pasillos, mirando hacia todas partes. Nadie le hac¨ªa caso. Era una ciudadana m¨¢s. Estaba aterrorizada. Otro protestantismo extra?o de esta sociedad es su car¨¢cter democr¨¢tico. Catalu?a es la ¨²nica sociedad peninsular con una derecha democr¨¢tica. Ser¨¢ como sea, pero la derecha catalana comparte con la izquierda un m¨¢ximo com¨²n divisor democr¨¢tico. Incluso lo comparti¨®, en ocasiones, durante el Big Kahune. La izquierda catalana tambi¨¦n tiene sus rarezas. La primera lengua peninsular a la que se tradujo Gramsci fue el catal¨¢n. Gramsci, secre del PCI cuando los trenes italianos llegaban a su hora, era un pollo fascinado por la belleza del arte cl¨¢sico. Al ver que el marxismo no computaba ese input, no le ech¨® la culpa al arte cl¨¢sico, sino al marxismo. En la Pen¨ªnsula la izquierda se comporta muchas veces como si la belleza -es decir, lo contrario del dogma- fuera, snif, pecado.- Las afinidades electivas. Desde un punto de vista marciano, esta sociedad parece Jauja. Pero no es Jauja, se?ora. Comparte trazos del bestialismo hispano que parece unir a todas las sociedades hispanas. Por ejemplo, su cultura pol¨ªtica. Como la mistificaci¨®n del nacionalismo, algo muy peninsular por otra parte -verbigracia: si usted cree que Catalu?a es el pa¨ªs donde a) veranea Dios, o b) donde veranea el Diablo, es que usted tambi¨¦n es nacionalista-. Los partidos pol¨ªticos tienen el mismo d¨¦ficit democr¨¢tico en su financiaci¨®n -caso Casinos, caso Filesa-. Son tambi¨¦n aqu¨ª la mayor agencia de colocaci¨®n de la Pen¨ªnsula. Su democracia interna es de chiste norcoreano. La figura del l¨ªder carism¨¢tico es la misma. No l¨ªder = no caudillo = no rosca electoral. Los programas de los partidos son tan fiables como en cualquier parte de la Pen¨ªnsula. Los programas, como en cualquier parte de la Pen¨ªnsula, suelen reducirse al carisma del l¨ªder. Los l¨ªderes tambi¨¦n creen aqu¨ª que las instituciones que gestionan son suyas. As¨ª, Pujol, la Gene y la Catalu?a profunda -un concepto muy parecido al de la Espa?a profunda y/o al del coma profundo- se funden en uno. As¨ª, desde 1978, en Barcelona s¨®lo se ha presentado un candidato socialista a la alcald¨ªa. Los dem¨¢s han sido alcaldes que se presentaban a la reelecci¨®n -los alcaldes de Barcelona dimiten a mitad de legislatura si tienen cartas para un p¨®quer mejor, o si su deber se lo obliga, que es lo mismo-. - El carisma. Bueno. Preelecciones. Los dos candidatos reparten carisma, que es la epifan¨ªa democr¨¢tica hispana en Marbella, M¨¢laga o Catalu?a, al parecer. Me voy a Olot, que Maragall va a ver una obra de teatro; luego se pasear¨¢ por una rambla y luego cenar¨¢ con la izquierda local. Olot es un enclave de la Catalu?a profunda que, recientemente y sorprendentemente, ha optado por la izquierda en su alcald¨ªa. En Olot todo el mundo habla catal¨¢n. Incluso secuestran en catal¨¢n. El catal¨¢n, por cierto, es como el castellano, o el ingl¨¦s, o el chino, pero en catal¨¢n. Me armo un pitote en Olot. Llego tarde a Olot. Pregunto a algunos olotinos c¨®mo ha ido la cosa. Me dicen que Maragall es: a) "molt simp¨¤tic"; b) "molt seri¨®s" -extra?amente, los puntos a) y b) son piropos en Catalu?a-; c) -traduzco- "este a?o habr¨¢ cambio"; d) -traduzco- "?pero ha venido Maragall?"; y e) -traduzco- "pues otro pol¨ªtico".
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