El porqu¨¦ de la cosa
- Commonwealth Gilipower. La L¨ªnea es el ¨²ltimo municipio antes de Gibraltar. Naci¨® en el siglo XIX. Viv¨ªa del comercio con Gibraltar, del trabajo en Gibraltar y del dinero que dejaban all¨¢ los gibraltare?os, que practican la segunda residencia y el ocio en La L¨ªnea -en Gibraltar no hay espacio para una pista de polo; adem¨¢s, los monos birlar¨ªan la pelota en cuanto alguien chutara fuerte-. Cuando Franco cierra la verja, en La L¨ªnea viven 120.000 personas. La mayor¨ªa trabaja en Gibraltar. Franco les hace el lock-out. La L¨ªnea pierde casi el 50% de su poblaci¨®n, que practica el vente-palemania-paco. En el 78, en La L¨ªnea gan¨® el PSOE. En 1995, el PP. Este a?o ha ganado el GIL. Por KO. La L¨ªnea, 30% de parados. ?Qu¨¦ ha pasado en La L¨ªnea? ?Quienes son el GIL? ?Por qu¨¦ el GIL es la canci¨®n de este verano? No se vayan, amigos. - La dejadez. Again. Bueno. Llego a La L¨ªnea. Ciudad cutre, repleta de escombros. La primera impresi¨®n es que no se sabe si La L¨ªnea est¨¢ a medio construir o a medio derrumbar. Visita al Ayuntamiento, un antiguo palacete de un gibraltare?o. El alcalde -el prototipo de alcalde GIL: un profesional financiero madrile?o que aterriza por el procedimiento by the face en la cabeza de una lista electoral- est¨¢ de vacaciones. Me recibe el teniente de alcalde, que es de La L¨ªnea, como la mayor¨ªa de los concejales. La est¨¦tica del recibimiento es 180 grados diferente a la del recibimiento a un periodista en Marbella. Buen rollo. Coreograf¨ªa de transparencia. Acopio de ofrecimiento de informaci¨®n. Hasta me dan una botella de agua. Muy buena. Glu-glu. El teniente me explica la filosof¨ªa GIL: a) gesti¨®n del Ayuntamiento desde una perspectiva de empresa, y b) sustituci¨®n de pol¨ªticos por t¨¦cnicos. A veces tiene lapsus y llama "clientes" a los "ciudadanos". En un mes de gobierno ya le han dado un tute a la situaci¨®n, empezando a tope con los dos grandes temas que ponen m¨¢s calientes al GIL y a sus electores: la limpieza p¨²blica y el orden. El mes que viene el cuerpo de poli local pasar¨¢ de 80 miembros a 160. Vamos a una habitaci¨®n con mesa de reuniones. Varios jefes de ¨¢rea explican su trabajo en un mes y medio de gobierno. Es sorprendente. Sobre todo porque implica que en 20 a?os nadie hab¨ªa hecho nada. ?Por qu¨¦? Cuando estamos a punto de irnos, un concejal toma la palabra. Mi impresi¨®n es que se trata de alguien que est¨¢ en el siglo, y que sabe distinguir entre Gil y, pongamos, Olof Palme, y que eso le crea cierto v¨¦rtigo. Dice: "Todo el mundo cre¨ªa que La L¨ªnea no ten¨ªa futuro. Con amigos del cole siempre habl¨¢bamos de que aqu¨ª no hab¨ªa futuro. Un d¨ªa surgi¨® una opci¨®n, el GIL. Pod¨ªa haber sido otra. Gente que no hac¨ªa pol¨ªtica se meti¨® a ello. Decidimos jug¨¢rnosla a una carta. La idea fue fermentando en toda La L¨ªnea. Ganamos. Ahora es la oportunidad de hacer cosas". Insisto: ?qu¨¦ ha pasado en La L¨ªnea en 20 a?os? O, lo que es lo mismo, ?por qu¨¦ no ha pasado nada en 20 a?os?
- ?Qui¨¦n mat¨® a Liberty Valance? Paseo por La L¨ªnea. En coche. Con el teniente. Solares que, por primera vez, han sido limpiados de escombros. Playas a las que, por primera vez, se les ve la arena y duchas, y bidones. Una ciudad, por primera vez sin basura, en la que los ciudadanos raros han empezado a desaparecer, zas, como ninjas, que es como desaparecen las personas y todos los sitios donde hay desaparecidos. Nos paramos en el paseo mar¨ªtimo -no puede ser m¨¢s cutre-, y contemplamos el punto de conexi¨®n entre el GIL y Gil: los negocios inmobiliarios. El futuro de La L¨ªnea ser¨¢ su orientaci¨®n hacia el turismo de ¨¦lite, para lo cual ser¨¢ necesario cambiar la reglamentaci¨®n local, que s¨®lo permite cuatro plantas, por ejemplo. ?ste es el gran fil¨®n. Dentro de uno, dos o tres a?os, La L¨ªnea saldr¨¢ en la prensa por pitotes relacionados con este tema. Los chicos del GIL me siguen ense?ando todo con un dedo. Est¨¢n orgullosos de su pueblo, que, por fin, est¨¢ limpio y en orden. Cuando se cruzan con un adolescente en moto, paran y le obligan a ponerse el casco. Le obligan al orden. Me recuerdan a los comit¨¦s de ciudadanos honestos de las pelis del Oeste, que en la primera escena de la peli hacen una reuni¨®n en la iglesia y contratan a un pistolero para que elimine al mat¨®n que aterroriza el pueblo. Y la l¨ªan. Y ya no puede parar la peli. Y la peli acaba mal. Insisto, y ¨¦sta es la explicaci¨®n del GIL: ?por qu¨¦ nadie ha hecho nada en La L¨ªnea en 20 a?os?
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