Pedroso gan¨® de largo
El cubano se llev¨® el oro por 16 cent¨ªmetros , pero con una marca id¨¦ntica a la que Lamela logr¨® en Maebashi
Llegada su hora, Yago Lamela confirm¨® punto por punto las expectativas que ha despertado en un pa¨ªs siempre escaso de saltadores y velocistas. Luch¨® contra la ansiedad de forma admirable, con un gasto tremendo de energ¨ªa porque sus saltos fueron largos pero cargados de tensi¨®n. "Est¨¢ duro", dijo Ram¨®n Cid despu¨¦s de los dos nulos que hizo en el segundo y tercer intento. Duro por la ansiedad, por el deseo de batir al cubano Iv¨¢n Pedroso y escalar hasta el primer puesto en la jerarqu¨ªa de los saltadores. En su voluntad de alcanzar la victoria frente al fenomenal Pedroso, se apreciaba el cambio que se ha producido en el deporte espa?ol en esta d¨¦cada.Yago representa a una generaci¨®n que desconoce el victimismo que tanto da?o hizo a nuestro deporte. No vive en la abundancia de medios, se entrena en un gimnasio rodeado de ni?os y no disfruta de la vida palaciega de las grandes estrellas de otros deportes. Sin embargo, su actitud corresponde al tipo de atleta que surgi¨® de Barcelona 92, chicos sin prejuicios que compiten contra los mejores como si fueran los mejores. "Antes ve¨ªamos a un alem¨¢n, un ingl¨¦s, un ruso y nos qued¨¢bamos impresionados. Les mir¨¢bamos desde abajo", dice su entrenador, Juanjo Azpeitia. "Ahora les ven sin ning¨²n complejo. Gente como Yago cree que puede ganar a cualquiera".
No gan¨® a Pedroso, y no se sinti¨® desolado por ello. "Tendr¨¦ m¨¢s oportunidades", coment¨® Yago despu¨¦s de una tarde intensa, presidida por una atm¨®sfera el¨¦ctrica. 50.000 personas coreaban su nombre y bat¨ªan palmas en cada uno de sus saltos, un impulso desconocido en Espa?a, donde la longitud ha pasado casi inadvertida, incluso en la ¨¦poca de Antonio Corgos, un excepcional saltador que nunca alcanz¨® el reconocimiento que merec¨ªa.
La gente se identifica con Yago por su calidad como atleta y por su car¨¢cter: un muchacho joven, espont¨¢neo, sin malear por la fama, a pesar de la s¨²bita celebridad que le ca¨ªdo encima en apenas cinco meses, desde su medalla de plata en el Mundial de pista cubierta que se disput¨® el pasado marzo en Jap¨®n.
En Sevilla, Yago sab¨ªa que se enfrentaba a m¨²ltiples retos. No s¨®lo compet¨ªa contra Pedroso. Tambi¨¦n lo hac¨ªa contra las expectativas que hab¨ªa creado en una prueba que transporta al atletismo espa?ol a otro estado. Una prueba que vive tiempos de regresi¨®n en Europa frente a la hegemon¨ªa de los saltadores caribe?os o estadounidenses. Esa rareza convierte a Yago en una de las grandes atracciones de nuestro atletismo. Eso le agranda, pero a la vez le sujeta a grandes presiones. De ah¨ª el extraordinario m¨¦rito que tuvo su clasificaci¨®n para la final en el ¨²ltimo salto. All¨ª sufri¨®. En la final, disfrut¨®. "Comet¨ª errores, pero me lo pas¨¦ como un enano", dijo.
Desde el primer salto supo que estaba en condiciones de pelear por uno de los tres primeros puestos. Salt¨® 8,34 metros, marca que le alejaba de cualquier inquietud. Pod¨ªa dedicarse a buscar un gran salto. Quiz¨¢ lo intent¨® con demasiada vehemencia. De ah¨ª el comentario de Cid. "Est¨¢ muy duro. Busca la tabla, pero le cuesta encontrarla. No le viene la tabla a ¨¦l". Cid hablaba en la jerga de los saltadores. Ven¨ªa a decir que le faltaba una punta de naturalidad en sus saltos. Hizo dos nulos y estuvo en una posici¨®n delicada tras un largo salto del esloveno Gregor Cankar, que hizo 8,36 y coloc¨® a Yago en el tercer puesto. La respuesta de Lamela fue fulminante: una carrera de 42,5 metros hasta la tabla, 20 zancadas, 37,8 kil¨®metros por hora de velocidad. Todo lo que ha preparado durante tanto en las pistas de San L¨¢zaro. Entr¨® como un tiro y salt¨®. Entre la puntera de su pie y la tabla, no hab¨ªa medio cent¨ªmetro. Posiblemente la validez de ese salto se debi¨® a la obcecaci¨®n de su entrenador, que lim¨® el d¨ªa anterior todos los dientes de pl¨¢stico que coronan la puntera de la zapatilla. Con esos dientes, se habr¨ªa producido el nulo.
Yago salt¨® 8,40 en ese cuarto impulso y volvi¨® a la segunda posici¨®n. La primera era privilegio de Pedroso, que hizo otra demostraci¨®n de clase y naturalidad. No pareci¨® muy r¨¢pido, y hasta dio la impresi¨®n de tener alg¨²n tipo de problema muscular en sus piernas. Poco import¨®.
Pedroso pertenece a la raza de los grandes campeones de la longitud. En su tercer salto alcanz¨® los 8,56 metros. Una distancia simb¨®lica: la de Yago Lamela en los Mundiales de pista cubierta de Maebashi. All¨ª fue segundo el espa?ol. Le super¨® Pedroso. Volvi¨® a hacerlo en Sevilla. Conociendo a Yago, eso supone un desaf¨ªo para el pr¨®ximo a?o. Tiene una aventura que cumplir. S¨®lo ¨¦l la sabe. Pero cuando lo consiga, tendr¨¢ que derrotar a Iv¨¢n Pedroso, el hombre que ejerce de jefe en el salto de longitud.
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