Noche de arte y ensayo
Uno va por la calle a las tantas de la ma?ana y se tropieza con un se?or de blanco que lanza fuego por la boca. Sorprende bastante. Pero cuando los j¨®venes de Alhaur¨ªn el Grande -un pueblo malague?o de 18.000 habitantes, cuyo nombre significa Jard¨ªn de Al¨¢- se arreglaron y salieron este fin de semana ya deb¨ªan saber lo que se les ven¨ªa encima. Adem¨¢s de los bares de siempre, hab¨ªa teatro en los balcones y las aceras, un pasacalles futurista y festivo -de ah¨ª ven¨ªa el mechero humano de antes-, un concurso de karaoke, exposiciones de fotograf¨ªa, juegos en la calle, una luna enorme y, en general, mucho ruido y mucha fiesta. "Lo que queremos es invadir el espacio de la movida con actividades culturales, aprovechando que el p¨²blico ya est¨¢ ah¨ª", explica Francisco Conejo, del PSOE, concejal de Juventud y Deportes del Ayuntamiento de Alhaur¨ªn, y adem¨¢s responsable del ?rea de Juventud de la Diputaci¨®n Provincial, y parlamentario andaluz. "Se trata de dar alternativas, ideas nuevas". El proyecto se llama Talento sin techo y se ha puesto en pr¨¢ctica entre el 25 y el 28 de agosto, con m¨¢s ¨¦nfasis en el viernes y el s¨¢bado. Conejo, que tiene 25 a?os, confiesa que le falta tiempo para salir de copas en la zona del Camino Gerald Brenan, donde est¨¢ la mayor¨ªa de los locales de Alhaur¨ªn. Sus convecinos deben andar menos ocupados, porque la calle es un hervidero de gente de todas las edades. "?Y este esc¨¢ndalo qu¨¦ es?", pregunta risue?a una se?ora. Conejo se?ala que est¨¢n haciendo un esfuerzo por no molestar a nadie: "Convivir es muy importante". S¨ª que conviven, cada cual en un espacio. Los m¨¢s j¨®venes han tomado por asalto los puestos de los juegos. Hay tenis de mesa, un minigolf, shuffle-ball (se juega con raquetas de pl¨¢stico y pelotas con plumas), y hasta un nost¨¢lgico scalextric. Los monitores del Instituto Andaluz de la Juventud se encargan de poner orden a esta parte de la fiesta, y ofrecen adem¨¢s, en las tiendecitas blancas que han sembrado por la acera, informaci¨®n sobre temas de inter¨¦s para la juventud: sexo seguro, sida, drogas, asociacionismo... Los adolescentes pasan por all¨ª, pero se quedan m¨¢s tiempo en los escenarios que ofrecen m¨²sica y teatro. Y los adultos se sientan en las terracitas, cenan y lo miran todo con aire benevolente. La oferta es variada. En el pub K-2 hay una exposici¨®n de fotograf¨ªa: ?ngeles ca¨ªdos, de R. Robles Rafatal. Fuera, en la calle, otra colecci¨®n de fotos reproduce las actividades que escoge la gente de Alhaur¨ªn para divertirse, desde los Carnavales a la Feria, pasando por la Semana Santa. A dos pasos se puede ver una exhibici¨®n de loros de muchos colores y muy mal humor. Y el teatro tambi¨¦n est¨¢ all¨ª mismo. Cuatro actores de aspecto inquietante han tomado un balc¨®n cercano. Parecen salidos de un manicomio medieval; no se entiende bien lo que dicen, pero queda claro quien manda, un muchacho alto, vestido de morado, que parece un cardenal antiguo en peregrinaci¨®n a Santiago. As¨ª que cuando baja a tierra firme y se mezcla con el p¨²blico, los dem¨¢s le siguen obedientes. Gritan, bailan, traen comida, se embadurnan los unos a los otros con ella, agitan botellas de gaseosa, se tiran espaguetis a la cabeza. El p¨²blico se divierte y aplaude. Aunque sea moderno, lo entienden y lo disfrutan. Pero lo que resulta verdaderamente subversivo es el concurso de karaoke. En el escenario, tres muchachos desafinan gravemente en su interpretaci¨®n del Porrompomp¨®n. Luego vendr¨¢ Una chica yey¨¦. Son las cosas del arte, que es multiforme.
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